➵ Capítulo 10

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Seungyoun quería imaginar que el comportamiento bipolar de Hangyul se debía a que el chico estaba en una fase parecida a la menstruación, pero eso sería pecar de idiota porque, bueno, los hombres no tenían un período.

Sin embargo, no hay otra forma de explicar que Hangyul le sonriera a todo el mundo cuando estaban juntos, tratándolo con cariño y ternura, diciéndole "gatito" y sacaba su lado meloso, para que apenas quedaran a solas, soltara su mano y no dijera más.

Al parecer, Hangyul se estaba tomando su papel en serio de ser su novio falso, y eso le hería. Se justificaba diciendo que era porque creía tener una relación de amistad con el muchacho, no era porque lo estuviera empezando a querer, por supuesto que no.

Así que cuando Hangyul entró en la cocina, lo miró con un puchero mal disimulado, sin saber por qué.

Pero Hangyul lo ignoró, y Seungyoun quería protestar, porque no podía ignorar sus pucheros. ¡Sus pucheros eran adorables, por el amor de Jesucristo!

Ay, ¿qué estaba pensando?

—Hola Hangyul, ¿cómo estás? —saludó su mamá entrando a la cocina— Oh, ¿trajiste pastelitos?

—Hola suegrita —Hangyul dejó la caja sobre la mesa— Los hice especialmente para usted.

—¿Y para mí? —Seungyoun extendió una mano para agarrar uno, pero su mamá le dio un manotazo.

—¡Son míos, Cho Seungyoun! —se quejó ella.

—¡Eres mi madre! —protestó Seungyoun.

—¡Te lo he dado todo, pero no te daré de mis pastelitos!

—¡Pero mamá!

—¡¿QUIERES LA CHANCLA, SEUNGYOUN?!

Seungyoun se volvió a sentar, enfurruñado, murmurando por lo bajo. Sin embargo, de pronto Hangyul se sentó en sus piernas, sonriendo.

—No te preocupes, gatito, te hice un pastelito especial para ti —Seungyoun sin pensarlo, pasó sus brazos por la cintura de Hangyul, mirándolo a los ojos.

—¿De verdad lo hiciste, cachetitos? —Seungyoun miró la forma en la que mordía su labio inferior, y algo pareció calentarse en su interior.

—Sí —Hangyul se inclinó, dándole un beso en los labios, y Seungyoun parpadeó por la sorpresa.

Desde ese primer beso que compartieron habían pasado dos semanas, y Hangyul había hecho como que no ocurrió, así que el hecho de que lo besara ahora tan repentinamente lo hizo sentir extraño.

Pero sólo fue un beso suave, un simple roce entre ambos labios.

—Te quiero, gatito —murmuró Hangyul.

A Seungyoun no le importaba si lo decía en serio o no. De cualquier forma, lo hacia sentir cálido, enternecido, calmado.

—Aaaaaaaaay, ¡son tan lindos!

Ambos salieron de su burbuja cuando el flash del celular de la mamá de Seungyoun los dejó medio ciegos.

Hangyul se puso de pie, con las mejillas repentinamente ruborizadas, en tanto Seungyoun frunció el ceño mirando a su progenitora con desaprobación, quien los ignoraba mientras chillaba al ver la fotografía que sacó.

—¡Se la enviaré a todas mis amigas! —estaba diciendo saliendo de la cocina.

Seungyoun suspiró, sin comprender un poco a su mamá, y se puso de pie, tomando su mochila.

Luego, arrugó los labios percatándose de algo.

—Gyulie —el aludido lo miró, todavía un poco ruborizado— ¿Cuándo me mostrarás tu casa?

Hangyul se tensó.

Luego, trató de relajar sus hombros.

—No es necesario —Hangyul hizo un gesto despreocupado— Después de todo, nos quedan sólo cuatro meses juntos.

¿Por qué cuando Hangyul decía eso algo parecía doler en su interior?

Novio de alquiler ♡ | SEUNGYULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora