VI - ❝El chico con aroma a caramelos lanza una flecha❞

1.2K 190 190
                                    

Katsuki pestañea repetitivamente mientras una puerta de madera vieja, con bisagras chirriantes, sarro y algo de moho en la parte inferior, se cierra detrás del chico bonito que olía a caramelos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Katsuki pestañea repetitivamente mientras una puerta de madera vieja, con bisagras chirriantes, sarro y algo de moho en la parte inferior, se cierra detrás del chico bonito que olía a caramelos. Los mejores caramelos del jodido mundo, probablemente. ¿Existían los caramelos de miel? Porque sería a esos. A Katsuki le gustaba bastante la miel, era una de las razones por las que el Bosque de Astana, que tenía plantas e insectos hechos de esta, había sido uno de sus lugares favoritos de niño.

Como sea, no es como si eso no hubiera cambiado totalmente desde entonces.

Y por otro lado ¿En qué mierda estaba pensando? ¿Era así como se sentían las personas que consumían hierba de la luna?

Estaba algo mareado. Y muy rojo.

Y emocionado sin razón alguna.

¿Era eso jodidamente normal?

Katsuki no tenía ni idea, pero eso no evita que una pequeña sonrisa se formule en sus labios. Se sentía ligero. Tranquilo.

Como un tarado, pero uno feliz, al menos.

Hace mucho que no le sucedía.

De hecho, no le sucedía desde...

"Oh mierda. Mierda, mierda, mierda...". Alarmado y con la sensación de vaga felicidad desvaneciéndose, Katsuki mira hacia abajo, hacia sus piernas.

Había dado un paso. Habían dado un paso.

Cosa que no tenía ningún sentido.

Y es más, hace un momento estaba a punto de explotar y ahora...

Se lleva una mano al pecho, ubicándola sobre su corazón; latía normalmente, como si ese chico hubiera puesto un alto total en sus emociones. Como si, de alguna forma, solo una mirada suya lo hubiera tranquilizado.

Lo cual no era posible.

No era malditamente posible y aun así...

Vuelve a levantar la mirada, da otra profunda inhalación. Y luego gruñe, porque no podía distinguir ese olor dulce en una taberna, donde todo apestaba a alcohol, humo, sudor y penas ahogadas. Katsuki frunce el ceño. ¿Qué había pasado? Cuando ese chico lo miró fue como si el mundo hubiera brillado con fuerza, como si de repente todo fuera posible y tuviera sentido. Se había sentido como una caricia al alma, como si pudiera quedarse ahí, bajo la nieve, mirándolo toda la vida.

Y luego, su voz. "— ¿Quién...?", había preguntado; un susurro tan bajo y tan suave que no podría haber sido para Katsuki. El chico probablemente solo se confundió al reconocer a un desconocido. Pero su voz... ronca, suave, bonita. Como si no la utilizara mucho o lo hiciera demasiado.

La música de las hadas no era tan placentera de escuchar como esa voz.

Pero, también, la música de las hadas era la primera música que nadie jamás había tocado; un sonido que podía salvar vidas y arrebatarlas, capaz de hacer salir el sol y florecer cualquier cosa o traer la noche eterna y pudrir cada planta, cada ser vivo sobre la faz de la tierra.

◤Heaven◢ [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora