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«LUNES»
╚═══════════════╝El día que Richie más le agrada, a sorpresa de muchos. Ese día volvía a ver a sus amigos, y a Eddie. Aunque se veían siempre, los fines de semana —o mejor dicho los domingos— la mayoría de sus amigos solían estar ocupados, y aunque de vez en cuando se la pasaba con el castaño, esos días solía ir a la iglesia con su mamá por lo cual a veces no podían juntarse.
Habían domingos entretenidos, pero cuando no estaba ni con sus amigos, o Eddie, se las pasaba encerrado en su habitación escuchando música.
Odiaba estar solo, detestaba su casa y lo único que podía desviar aquel sentimiento de soledad era la música.
Por eso adoraba los lunes. Ver al castaño entrar cada mañana con una sonrisa ligera y sus ojos resaltando sinceridad le hacían sentir que valía la pena levantarse cada mañana.
Aún así ese día pasó lento, tuvo sus clases correspondientes y habían entregado su examen de matemáticas. Le había ido bien, y a sus amigos también, así que aunque los lunes eran de maravilla, esa semana deseaba que los días pasaran rápido para que llegara el ansiado viernes.
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«MARTES»
╚═══════════════╝Bufó. La noche anterior no había logrado dormir bien, su mamá lo había estado molestando constantemente respecto a que había «desaparecido» dinero sobre el refrigerador. Y aunque Richie trato de explicarle que tal vez se debía a su insumo exagerado de vino y cigarrillos, ella lo culpó. Lo trato de ladrón y mal hijo.
Le había dicho que deseo deshacerse de él desde que nació, no quería un hijo, siempre quiso una hija pero se debió abstener de lo que Dios le mandaba.
Richie quiso llorar. Por un momento pensó en arrancarse e ir donde el castaño para quedarse con él, pero era pasada la media noche y no quería molestarlo.
Así que se había quedado en su casa, se había colocado sus auriculares y escucho música hasta que el dolor en su pecho seso.
¿Por qué sus padres no lo querían?
Era una duda que seguidamente se hacía, y a la soledad de una pieza de «Metallica» se durmió.
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«MIÉRCOLES»
╚═══════════════╝Ese día Richie se sentía frustrado, aún quedaba dos días para la «cita» con Eddie, y aunque había tratado de mantenerse calmado al respecto, no había parado de buscar con la mirada a cada instante al castaño.
En el almuerzo todos habían estado más animados de lo normal, Stanley estaba mencionando de todo su progreso con su nuevo interés amoroso mientras que Ben parecía más hablador que de costumbre.
Sonrió, tal vez no todo era malo en su vida.
Eddie se había mantenido bastante sonriente y alegre, había bromeado un par de veces con su mamá ganándose algunos golpes y quejas de su parte pero terminaban riendo juntos.
Richie sintió que todo volvía a cobrar sentido.
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«JUEVES»
╚═══════════════╝Quedaba un día.
Era lo único que se repetía una y otra vez el de lentes mientras repasaba con la mirada su casillero.
Guardo sus cuadernos y saco lo necesario acomodándolo en su mochila. Llevaba el casete que le regalaría a Eddie, lo había estado llevando de aquí para allá toda la semana, y no quería soltarlo por miedo a perderlo. Era algo que se había esforzado mucho en hacerlo, y aunque ahora había logrado ser capaz de colocar temas algo más enfocados en sus sentimientos, estaba seguro que aquel casete podía significar más que un regalo cuando el menor lo escuchara.
Estaba nervioso.
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«VIERNES»
╚═══════════════╝Cuando Richie sintió la alarma sonar, pudo jurar que jamás se había sentido tan feliz.
Sabía que no debía ilusionarse respecto a ese día, al fin y al cabo solo era una salida amistosa con su mejor amigo.
Nada excepcional.
¿A quién estaba engañando?
Claro que era excepcional. Se trataba de Eddie. Richie se volvía deseoso de solo imaginarlo, y aunque se había repetido una y otra vez que crearse falsas esperanzas estaba mal —ya que al final del día se sentía mal consigo mismo— no podía con todo lo que sentía.
Se preparó, no deslumbró con lo mejor ya que esperaba hacerlo en la tarde cuando fuera por el menor a su casa y partieran al cine.
Salió de su hogar despidiéndose de su madre con un: «me voy, cuídate mamá. Te quiero» y aunque ella no le había respondido, no le importo.
Ese día significaba felicidad para Richie Tozier, y nadie lo haría cambiar de opinión.
Una vez estuvo en el colegio guardó sus cosas, vio a Eddie llegar por su lado y no pudo evitar sentirse nervioso.
—Hey, Eds. ¿Listo para nuestro gran día? — el de lentes pronunció alegre.
—Hablas como si nos fuéramos a casar. — rió.
—Si tú me lo pides. — Richie le guiñó un ojo, el menor lo empujó ligeramente mientras sonreía.
—En tus sueños. — exclamó divertido.
—Siempre, mi pequeño Spaghetti.
Ambos caminaron a su respectivo salón, se encontraron con Beverly y Ben con los cuales compartían esa clase y todos se ganaron en la parte posterior. Beverly pudo notar cierto entusiasmo por parte del de lentes y aunque no le preguntó «ya que el profesor había ingresado a la sala», lo anotó mentalmente para cuestionarlo cuando tuviera oportunidad.
Eddie miró sus manos, estaba igual de nervioso que Richie. Podía decirse que se intentó distraer de múltiples formas esos días, pero ninguno había funcionado, de igual manera estar escuchando el casete que Richie le había regalado había ocupado un poco de su tiempo esa semana.
Todos esos días espero que el de lentes llegará a su habitación como acostumbraba de vez en cuando, aunque no lo había hecho, Eddie pensó que se debía a que se encontraba ocupado. Lo dejo pasar, tampoco es como si necesariamente debía ir siempre. Aún así lo extraño.
Intento concentrarse lo que más pudo en clase, pero su vista de vez en cuando se desviaba sola al protagonista de sus recurrentes sueños las últimas semanas o meses. Por no decir años.
Ese día cuando Richie le había preguntado si alguien le gustaba, deseo nombrarlo a él.
Quiso con todas sus fuerzas decirle: «tú».
Pero aunque de su boca no había salido eso —ni algo tan cercano—, procuro ser más transparente.
Realmente no sabía que más hacer con todo ese revoltijo que lo carcomía cada día. Dormía con el y despertaba con el. Cuando veía a Richie parecía incrementar de sobremanera, y no sabía cuánto más aguantaría con ello. Se estaba volviendo algo paranoico, había vivido con esos sentimientos por más de dos años pero nunca se habían sentido tan intensos.
Culpaba a su edad.
La adolescencia y el gran alboroto hormonal que lo conformaban a la edad de 16 años era enloquecedora.
Suspiró.
Desvió nuevamente sus pensamientos y se enfocó en concentrarse. Esa misma tarde saldría con Richie y nada malo podría suceder.
O eso es lo que creía ciegamente.
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𝐋𝐎𝐕(𝐒)𝐄𝐑 | REDDIE
Fanfic𝐋𝐎𝐕(𝐒)𝐄𝐑 | ❝ Richie Tozier amaba a Eddie Kaspbrak, y a los 13 años fue capaz de escribirlo sobre el Puente de los besos. Ahora con 16 años, ¿será capaz de por fin confesarle su amor? ❞