〖Primer Alma〗

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¿Quieres saber algo gracioso?
La gente le pide deseos a estrellas, y la mayoría de ellas están muertas.❞』

Nubes.

Esponjosas nubes acariciaban su cuerpo como algodones de azúcar, cosquilleando intensamente y haciendo que su sensible piel recibiera las sensaciones gustosamente.

Jungkook estaba en el más profundo de los sueños, sonriente y por primera vez en mucho tiempo, feliz, sintiéndose bien aunque todo ello fuese una mentira que su mente creaba para él. Una linda y hermosa mentira.

La noche había llegado demasiado rápido y él no había encontrado nada más que hacer que simplemente dormirse en su habitación hasta que el amanecer del siguiente día llegase o tuviese que despertar al no poder dormir más,con su cuerpo totalmente descansado.

Entonces él se obligaría a levantarse y a salir de su cueva para enfrentar lo que seguro sería un horrible y nefasto día.

En un barrido su sonrisa se fue esfumando lentamente de su cara, transformando aquellas líneas expresivas y curvas en una simple linea recta, blanca, sin emoción ni nada parecido. La luz que entraba por su ventana, al igual que sus ánimos, era inexistente.

A veces solía leer en algunos libros que robaba de la biblioteca de la mansión que la protagonista se levantaba conlos hermosos y cálidos rayos del sol cepillando su cara en un cosquilleo angelical, y luego ésta se preparaba con entusiasmo para su nuevo día.

Lo que, claramente, no era su caso. Jungkook taponaba las ventanas para no tener ningún contacto con el mundo exterior, aún si tan sólo fueran algunos inofensivos rayos de luz de sol, a él no le importaba. Sólo algunas veces, él se veía en la obligación de abrir la ventana un poco por las noches, cuando la brillante felicidad amarilla desaparecía y sólo quedaba la fría desolación lunar.

Amaba la luz de la luna.

─Otro día... ─Musitó deprimido, con una sonrisa triste en su cara, levantándose con inexistentes ganas de la mullida y cómoda cama.

En Esmeralda, pocas veces hacía sol fuerte, y ese día, por supuesto, no sería la excepción. El clima estaba triste, nublado, frío y gris, igual que siempre, y eso le encantaba, porque le hacía sentir que no era alguien incomprendido.

─Bueno, supongo que no puedo hacer nada más que seguir soportando ─Se dijo a sí mismo.

Últimamente, él era su única compañía, y eso no era bueno. Los pensamientos auto destructivos lo atacaban con demasiada frecuencia, tanta que era aterradora, pero él no se dejaba hacer tan fácil y ponía un poco de resistencia ante ello. No porque quisiera vivir su vida. Sino porque le tenía miedo a la muerte y al vacío que decían que había después de de ella.

Se frotó la piel erizada por el frío, acomodando los vellos rebeldes que sobresalían intentando explorar sus alrededores infructuosamente por el obscuro lugar. A paso lento se dirigió a su armario y procedió a vestirse.

Lo primero que se puso fueron las muñequeras que estaban en la mesita de noche, a un lado de su cama, y luego procedióa ponerse la chaqueta manga larga que tanto le encantaba utilizar en los días lluviosos como esos.

Luego se puso su pantalón y acomodó su cabello, y después, se puso unas chanclas para poder salir de su habitación.

Tenía hambre.

La noche anterior no había cenado, su estómago estaba vacío y su perezoso lobo aullaba queriendo consumir un poco de alimento. Al abrir la puerta un frío le recorrió de pies a cabeza, pues el rocío del ambiente impactó directamente con su rostro, y bajó a lo largo de éste. Un suspiro salió de su boca y se apresuró a bajar por las extensas escaleras repartidas en forma de caracol a la planta baja, en dirección a la cocina.

Almas Gemelas¹ JIKOOK [Adap]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora