La habitación de mi padre estaba repleta de cuadros de mi madre y él en su boda, me senté en la pequeña cama observando el ambiente para asegurarme de que estaba viviendo bien en aquel asilo.
Mi padre se encontraba en el baño, las enfermeras dijeron que tenía que hacer una muestra de orina y luego podría estar conmigo a solas.
Te encontrabas en mi casa haciendo Dios sabe qué, quise llevarte para que hablaras con mi padre ya que hacía mucho tiempo que no lo veías, sin embargo, te negaste diciendo que a lo mejor en otro día iríamos las dos juntas a llevarlo a un restaurante por su cumpleaños. El cual no estaba tan lejano.
— Sooyoung. — me llamó mi padre desde la puerta, volteé sonriéndole enormemente mientras me levantaba de la cama.
— ¿Ya hiciste tu análisis? — pregunté un poco preocupada mientras me acercaba a él, desde que era pequeña siempre tuvo la fama de ser rebelde y algo terco.
— No soy un maldito niño, mocosa. — renegó ingresando a la habitación con ayuda de su bastón, reí levemente mientras lo seguía. — Ya le di el frasco a las enfermeras.
Asentí observando como tomaba asiento en el sofá rojo que estaba en una esquina al costado de un estante lleno de libros y revistas, algunas de ellas solían ser de mi madre.
— ¿Como has estado? ¿Te tratan bien aquí? — pregunté suavemente rondando un poco por la habitación.
— Es mejor que el hotel al que fui con tu madre en nuestra luna de miel. — ironizó colocándose sus lentes y tomando un periódico que descansaba sobre una pequeña mesa.
— Hablo en serio. — hablé frunciendo el ceño y estirando mis labios en una línea recta. — Sabes que a la primera que te atiendan mal los puedo demandar a todos.
Mi padre ahora rodaba los ojos negando con la cabeza, ya había pasado alrededor de cinco años que llevaba viviendo en este lugar. Desde un inicio yo no estuve de acuerdo con la idea de los asilos, pero él insistió en este lugar desde la muerte de mi madre. Este lugar le traía recuerdos de ella ya que solía trabajar aquí cuando era joven.
— Por algo eres abogada. — rio leyendo el periódico. — Ya te dije, sé cuidarme solo.
— Ajá, cuando alguien intenté robarte le darás con tu bastón en la cabeza. — reí mirando un recuadro de nosotros con mi mamá, solté un gran quejido acompañado de varios insultos al sentir como mi padre me había golpeado con el palo de metal en la espalda.
— No puedo entender como es que Jiwoo te soportaba. — mascullo él para sí mismo sosteniendo un rosario que llevaba siempre en el cuello, fruncí el ceño al verlo.
— Aún me soporta, seguimos juntas papá.
Escuché como su bastón caía al suelo, volteé un poco asustada de que pudiera encontrarse en el suelo. Sin embargo, había dejado de leer su periódico observándome con sorpresa y confusión ¿Acaso había dicho algo raro? ¿En serio le sorprendía que Jiwoo y yo siguiéramos juntas?
— ¿Pasa algo papá? — pregunté confundida, mi papá abrió la boca y parecía buscar las palabras para decir algo.
— ¡Señor Ha! — escuché la molesta voz de Kahei, mi papá volteó a verla al mismo tiempo que yo lo hacía. Solo que él sí se veía contento con la inesperada visita de ella.
Kahei vestía una falda blanca con un polo manga larga a rayas, su cabello rosado estaba amarrado en una coleta alta. Totalmente opuesta a mí que vestía de negro prácticamente.
— ¿Como has estado, niña? — preguntó él con voz suave acomodando su lentes, levanté su bastón del suelo y se lo acerqué. Kahei me dio un rápida mirada y se dedicó a hablar con mi padre.
Tomé mi celular para ver la hora, empezaba a hacerse tarde por lo que tuve que despedirme de ambos para regresar a casa para estar contigo.
— Me voy papá, vendré la próxima semana. — anuncié acercándome para abrazarlo. — Hasta luego Kahei.
°°°
— ¡Bebé! ¡Ya llegué! — hablé con voz alta mientras ingresaba a mi departamento con nuestra cena.
Dejé la comida en la mesa del comedor mientras volvía llamarte, pero no respondiste. Con miedo, corrí a la habitación principal para ver si estabas durmiendo. Pero no.
¿En serio te habías ido otra vez?
Pasé una mano por mi cabello mientras bufaba, no era posible que volvieras a irte en tan poco tiempo sin avisar. Usualmente cuando estabas conmigo te quedabas alrededor de una o dos semanas, incluso hubo una vez en la que te quedaste un mes entero.
De pronto escuché ruidos provenientes de la cocina, fruncí el ceño mientras me acercaba a esta con curiosidad.
Al abrir la puerta te vi sentada en el suelo acompañada de varias envolturas de dulces a tu alrededor, volteaste con una galleta entre tus manos mientras me mirabas en silencio.
— ¿Quieres?
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BABY。 ♯CHUUVES
Fanfiction❝ Kim Jiwoo, poseedora de un carácter sumamente infantil que te hace olvidar que tiene veintitrés años, unas facciones que le dan la apariencia más adorable aún esté molesta y una sonrisa que puede enamorar a cualquiera. Pero lo más importante, ella...