❝ Kim Jiwoo, poseedora de un carácter sumamente infantil que te hace olvidar que tiene veintitrés años, unas facciones que le dan la apariencia más adorable aún esté molesta y una sonrisa que puede enamorar a cualquiera. Pero lo más importante, ella...
El día aún no iniciaba y ya estaba pensando en tu hermosa sonrisa de niña. Mi reloj indicaba que eran las cinco, no había podido dormir en toda la noche por pensar en ti querida Jiwoo.
Las sábanas estaban desordenadas sobre mi enorme cama gracias a las mil vueltas que había dado intentando conciliar el sueño, tu bonito rostro no me dejó en toda la mísera noche.
Ya había pasado alrededor de un mes desde la última vez que nos vimos.
— Vuelve — susurré al aire pensando en la última vez que tuve contacto con tus suaves y esponjosos labios.
Faltaban cuatro horas para ir a mi trabajo, tomé el control de la televisión entre mis manos con pereza. Decidí colocar el canal de entretenimiento, siempre en las madrugadas pasaban películas de bajo presupuesto o un insípido comercial.
Pero no esperé verte en la pantalla con tu perfecta sonrisa, ¿desde cuándo aparecías en películas?
Miré con atención la enorme pantalla del televisor mientras me reincorporaba del mullido colchón, sonreíste a más no poder al sujeto que se encontraba frente a ti con un ramo de flores. Ambos usaban uniforme escolar.
— ¡Oppa muchísimas gracias! — exclamaste con alegría tomando el ramo entre tus delicadas manos para luego olerlas, te ves muy linda.
— Es lo menos que puedo hacer por ti pequeña —respondió acariciando tu cabello con cariño, lo miraste aun sonriendo. — Tengo algo que decirte Hee.
— ¿Mm? ¿Pasó algo oppa? — preguntaste con curiosidad dejando de sonreír.
Una música romántica de quinceañera sonó de fondo, empezaron a caer varios pétalos de los árboles de cerezo que estaban de fondo y la pantalla pareció tomar colores más vivos. No, por favor que no sea lo que creo.
En vez de que el chico hablara hizo algo, se agachó hasta quedar a tu altura y juntó sus ordinarios y feos labios con los tuyos formando un beso, uno que si yo fuera él lo consideraría un total privilegio.
Recuerda que solo es una maldita película, cálmate ahora Sooyoung.
Suspiré relajando mis facciones mientras pasaba mi mano derecha por mi negra y larga cabellera, era solo una película en la que estabas participando. Solo estabas haciendo tu trabajo, debo respetar eso.
Pero estoy totalmente segura de que si ese sujeto se me cruza en la calle no dudaré en darle una patada en su estúpida cara, y sí, soy consciente de que te enojarías tanto hasta tener la cara roja y yo tendría la prueba de que eres demasiado adorable.
Sonreí inconscientemente al ver la gran sonrisa en tu rostro al separarte del chico, el timbre del departamento sonó.
Fruncí el ceño bajando de mi cama para ir a la puerta, ¿quién demonios creía que era buena idea visitarme a esta hora?
— Unnie — dijiste mirándome con ojos de cachorrito y esa esplendorosa sonrisa, vestías una sudadera con el dibujo de un pingüino en el centro, un par de jeans azules y un par de zapatillas blancas como la leche. Noté que usabas la boina que te regalé por tu cumpleaños.
Sonreí y te abracé, tus delgados brazos se aferraron a mi cuello y recostaste tu cabeza en mi pecho. Mi corazón saltó de alegría regocijándose en el amor que sentía hacia ti, espera, ¿amor?
¿Acaso te amo?
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