Cada vez que quedo con él es a la aventura, y me encanta hacer eso, pocas veces solemos planear lo que vamos hacer.
Nos montamos en el coche.
- ¿A donde?- pregunto Mario.
-¿Ana?- añadió Adan.
- No se lo que quieras.- le dije.
- Ya sabes Mario, donde quieras.- le dijo.
- Creo que se donde.- finalizó Mario.
¡A la aventura! No sabía donde íbamos a acabar, pero con Adan me sentía segura y con él me perdería donde fuera.
Tras un rato en el coche, Mario paró el coche.- ¡Vaya Mario, gracias!- le dijo Adan.
- Sabría que os iba a gustar el sitio.- dijo Mario.
Entonces bajamos del coche y entramos en un restaurante, al entrar tenía unas grandes cristaleras que daban a un mirador. El sitio era increíble. Nos sentamos en una mesa.
- Este es mi restaurante favorito de la ciudad, desde que era pequeño, solía venir con mis abuelos a comer aquí.- me explico sentimentalmente.
- Me encanta.- le dije mientras le daba un beso en la mejilla.
Entonces me contó que sus abuelos ya habían fallecido y que él mejor recuerdo que tiene de ellos es cuando iban a comer a ese restaurante.
El restaurante era un sitio antiguo pero con una gran elegancia, tenía pinta de ser caro, pero con una buena carta, para comer unos entrantes, unas verduritas a la brasa con queso de Cabra y unas croquetas muy sofisticadas, pero muy buenas; para comer decidimos pedir un par de platos y compartirlos, así que, pedimos entrecot de ternera y un bacalao confitado ( estaban de muerte los platos) y para terminar una tarta de queso con helado de vainilla. La comida estuvo increíblemente bien, mientras comíamos yo le estuve contando que también había perdido hace poco a mis abuelos y que aún notaba su ausencia.
- Es normal, yo hace unos años que los perdí y se nota mucho su ausencia, yo creo que nunca se supera, simplemente se aprende a vivir con ello.- me dijo.
Tenía tanta razón, es algo que nunca se supera, pero que se aprende a vivir con ello o por lo menos eso espero. Me di cuenta que para él sus abuelos fuero muy importantes.
- Esque a mí prácticamente me había criado ellos, pase mucho tiempo con ellos, eran casi los segundos padres.- añadí.
- Para mi también fueron como unos padres.- agregó Adan.
Finalmente terminamos con el postre, así que llega la pelea de siempre.
-Está vez pagó yo- le dije.
- No te voy a dejar pagar- respondió.
- Me da igual lo que tú me digas, pago yo.-añadi.
- Ana por favor, no insistas.-dijo.
Convencida de que iba a pagar saque mi cartera, cuando llegó la cuenta y la vi... no podía pagarlo, que vergüenza. En ese momento Adan sacó su tarjeta y pagó.
- Al café invito yo.- dije avergonzada.
- ¡Trato hecho!- dijo.
Nos decidimos a salir del restaurante y en la puerta ya estaba Mario esperándonos, esta vez les llevaré yo al sitio para tomar café.
- Mario yo te guío. - Añadí sin más. Mientras Adan me miraba asombrado, no se lo esperaba.
- Usted dirá.- dijo Mario.
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Esa maldita sonrisa.
RomanceLo conocí cuando menos me lo esperaba y me enamoré cuando ni sabía lo que era el amor. Romance y pasión juvenil. Inicio de una bonita historia.