Podría ser su tercera,cuarta,o quinta vez.
Pero sabía,que en el transcurso de la semana,se a avecinado cada día a la floristería.
El tan solo admirar aquella belleza de lenguaje inentendible le hacia suspirar y perderse,y hasta lo llevaba a fallar una que otra vez en su trabajo,haciendo que todo tenga que volverlo a hacer.
Entendió rápidamente que la palabra bienvenue que recitaba el pariciano con cualquier llegada,significaba bienvenido,y eso le hizo sentirse fatal.
Pues él nunca pudo regresar el saludo.
Su pequeña estadía en la tierna floristería,era simple.
Llegar,recibir aquel lindo saludo y mirar hasta que no quedará ningún cliente para así quedarse el mayor tiempo posible,para al final llevarse alguna flor.
El día no era muy diferente a esa rutina que había tomado,pues ahora se encontraba de lleno cruzando la ciudad para ir hasta aquella floristería donde se encerraba su corazón.
Había pasado cercano a una panadería,y no pudo evitar el sentimiento de tengo que llevar un regalo.
Se adentro a esta sin mucho pensar,buscando algún postre de buena portada y apetitoso a la vista,que hasta a él que era un odiante de lo dulce pudiera llegar a probar.
Se decidió al final por una apetitosa tarta solitaria en el mostrador,que humeaba su dulzura alrededor,denotando que hace poco salió del horno,llamando su atención.
Al acercarse al mostrador para pedirlo,sus sentidos se vieron afectados al chocar con una mano que reconocería en cualquier lugar.
- "oh,mis disculpas" - aquel tono francés e inentendible para él,eran perfectamente reconocibles ante sus oídos.
Se sintió apenado,y las palabras se apretaron en su garganta dejándolo en mudo,cosa que aquel hermoso chico pareció entender.
Sus ojos azules se dirigieron al vendedor,y este parecía entenderle perfectamente el francés,pues le devolvía la palabra y preparaba el pedido con entusiasmo.
Se sintió receloso, él quería entenderle,daría cualquier cosa por poder entender sus palabras.
Se sintió shockeado cuando,saliendo de la tienda a la par del pariciano,este extendió su mano con una bolsa hacia él,deslumbrandolo con una exquisita sonrisa.
- "para ti" - podría no haber entendido muy bien lo que le dijo,pero era evidente que le estaba entregando la bolsa con aquella tarta que pensaba comprarle a él.
Las cosas no las planeó así,¡su ideal era ser él quien le regalace aquella tarta!
Se vio desubicado,pero sin dudas la tomó,no quería rechazar algo de aquella mano.
Casi se le derretía el corazón cuando el chico movió la cabeza a un lado expandiendo un poco su sonrisa.
- g-gr...gracias... - estaba tan avergonzado,¡quería ir al cementerio y enterrarse vivo!
Él albino pareció pensar profundamente,mirándolo,haciéndolo caer más en la vergüenza y en el hecho de que siempre fue un gran tímido.
Al final,movió su ceño con confusión,otra vez no le entendía absolutamente nada.
- "no puedo entenderte" - ¿que le había dicho?,fue tan intercalado que hasta le costo procesar.
Se vieron en un incómodo silencio,hasta que el pariciano decidió avanzar.
Vio su espalda,y sus elegantes pasos avanzantes frente a él, alejándose.
Sus sentidos se vieron tremendamente afectados para cuando el pariciano se giro a mirarlo,deteniéndose.
Abrió la boca para hablar,y hizo expresiones graciosas antes de decirle en un no tan buen ingles,algo que si podía entender.
- venir,la tienda - sin duda sonrió cuando el pariciano se sonrojo,con un obvio no se ni lo que digo pintado en sus expresiones.
Se acercó a él,con sus pies moviéndose a traición y con el corazón queriendo salirse de su pecho,mientras rogaba al cielo que no pudiera ser escuchado por el otro.
Ambos caminaron a la par hasta la tienda de flores,haciéndose le el recorrido largo y silencioso,pero con un gusto que tan solo él podía asimilar.
Y,el creía que al llegar ambos estarían en perfecta soledad y charlantes,sin entenderse pero en comunicación.
Pero estaba muy equivocado.
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✿ ΜΔŘgỮ€ŘΞŦ€Ş ✿ •°identity v°•
Fanfiction- "¿te gustan las margaritas?" - fue lo que le pregunto aquel ser tan hermoso a su deleite,que no podía dejar de admirar. - eres hermoso - su rostro de confusión también era precioso,y ese acento en francés el cual no entendía un pepino,era aún me...