Parte 33

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Tengo que admitir que lo peor del viaje fue la turbulencia, pues mi tobillo me dolía al moverse. Con las pastillas del dolor, caí dormida después de como media hora. La mayoria del tiempo de vuelo me la pasé dormida, desperté cuando faltaba una hora para aterrizar.
Mirando por la ventana sentí tranquilidad viendo los cerros. Ya estaba tan cerca de mirar a papá y estar en mis tierras. Antonio se sentó enseguida de mi y me dio un beso.
AA:"Como te sientes"?
Yo:"Aún duele, pero la emoción cubre el dolor".
AA:"Que es lo primero que quieres hacer cuando lleguemos"?
Yo:"Estar con papá y visitaré a Atanasio después".
Asintió y se levantó a darme la siguiente pastilla para el dolor.

Atanasio es mi hermano, pero ya no está con nosotros, lo mataron los contrarios, y ahora tengo a un ángel más que me cuida desde el cielo. Desde que vine a Sinaloa de vez en cuando paso por el panteón a visitarlo y a hablar con el. Su tumba es muy hermosa en un mausoleo enorme. Ya se acercaba su aniversario luctuoso, quién podría creer que habían pasado 3 años ya de su muerte. No pude estar aquí para velarlo ni nada, pero si lo conocí, me comunicaba con el y mis papás por llamadas cuando estaba en Texas.
Tanto tiempo estuve en mis pensamientos que la hora se paso volando y empezamos a descender. La emoción de por fin poder ver a mi papá me consumía, con mi mano jugaba con un popote metálico que estaba al lado mío intentando calmar mis ansias. Mas cerca empeze a mirar el suelo y mi emoción siguió creciendo. Cuando porfin tocamos tierra, ví a mi papá con varios hombres esperando al lado de la pista clandestina. Antonio me cargó y fuimos los primeros en bajar. Ya tenían una silla de ruedas esperando abajo y me ayudaron a subir a ella. A cómo pude abrace fuerte a mi papá. Y sentí mis lágrimas caer, papá me limpio mis lágrimas y me abrazo más fuerte.
Papá:"No llore mija, nomás agradezca que estamos bien y ya estamos todos juntos".
Me subieron a la camioneta y llegamos a un consultorio privado de camino a casa. Después de un yeso en mi tobillo ya íbamos a casa todos felices.  Pasamos tiempo juntos en la casa mientras platicábamos todos para recuperar tiempo perdido y después le pedí permiso a papá de salir con Antonio a ver a Atanasio. Después de mandarnos varios escoltas me entrego la llave del mausoleo. Iba muy callada, en el camino hacia aya pero mi mente estaba llena de pensamientos.
Llegando al panteón Antonio me ayudó a bajar y me sentó en la silla de ruedas. Le di indicaciones de como llegar y respetuosamente me espero afuera mientras yo hablaba con mi hermano.
Entre a él mausoleo y me puse enseguida de su tumba. Puse mi mano sobre ella y empeze a hablar con el.

Yo:"Ay hermanito, si vieras cuanto te necesitamos aquí con nosotros, las cosas van empeorando creo yo. Ahora no solo me buscan los Zetas, ahora también me tengo que preocupar sobre mi pierna. Verás que mientras estuve entrenando me lastime el tobillo, y aquí veeme en silla de ruedas. Yo y Antonio vamos muy bien, tuvimos una pelea hace poco, pero ya todo está mejor. Me han estado moviendo de lugar a lugar muy rápido, no se cuanto tarde en volver a venir a hablar contigo. Espero que no tome mucho tiempo en volver a Sinaloa cuando me vaya. También te traje unas flores pero están afuera con Antonio. Sabes hermano, me regaló un anillo de promesa, hubieras visto la cara de papá cuando pensó que era de compromiso... Mataron a Raulito, pero supongo que eso ya lo sabes pues lo recibiste en el cielo. Yamileth está aquí también, te acuerdas de ella es la nieta de la señora que me cuidaba. Creo que está quedando con Vicente, hacen muy bonita pareja.... Ojalá pudieras responderme.. Creo que tendré que regresar a casa pronto, pero necesito que me hagas un favor hermano.. Yo sé que me escuchas y desde el cielo me cuidas, te pido por favor que me cuides porque creo que estoy apunto de cometer una pendejada tan grande, pero es la única forma de acabar con todo de una vez por todas... Te quiero mucho hermanito, con todo el alma porfavor cuida de mí".

Salí de él mausoleo y estaba Antonio platicando con uno de los escoltas. Le pedí que me trajera las flores que le había traído y que las colocará arriba de la tumba. Con un último suspiro salimos de el mausoleo, cerrando bien con llave. Todo el camino hacia el rancho iba pensando si esa era la mejor decisión y llegué a una sola conclusión.

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