𝐋𝐎𝐕(𝐒)𝐄𝐑 | REDDIE

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Richie miró la hora, aún era temprano.

Aún así tomó sus cosas y casi salió corriendo de su casa, una vez fuera camino a paso seguro a la vivienda del menor.

Suspiró.

—Vamos, Richie. — exclamó para si mismo. —Sólo es una salida de amigos, nada de otro mundo.

Aún así, no se logró calmar.

No paraba de repetir «Joder».

Saco un cigarro, definitivamente en sus momentos de mayor tensión y nerviosismo este intoxicante objeto era su mejor amigo.

A los quince minutos se encontró en su patio trasero, divisó su ventana la cual se encontraba abierta y sonrió. Escaló el árbol para llegar hasta el ventanal y lo cruzó sin inconvenientes, ahí se encontró con Eddie en su escritorio mientras realizaba sus deberes.

—Eddie Spaghetti. — habló animado. —¿Siendo responsable?

Eddie sonrió.

—Siempre. — giró su cuerpo hacia su amigo quien ya se encontraba tendido en su cama. —¿Ya hiciste tu guía de física?

El mayor negó mientras miraba el techo.

—¿Tienes algún inconveniente? — lo miró. Eddie hizo una ligera mueca.

—Algo así. No entiendo la seis.

Richie se acercó, por un momento Eddie se desvió de lo que debía preguntar y sintió su aroma llenarle las fosas nasales, aquel olor a perfume y tabaco le encantaba. Sacudió la cabeza. Le señaló la pregunta y espero unos segundos que lo leyera, Richie rápidamente sonrió.

—Es fácil, Eds. Sólo tienes que encontrar la presión absoluta y de ahí derivar hacia la presión manométrica. Una vez tenga la absoluta la cual se saca con esta fórmula «señaló la hoja con diversos escritos sobre ella, entre ellas algunas fórmulas y descripciones» la sumas con la presión atmosférica. Después con esta fórmula «escribió sobre un papel» despejas presión manométrica y tendrán todos los valores.

—Gracias. — estaba tenuemente sonrojado por su cercanía.

—De nada, mi pequeño. — pellizcó su mejilla.

Eddie siguió desarrollando su guía mientras Richie lo observaba desde la cama, lo escucho tararear una par de veces y sonrió al notar que eran las canciones que le había grabado en su casete.

Una vez terminó se giró a él con una sonrisa.

—Aún queda 1 hora y media, ¿qué hacemos mientras tanto?

Las entradas para la película que irían era más tarde de lo normal, saldrían de ella cuando oscureciera pero poco les importó, realmente querían pasar tiempo juntos.

—Podemos ir por unos helados. — pronunció. —Hace mucho que no vamos.

Eddie asintió entusiasmado.

—Si, amo esos helados.

Sonrieron, salieron de la casa del menor «como normalmente lo hacían, Richie por la ventana mientras que Eddie por la puerta delantera» y se juntaron a unos pasos más allá para encaminarse al centro de Derry.

—¿Cómo piensas que será la película? — el castaño preguntó mientras lo observaba.

Sabía cuán fanático era el de lentes con las películas, tanto así que iba a cada estreno que podía y aunque a veces no le alcanzaba el dinero, intentaba verla como sea. Él no era tan conocedor como su amigo, pero disfrutaba de una buena tarde de maratones.