Capítulo 1.

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—Ese mal nacido sabe escabullirse.— dijo molesto Clint, parecían estar cada vez más cerca del culpable pero siempre había algo que los hacía cambiar de dirección.

—Ni que lo digas, ese bastardo nos trae como calzón de puta.— la pelirroja respondió mientras trataba de disfrutar su hot-dog.

—Siento envidia por Bruce, tiene la oportunidad de quedarse allá tranquilamente.

—Claro...charlando con los muertos— sonrió burlona.— Ni loca me quedaba con un cuerpo todo tieso a solas.— miraba a la gente pasar. La ciudad era todo un caos.

—No me sorprende viniendo de ti, ya sabemos que no te gusta el sin hueso.

—Por lo menos ya lo acepté y no ando en pleno siglo veintiuno, escondido en el clóset.—le respondió orgullosa viendo el ceño fruncido del otro.

—Ya te lo dije, no soy gay.— bebió de su botella de agua. La ciudad estaba pasando por un clima como pareja de preparatoria, todo inestable.

Era hora de regresar y seguir en búsqueda de más pistas.

—Claro y supongamos que yo no le veo las nalgas a Maximoff.— ambos iban caminando de regreso al cuartel apresurando su paso. Natasha miraba pícara a su amigo.

—Ay mamona, ¿desde cuándo te volviste hetero?.

—Calma tus celos mayate. Hablaba de la gemela, su hermano es todo tuyo.— palmeó su espalda suavemente.— vale madres que seas policía, te gusta lo ilegal.

—¿No tienen dieciocho?.— pregunto curioso, juraba que ya lo eran. Ese cuerpo no podría ser de un adolescente hormonal.

—No tengo idea pero si los tienen no estaría mal visitarlos algún día de estos.— sonrió, ya tenía en mira a la castaña.

—Eres caso perdida amiga.

☆☆☆

—¡Muy bien señor Wang!, a este paso llegaremos a la meta antes del próximo mes.— animaba alegre el rubio a su cliente.

—Gracias a ti Steve, llegué siendo una bola y ahora soy todo un galán, claro si me ven por debajo del cuello.— bromeó el hombre a su lado.

Ambos se despidieron, Steve había terminado su jornada y tenía que pasar a comprar suministros para la semana.

Al bajar del auto y dirigirse al supermercado recibía muchas miradas, a pesar de que ocurrió todo el tiempo él no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones.

Estaba por pasar a la sección de carnes frías cuando se topó sin querer con el carrito de compras de otra persona.

—Discúlpame, iba despistado.— apenado separaba su carrito.

—Ay Steve, deja de pensar tanto vas a quemar tu cerebro muy rápido.— escuchó bromear a la otra persona, al alzar su rostro vio que era uno de sus vecinos.

—¡Scott!, que gusto verte.— saludó alegremente.

—Lo mismo digo rubio.

—Nunca te había visto por aquí, ¿vienes seguido?.

—Normalmente vengo en la noche con Pietro y Wanda.— comentó mirando el precio de las carnes rojas.— solo que al parecer Wandita saldrá más tarde y a Pietro le llegó una clienta difícil o algo así entendí.— río al recordar la llama del peli plata hablando super enfadado.

—Envidio la relación de ustedes tres, considero que son muy unidos.— le miró divertido.

—Te los cambió por un día si quieres. Ten mi llave.— dramatizo Scott.

VecinosWhere stories live. Discover now