Desde que crecí y todas mis inseguridades se apoderaron de mi, hacer amigos nuevos y hablar con extraños es algo que me resulta totalmente imposible, incluso saludar a los viejos amigos que juraban ser para siempre me causa mucha ansiedad y prefiero dejarlo ya mejor en el olvido, así que siempre me quedo en el mismo círculo, no más allá de 5 sillas de mi asiento en la escuela y pretendo que todo va a estar bien mientras cuente chist3s y haga bromas muy graciosas, mientras por dentro de mi cabeza pasan más de 100 cosas y unas mil preguntas acerca de la misteriosa vida de esos extraños de los que pretendo tanto que son realmente mis compañeros.
¿Qué pasó con su papá? ¿Porqué ya no habla tanto con sus ex mejores amigos? ¿Todo estará bien en casa? ¿Cuál será su color favorito? ¿Su comida favorita?
Y así podría estar horas hablando con alguien, porque en realidad no me aterra la gente, me aterra lo que podrían llegar a causar, a pensar, a sentir por mi.
Para mi tener el privilegio de conocer a alguien es algo muy bonito, algo,así como un regalo que la vida nos da, porque metafóricamente resulta ser como leer un libro entero, en menos de una noche y eso para mi es genial.
Y no siempre tuve tanto miedo, cuando era más pequeña hablaba con todos, y cuando digo "todos" es literal, podríamos ya no tener cosas interesantes por hablar, pero yo seguía ahí, por cariño y aprecio.Crecer solo trauma,
Analizando todo esto, creo que todo tiene un transfundo, yo ya no hablo con las personas como lo hacía antes, porque las personas cambian y de repente se ponen máscaras para aparentar ser "mejores"y eso duele mucho cuando tú solo buscas a alguien que te sea incondicional y honesto.
A mi nunca me ha gustado parecer alguien más, tengo mil defectos y ya no me da miedo mostrarlos, porque al final, de los defectos aprendes mil cosas más, es como regenerarte cuando aprendes a vivir con todas tus mierdas.Yo en realidad quería que la prepa fuera una etapa bonita, creo que simplemente no me esforcé lo su fuente para cambiar las cosas, porque ahora que abro los ojos, me doy cuenta que todo el mundo se odia entre sí y que incluso a mi me odian, por ser yo. Jamás he tenido intenciones de ser una mierda con los demás porque sé lo mucho que duele el desprecio, la duda y tener malos rivales.
Tener rivales nunca ha sido malo, personas que te encuentras en el camino y tienen tu mismo propósito son colegas y entre nosotros mismos podríamos ayudarnos, para crecer más y aprender.Porque cuando te unes con alguien en armonía y plenitud, las cosas cambian, el enfoque ya no es tan triste y el camino parece menos drástico.
Yo nunca seré Dios para decirle a la gente cómo vivir sus vidas, o que La Paz será mejor que todo el desastre, lo sé muy bien, pero espero que algún día todos podríamos abrir los ojos y darnos cuenta que pertenecemos a la misma casa, venimos del mismo creador, aunque tengamos propósitos distintos, ayudarnos entre nosotros es un acto de mucha reciprocidad,
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Una adolescente atípica.
Ficção AdolescenteMe diagnostican depresión mayor mixta con trastornos de ansiedad. Con 17 años, tratando de cambiar al mundo pero sin poder solucionar el desastre de mi vida. Si te gustan las paradojas y las anécdotas turbias continúa leyendo. Este libro es una esp...