🌑Luna Nueva

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♦ ° I ° ♦


Narradora

Era un día como cualquier otro en "la aldea de herreros espadachín".

-Bienvenido- saludaba una joven chica al cliente que entraba a su local.

-Buen día, Kitaeru-chan- saludo un amable hombre con mascara.

-Ah! Kanamori-san- respondió mientras hacia una reverencia- que bueno verlo, su pedido ya esta listo.

-Muchas gracias. En, estará encantada- respondió feliz- sus dulces son los mejores.

-Agradezco sus palabras- hablo mientras se dirigían a buscar su encargo al mostrador- aquí tiene, un pedido de Wagashi recién terminados.

Kanamori abrió la pequeña caja y observo su contenido.

-Son realmente hermosos, Kitaeru-chan- sonrió asombrado tras la mascara- agradezco el esfuerzo

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-Son realmente hermosos, Kitaeru-chan- sonrió asombrado tras la mascara- agradezco el esfuerzo.

-No es nada! Me gusta que cada dulce este perfectamente, tanto en sabor como en forma. Para mi es un placer- sonrió la chica.

-Cuando hablas así, suenas como Haganezuka-san, pero sin el mal genio -rio tras la mascara.

-Ahora que lo menciona... Sabe si a terminado los cuchillos que le encargué?- pregunto mientras sonreía.

-La verdad es que... Con el asunto de la selección final, tal parece que no solo a mi me encargaron hacer una espada- explico- Haganesuka-san también fue elegido, no a salido de su taller para nada.

-Comprendo- suspiro la chica- de todas maneras, gracias. Salude a En- san de mi parte.

-Sera un placer, nos vemos- se despidió con una reverencia para luego marcharse.

-Tetsuko- hablo alguien a sus espaldas causando que la chica saltara del susto.

-Abuela! Por favor, no se aparezca de la nada- murmuro recuperándose del susto.

-No aparecí de la nada, estuve aquí todo el tiempo, tu eres la despistada- le dijo señalándola con su bastón- no me prestabas atención por estar pensando en ese hombre de sangre caliente.

-Y..Yo solo pensaba en pasar por su taller y ver si ya tenia listos los cuchillos- hablo con un pequeño sonrojo.

-De acuerdo, ve- le dijo mientras sonreia- yo cuidare del local mientras regresas.

-Gracias, abuela. Ah! Llevare unos cuantos dangos para Hanagezuka-san- la anciana le sonrió con picardía y la chica se sonrojo aún más- Es que Kanamori-san estuvo aquí y dijo que Haganezuka-san no a salido para nada de su taller. Seguramente no a comido nada.

-Tienes un corazón de oro, Tetsuko. Uno realmente puro- sonrió con dulzura la señora- pero ya tienes 19 años ya deberías estar comprometida.

La de mayor edad siguió hablando mientras Tetsuko preparaba los dangos.

-Sabes que esa no es mi prioridad, abuela- se excuso la chica- estoy muy ocupada cuidado del negocio familiar y de mamá. Además sabes que aveces tengo misiones.

-Pero tu madre quiere nietos!- se quejo la anciana y la chica casi deja caer el dango que tenia a la mano.

-N..No tienes que decirlo de esa manera, abuela. Te pueden escuchar!- dijo la chica, avergonzada.

-Que lo hagan! A ver si algún joven se acerca a pedir tu mano.

-Abuela...- se quejo la chica, ya terminando de guardar los dangos- listo. Regreso en un momento abuela.

-Tomate tu tiempo.

La chica abandono el local y se dirigió al taller de Haganezuka, con una caja de dangos en su mano y un recipiente con té verde.

-Espero que le gusten- pensó la chica mientras caminaba felizmente y saludaba a uno que otro aldeano.

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CONTINUARA...

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