Más valiente que nunca

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Podía sentir las palpitaciones de su propio corazón en las sienes. El silencio era ensordecedor, y el rostro en semipenumbra de Tony le miraba casi sin pestañear.

Lo había dicho. Había soltado aquella frase y no sabía qué pasaría a continuación.

—¿Tú también nos escuchaste?—le preguntó el genio.
—No era mi intención—se excusó, nervioso—, pero estaba en la habitación de al lado. Era imposible no escucharos.
—Madre mía—Para alivio de Peter, Tony soltó un suspiro mientras sonreía—. Para una vez que echo un polvo en mucho tiempo y os tenéis que enterar todos.

Peter se rió con él, acomodándose bien bajo las sábanas y haciéndose un ovillo.
Había salido bien parado, por suerte.

—¿Hace mucho que no lo haces?

La pregunta curiosa de Tony le sorprendió poco después de haber cerrado los ojos.

—¿Qué?—preguntó, abriéndolos y tragando saliva sonoramente.
—Un polvo, Peter. Si hace mucho que no tienes sexo. Y no me refiero a la paja mal ejecutada que te hice en los baños de ese motel.
—Oh, bueno...—Necesitó tragar saliva otra vez, notando cómo se le atoraba por unos momentos en la tráquea—. Sí. Hace bastante. Desde que lo dejé con mi ex.
—¿Y de eso hace...?
—Un año, más o menos.
—Te compadezco—le dijo el mayor, cuya sonrisa podía apreciarse por la tenue iluminación de las farolas de fuera.
—No es para tanto—respondió, restándole importancia—. Te acabas acostumbrando y...

"Venga, Peter, dilo" pensó para sí mismo "Ya has soltado la bomba. Ve a por todas"

—...y siempre puedes masturbarte hasta quedarte seco.

Tony se rió al escucharle, y Peter agradeció haberle provocado esa respuesta.

—Benditas pajas, Pete. Tienes razón. ¿Qué haríamos sin ellas?
—¿Te... las haces a menudo?—se atrevió a preguntar. Cada vez le costaba menos hablar.
—Una casi cada noche.
—Pero... No...—titubeó—. ¿Y nadie se entera? Alguna vez has dormido conmigo.
—Y no te has enterado porque estabas dormido y a oscuras. Como ahora.

¿Aquello era una indirecta? ¿Se estaba tocando en ese momento?

Peter se tensó, permaneciendo unos segundos completamente quieto para intentar notar algún movimiento oculto bajo la cama.
Estaba convencido de que se correría sin manos si tan sólo notase un ligero vaivén.

Pero no notó nada, y llegó a la conclusión de que Stark le estaba tomando el pelo.

—Obviamente hoy no va a pasar—le dijo él, confirmando su teoría—. Ahora estás alerta y no quiero incomodarte.
—A mí no me incomodaría, la verdad.

¿Qué importaba pasar vergüenza cuando tu vida estaba en constante peligro? ¿Qué más daba un rechazo cuando el fin del mundo estaba tan cerca?
Peter no quería dejar pasar un día más conteniendo lo que sentía.

—¿No te importaría?—preguntó Tony, sorprendido—. Pues siempre he pensado que sería incómodo.
—No lo es.

Pensaba decírselo. Era en ese momento o nunca. El chico nunca se había sentido con tanto valor como en aquellos momentos.

—Tony, hay algo que quiero decirte.
—Adelante, pues.
—Sólo quiero que sepas que te...

Los cristales del balcón reventaron, dándoles el susto de su vida. Un infectado acababa de entrar atravesando la puerta corredera y haciéndola añicos.

Peter y Tony se levantaron de un brinco de la cama, cogiendo sus armas en la mesilla de noche.

El asalto no duró más que unos pocos segundos. Peter prácticamente descargó el cartucho contra el cuerpo del atacante, sumado a los disparos de Tony, y le dieron muerte instantánea.

Apocalypse (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora