Apocalypse (Starker)

Fantasías reales

Se agachó a recoger la mochila, y en cuanto se incorporó notó la mano de Tony sujetándole el hombro.

No esperó sentir aquel escalofrío recorrerle todo el cuerpo. Nada tenía que ver a los que experimentaba cuando padecía de miedo. Aquel serpenteo metafórico que se adueñó de todas y cada una de las zonas de su cuerpo respondía a otro tipo de sentimientos: calidez, protección y... ¿atracción?

¿Era posible sentir atracción tras haberse jugado la vida? ¿Podría ser un mecanismo de defensa para hacerle olvidar lo sucedido?
Peter no tenía ni idea, pero decidió hacer a un lado su raciocinio y girar la cabeza para encontrarse con Tony, que esbozó una leve sonrisa tranquilizadora.

Regresaron a la furgoneta, con Steve ya al volante, y arrancaron alejándose de allí.

—Has estado muy despistado—le indicó Stark. Miraba al frente, al igual que su amigo, pero era evidente que le estaba hablando a Peter.
—No los escuché—se excusó—. Pensaba que harían ruido.
—Es lo que se suele creer—le explicó él—. Las películas y series de zombies han influido mucho en la gente, y se tiende a pensar que son torpes y ruidosos, pero no todos cumplen con esa premisa.
—Tienen muy desarrollado el paloencéfalo—intervino Steve.
—No sé qué es eso—respondió Peter.
—Lo llaman el "cerebro reptiliano"—le dijo Tony mientras Steve se incorporaba a la carretera comarcal—. Los seres humanos conservamos el paloencéfalo, ya que es el más primario de los cerebros. Se encarga, básicamente, de la supervivencia.
—Sistema binario—siguió Rogers—. Atacar o huir.

Tony giró la cabeza y miró al muchacho, que acababa de abrir un snack de chocolate y masticaba el primer bocado.

—Antes de seguir. ¿Qué sabes sobre los zombies?
—Pues...—Tragó—. Supongo que lo básico. Que son personas contagiadas por un virus que surgió al intentar buscar una cura para el VIH; que te contagias a través de la sangre, ya sea tragándotela por accidente o a través de heridas abiertas o que te hagan ellos mismos; sé que se les puede matar como a cualquier ser humano, pero son el doble de fuertes y rápidos, aunque existen algunos muy torpes.
—Sí, bueno, más o menos lo tienes claro—le dijo Tony—. Verás, el virus inhabilita diferentes partes del cerebro, como el hipocampo, que es el encargado de almacenar y recuperar recuerdos. Por eso olvidan quienes son; la amígdala, que se encarga de generar emociones como el miedo, la angustia, el afecto... Dejan de sentirlas.

Steve dio un volantazo que les hizo parar la conversación.
Acababan de evitar a un zombie que prácticamente arrastraba los pies distraídamente por el centro de la carretera. A consecuencia de ello, el vehículo se salió levemente del camino antes de que el rubio consiguiera recuperar el control.

—¡¿Pero por qué lo salvas?!—le regañó Tony, llevándose las manos a la cabeza—. ¡Casi volcamos por un puto infectado! ¡Pasa por encima!
—No hemos corrido ningún peligro, no exageres—le dijo Rogers, que no desviaba sus ojos de la carretera—. Tenía que evitarlo, o de lo contrario nos habría destrozado el capó. Necesitamos el coche intacto, ¿cierto?

Stark suspiró, mirando hacia atrás. Peter, al no tener ningún asiento disponible, había rodado hacia un lateral y chocado contra las cajas.

—¿Todo bien, Parker?
—Sí—jadeó, arrastrándose hasta el respaldo de los asientos y agarrándose a los mismos de rodillas, tal y como estaba hasta hacía unos segundos—. Me he asustado un poco, pero no me he lastimado.
—Bien. ¿Has llegado a ver al zombie?—le preguntó Stark, a lo que el chico respondió afirmativamente—. ¿Viste cómo caminaba? Esos son los lentos, de clase B.
—Los de clase B son los que tienen inhabilitado el cerebelo—intervino Steve—, el encargado de la coordinación de movimientos. Los que lo tienen intacto son de clase A, como los que nos han atacado en la gasolinera.
—Eso no lo sabía—respondió el chico—. Sí que estáis informados.
—Soy científico—le dijo Tony, que abrió la ventanilla para apoyar el codo sobre esta—. Es mi trabajo saber estas cosas, y de paso contárselas al lerdo de Rogers.