Aesop estaba tieso como piedra.
Tras llegar a las 12:00 de la noche,mucho después de los toque de queda,se fueron asignados lugares para dormir en la casa del segundo piso,perteneciente al dueño y señor.
Joseph Desaulnier.
Las chicas se quedaron en el cuarto de invitados,ellas dos,pues como todos allí eran chicos sería irrespetuoso dormir en una misma habitación,cosa que le tradujo Emma por parte de Joseph.
Los demás debían de quedarse en la sala,y se le fueron llevados colchonetas y mantas que guardaba su amado en épocas así.
Y él,como si la vida quisiera matarlo pronto,dormiría junto con el albino.
Miraba como este andaba por la habitación con el cabello suelto y contando tan solo con sus calzoncillos azul oscuro.
Rebuscaba entre su armario una prenda,hasta encontrar un gran camisón grisáceo con un tierno estampado de gato en el frente, cosa que por un segundo alejó los pensamientos perversos de su cerebro.
Aunque estos regresaron.
Joseph se colocaba el camisón como si nada,y sacaba su cabello del cuello de este hacía afuera,desordenándolo y haciéndolo verse apetitoso.
Y ese trasero.
Se cubrió los ojos nervioso, y moviendo sus piernas incómodo mientras estaba sentado al borde de la cama que sería su perdición.
Era un instinto bajo, pero inevitable, ver aquello le ponía muy ansioso...
- "Aesop" - escuchó su voz,y miro entre sus dedos para tan sólo lograr alterarse y colocarse totalmente rojo.
Joseph se había acercado a él,y ahora se hacia espacio entre sus piernas con su rodilla izquierda, sintiéndose esta dura en su parte baja, las delicadas manos del florista se pasaron por sus lados,poniéndolo muy nervioso y dejándolo con el pobre corazón a explotar.
Se herizo por completo al sentir los labios ajenos rozar en su cuello, haciéndole bajar las manos y ceder.
Sintió las caricias en su piel,y los suaves besos subir a su rostro hasta posarse en sus labios.
- Joseph - su quijada estaba temblorosa, y su razonamiento era nulo ante el toque del otro. Aesop supo desde allí que jamás podría resistirse a un beso así por parte del pariciano.
Se alejo despacio,dejándole respirar y dándole un pequeño espacio vacío.
Vio como este se relamia los labios con una sonrisa ladina, haciéndole enrojecer más si era posible.
Creyó que el acto seguiría,pero este tan sólo beso por sobre sus parpados con dulzura para luego alejarse devuelta a los armarios.
Se tocó él pecho sintiendo su corazón a mil, y de paso con tremenda agonía entre sus pantalones.
Era tan ruin.
Fue recibido por un par de manos proporcionándole un pijama de colores opacos,y no dudo en tomarlo.
- "puedes usarlo" - no entendió del todo,debería volver a su intensa práctica del francés pronto.
Se levantó despacio,pero dirigiéndose a la salida a paso veloz,apenado.
Llego hasta el baño para vestirse,y en este pudo sentarse a soltar el aire acumulado en sus pulmones.
Miro a su mullido pantalón, con la vergüenza comiéndoselo por completo.
Joseph lo ponía, lo ponía enserio.
El embalsador no sabía que hacer en esa situación.
Esperó y esperó, pero nada, aquel bulto no bajaba ni de asomo,y su cabeza lo traicionaba trayéndole recuerdos de momentos atrás.
¿como pasaría tan sólo la noche?
Escuchó un suave toque en la puerta,para luego escuchar la preciosa voz de Desaulnier.
- "¿Aesop?,¿estas bien?" - si no se equivocaba,acababa de preguntarle si se encontraba bien.
Pero siquiera podía responder.
- y-yo,uh,yo - vio como este abría la puerta de apoco,y se cubrió por instinto - ¡espera!
Aveces se le olvidaba que Joseph no sabía nada de inglés.
Entro al baño tan sólo para verlo y analizar, para luego enrojecer. Señalo lo evidente de su vergüenza.
- "uh...,eso es" - Aesop se cubrió la cara como por cuarta vez esa noche,abatido.
Escuchó la linda risa de su amado,para luego prestar atención a sus pasos acercándose.
Que alguien le matase,por favor que alguien le matase.
Se sorprendió cuando sintió los largos brazos levantarle por la cintura,y reafirmarse en él.
- "ven conmigo" - y así,después de esas palabras inentendibles para él, Joseph tomo su mano arrastrándolo devuelta a la habitación.
Carl Aesop sólo sabía una cosa,y es que esa noche no fue para dormir.
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✿ ΜΔŘgỮ€ŘΞŦ€Ş ✿ •°identity v°•
Фанфик- "¿te gustan las margaritas?" - fue lo que le pregunto aquel ser tan hermoso a su deleite,que no podía dejar de admirar. - eres hermoso - su rostro de confusión también era precioso,y ese acento en francés el cual no entendía un pepino,era aún me...