Su gruñido reverbera por el Corarg como si el bosque estuviera hecho de hojalata... o como si no la quisiera ahí; las ramas se sacuden, la nieve acumulada en ellas cae sobre sí misma y su Clan, las pocas criaturas que se negaban a invernar corretean por ahí y por allá chillando y todo el lugar simplemente habla. Los acusa de abuso, de violar un territorio que no les pertenece y que nunca iba a hacerlo.
Bakugo Mitsuki había caminado sobre la tierra por más de un siglo, había recorrido el mundo entero cazando rebeldes, antisociales y traidores, se había enamorado y había tenido un hijo. Era la líder del Clan de cambiaformas más conocido del mundo mágico, la guerrera más narrada del lugar. Y sin embargo, y sin embargo ese lugar la rechazaba. Ella podía sentirlo en los huesos, lo mucho que el Corarg deseaba que se largaran de ahí; él los había dejado pasar sin conocer sus intenciones, y, ahora que las sabía, quería arrancárselos como si fueran una mala hierba.
Lo que era curioso, teniendo en cuenta de que estaban ahí buscando a un Maldito, y que los Malditos no eran bienvenidos en muchos lugares.
Y Mitsuki era una experta en el tema; su único hijo era uno. Katsuki se había pasado la vida lidiando no sólo con los murmullos compasivos de la gente atravesando sus oídos, sino que también aguantando sentir como la naturaleza intentaba apartarlo de su camino, engañándolo para que se perdiera y jugando con él para que dejara de luchar. Los Lynx, al menos, nunca habían necesitado permanecer en ningún lugar por mucho tiempo, lo que le daba una pequeña ventaja a Katsuki, pero aun así el único lugar donde lo recibían era el Bosque de Astana, y eso era solo porque las Verano eran, en parte, cómplices de que su niño hubiera recibido la Maldición.
¿Pasaría lo mismo con el Corarg y el lobo que estaban buscando? El bosque estaba lleno de criaturas mágicas invernales que, a pesar de convivir con un pueblo de cazadores, parecían vivir en paz ¿Tendría que ver eso con el miedo que la gente tenía al lobo? ¿Por eso el bosque lo protegía? Mitsuki no podía saberlo; ella no era una hada, mucho menos un ent, como para comunicarse con el lugar.
Pero si entendía lo que sucedía; incluso si hubiera pistas que lo llevaran hasta el lobo, el Corarg nunca les permitiría hallarlas. Podrían pasarse una década entera buscando o haciendo guardia en el lugar y nunca verían ni un solo indicio de su presa.
"Estúpido bosque cursi".
Exasperada, se transforma, y mientras espera a que los demás siguieran su ejemplo, se pone de pie y mira a su alrededor: una camada de zorros nevados tenían sus ojos oscuros clavados en ella casi con odio, sus colas de blanco absoluto erizadas; un reno de plata, gris claro y majestuoso, golpeaba la nieve fresca con sus cascos como amenazándola, las finas cadenas de hielo que colgaban de sus astas tintineando con el movimiento; un grupo bastante grande de liebres lagmitas parecían fruncirle el ceño desde debajo de un arbusto congelado, mostrándole los dientes en desprecio; y, tal vez lo peor de todo, un grupo tan grande de libélulas banquisa revoloteaba tan cerca de ella que casi quería salir corriendo.
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◤Heaven◢ [KatsuDeku]
Fanfiction❝El rugido de los leones, el aullido de los lobos, la cólera del mar tempestuoso y la espada destructora son porciones de la eternidad demasiado grandes para el ojo del hombre❞ -William Blake. Escapando de monstruos a los que no ve, luchando en bata...