Way of Memories

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Estaba intentando hacer una pintura nueva, la inspiración no aparecía. Mi mente parecía estar bloqueada. Miles de hojas tiradas al suelo, una tras otra. Ya iban 24 veces en las que intentaba e intentaba ¿Esto nunca me sucedió? ¿Que me estaba pasando?

Después de rendirme escuché alguien llegando hasta donde yo estaba, era la señora Hae, con una carpeta en la mano

-Toma esto -me pasó la carpeta, la abrí era un documento de identidad ; era mi foto junto con un nombre que no era mío, le miré extrañada-. Es tu nueva identidad

-¿Go Hae Soo? ¿Nueva identidad? -pregunté de lo más desconcertada mirando aquel ID-. No necesito una nueva identidad, estoy bien con esta.

Desde que mi padre fue condenado a cadena perpetua por asesinar a 5 personas. Mi vida ha sido un caos. Años y años cambiando de nombre, secundaria y cuidad. Cuando por fin logré volver a mi ciudad natal, sin que nadie sepa de mi ¿Tenía que volver a cambiar de identidad? En ese momento supuse que no sólo era cambiar de identidad, había algo más.

-Si la necesitas, tu vida corre peligro y lo sabes muy bien - justificó -. Es por tu bien Hae Soo -continuó diciendo-. Mira más abajo del sobre, hay algo más - señaló para que revisara más abajo, eran unos boletos de avión

-¿Qué es esto? -proseguía con mis preguntas de desconcierto -. ¿Voletos para ir a otra ciudad?

Estaba en lo cierto, de nuevo otra cuidad.

-Ya está todo listo - afirmó -. Nos iremos mañana, tendrás una nueva vida

-¿Pero...? -cuestioné -. ¿Es necesario hacer esto?

Simplemente no podía intentar oponerme a sus decisiones, era mi única familia. Además, si supiera lo último que me sucedió no me dejaría tranquila.

-Esta bien -me retracté alzando la cabeza e intentando sonreír con un falso entusiasmo- "¡Tendré una nueva vida, otra vez más! "

[JS]

Me sentía cansado, pero igual quería continuar jugando, corrí hasta la pelota, cuando intenté girar mi brazo izquierdo con la raqueta para intentar atrapar la pelota sentí un dolor intenso en el brazo, me sentía débil que hice caer mi raqueta y la pelota terminó rebotando hacia otro lado. El dolor continuaba.

-Últimamente no puedo hacer nada bien - me dije a mi mismo -. Creo que hoy no es mi día.

Mi teléfono sonó, era el secretario Kim, me veía obligado a atender.

-¿Qué quiere ahora? - pregunté con desagrado-. ¿Ya va a empezar la misión ridícula?

-La señorita llegará esta tarde, favor quédese esperándola en el hotel - ordenó -. Y por favor, absténgase de hacer esos comentarios.

-¡Ja! - fingí risa sarcástica -. ¿Ya terminó?

-Comportese debidamente -finalizó -. O sino ya sabe lo que ocurrirá

Corté la llamada ¿Porqué tenía que ser yo que se encargase de los recados estúpidos de mi padre?

Salí de la cancha de tenis, el dolor en mi brazo volvió en el momento en que abrí la puerta. Me dirigi hasta los vestidores, me cambié, el mismo dolor me seguía molestando junto con el estrés que comenzó a acumularse.