De piropos y romance || Chanbaek

Piropo 2.

Mantenía los ojos cerrados mientras se encontraba recostado en el camastro que había insistido en tener en el jardín, ni siquiera tenían una alberca, pero le servía para vigilar a su hijo cuando jugaba afuera. Ahora escuchaba a sus dos amores jugar con sus pistolas de agua, disparandose uno contra el otro como si estuvieran en una verdadera guerra.

El calor era intenso y cada tanto les recordaba que debían utilizar bloqueador, pero padre e hijo eran necios y no le hacían caso. Abrió la sombrilla y se cubrió de los rayos de sol cuando sintió que era suficiente bronceado por ese día, volviendo a recostarse y quedándose dormido mientras los otros seguían jugando.

Al abrir los ojos, sintió el fresco de la tarde, el sol no era tan intenso y los gritos y risas que escuchaba antes de dormir ya no estaban, se levantó frotando sus ojos e incorporándose lentamente para no provocarse un mareo, supuso que su familia estaría dentro de la casa, lo habían abandonado en el jardín.

Los encontró en la sala, abrazados mientras miraban una película, pero no pudo evitar reírse por lo morenos que habían quedado a causa del sol. Ambos lo miraron confundidos y el sólo negó con la cabeza, caminado hasta ellos para dejarse caer en el sillón también.

Cuando estuvo seguro de que su hijo estaba muy concentrado en la película, acercó sus labios al oído de su esposo y murmuró:

—Así de morenito, me recuerdas al chocolate y a mi me encanta morder y comer el chocolate — acto seguido mordió el lóbulo de su oreja— sin duda eres como el chocolate, te me antojas a cada ratito— y se separó, fingiendo prestar atención a lo que ocurría en la televisión.