Prólogo

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Hace miles de años atrás en uno de los países más grandes de ese tiempo, con una de las monarquías más estrictas pero amadas en ese siglo. El rey Hiashi Hyuga y su hija Hinata. Una hermosa joven con un futuro incierto o eso es lo que ella creía cuando era solo una niña.

Hinata, futura reina del país de Konoha debía enfrentar su destino, y casarse con un gran hombre para beneficiar a su pueblo, pero no sabía que para ayudar a su pueblo tenía que ser infeliz al lado de alguien que no amaba. Allí era donde más despreciaba la Corona y mucho más por no cumplir la última petición de su difunta madre.

-Hinata- habla débilmente con un tono de voz dulce aquella hermosa mujer.

-¿Si? ¿Mami?- La pequeña hinata de tan solo 10 años miraba a su madre luchando para que sus lágrimas no corriesen por sus mejillas.

-Quiero que...a pesar de la vida que te tocó y todo los retos que te vienen de ahora en adelante en tu vida, siempre tengas en mente que- se detiene un momento tomando aire, cada vez le costaba más respirar pero necesitaba decirle unas últimas palabras a su pequeña hija -por más duro que se ponga todo recuerda que después de la tormenta sale el sol, después de todo lo malo viene un final feliz. Mi deseo para ti hija, es que seas feliz y tomes decisiones adecuadas en tu vida, que tu tengas las riendas de tu vida, que decidas con quien estar y que hacer, y que este mundo no haga que tu corazón se llene de odio y rencor.- sonríe- se bondadosa ante todo, que ese hermoso corazón que tienes no se pudra porque además de tu físico, eso es lo más hermoso que tienes, mi niña. Tu hermoso corazón- lágrimas comenzaron a salir de los ojos de esa mujer, no pudo aguantarlas -quisiera seguir contigo para ayudarte y apoyarte en todo lo que te viene pero no podré y lo siento tanto- no quería que su hija la viera así pero no pudo contenerse -siempre estaré en tu corazón, recuérdalo siempre, mi niña. Y por favor no olvides que...

-Te amo- susurra, la ya adolescente hinata con un semblante triste mientras caminaba por los grandes jardines del palacio en el que vivía, ya habían pasado 10 años desde la muerte de su madre y cada que pasaba el tiempo más se sentía su ausencia.

De repente sentía como era empujada, casi perdía el equilibrio pero por suerte logró mantenerse en pie, subió su mirada para ver quien era el culpable de su casi caída.

Vio a un hombre muy alto y de una cabellera rubia brillante, con tres marcas en cada mejilla y unos ojos azules despanpanante que la dejó sin aliento. ¿Quien era ese hombre?.

-Oh! ¡Perdóneme tanto su alteza Real! ¡Siento tanto molestarla!- El joven casi grita avergonzado mientras se inclinaba hacia delante, sin mirarla a la cara.

-N-no t-te preocupes- tartamudea la joven princesa con sorpresa -¿Q-Quien eres tú?- pregunta con un brillo en sus ojos, el chico alza su cabeza lentamente, mirándola finalmente a los ojos, y al hacerlo sus ojos se abrieron grandemente con sorpresa.

El chico no podía creer a la hermosa mujer que veía frente a el, cabello azabache que le llegaba hasta el final de su espalda, ojos perlas sumamente preciosos, unos labios tan carnosos que deseaba besar allí mismo, y para terminar, sus mejillas sonrojadas que la hacían ver tan tierna. Creía estar viendo un ángel y no mentía.

-M-me lla-llamó, Uzumaki Naruto- se sorprende así mismo tartamudeando algo que no hacía nunca, y que lo tomó por verdadera sorpresa -Usted es la princesa Hyuga ¿cierto?-

Almas Gemelas || NaruHinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora