Storge

Luna🌒Creciente

♦ ° V ° ♦

Narradora

Tetsuko estaba frente a un Hotaru que no paraba de comer sus amados dangos.

Como siempre de su cara solo se podía ver su boca, pero esta vez, él había retirado aquel pañuelo que siempre tenia en la cabeza, dejando ver aquel hermoso y largo pelo azabache.

-Haganezuka-san... Puedo tocar su cabello?- pregunto la chica, causando que este se sobresaltada por un momento, mas no dijo nada.

Tetsuko acercó su mano hasta las hebras de carbón del enmascarado y las acarició con delicadeza.

-Como pensaba, es realmente suave- sonrió mientras enredaba un mechón en su dedo índice- me gusta mucho su cabello, Haganezuka-san. Gracias por permitirme tocarlo.

El hombre no respondió, solo extendió su plato pidiendo en silencio mas dangos.

Con gusto la chica le sirvió mas.

-Mi nieta seria una gran esposa, no crees, Hotaru?- hablo la anciana, como no, apareciendo de la nada.

-A.A..Abuela!!

-Ella es realmente linda, trabajadora, inteligente...

-Vasta abuela!- la interrumpió Tetsuko- lo lamento mucho, Haganezuka-san!

El hombre no dijo nada, término los dangos y se marcho.

-Que chico tan grosero, como es que te gusta?

-Ay abuela...- la chica tapó su cara al sentir un aumento de temperatura- iré a ver a mamá.

La casa de la chica estaba justo al lado de la tienda de dulces, muy conveniente la verdad.

En cuanto entro, encontró a su madre sentada en el jardín observando las flores en el.

-Madre, no debería estar levantada- le regaño suavemente.

-Dejame estar un momento aquí- le dijo- pasar tanto tiempo en la habitación me hace sentir sin ánimos.

La chica suspiro para luego sonreír y sentarse junto a su madre.

-Sabes, la abuela a estado insistiendo mucho con respecto a Haganezuka-san.

-Ese es el hombre que te gusta, cierto?- inquirió causando que su hija se sonrojara- es algo  mayor para ti, no crees.

-Lo es...

-Pero eso no te importa mucho verdad.

-No.

-Entonces esta bien. Si realmente lo amas y él te ama a ti, pueden superar pequeñeces como la edad.

-Gracias, madre- le sonrió la chica- aunque aun no se si él siente lo mismo.

-Pues mas le vale... Ya quiero nietos!- se quejo su madre.

-Moo~ tu también!- se quejo de manera infantil.

Después de verse a la cara, ambas estallaron en risas.

-Sabes que solo quiero que seas feliz tesoro- se sincero la mayor.

-Lo se madre.

-Mirate, eres igual a tu padre. El mismo hermoso cabello castaño'rojizo, los mismos ojos carmesí- su madre la observaba con amor- excepto las pecas... Esas son mías.

Tetsuko dejo que su madre jugará con sus mejillas, aplastándolas y estirandolas.

-Ya para mamá~ - le dijo entre risas.

-Estas tan grande, mi amor- tomo la cabeza de su hija y la acuno en su regazo- mi pequeña... No sabes cuanto te amo.

-También te amo, mamá- ella se acurrucó felizmente a su madre y la abrazo con amor.

Era un hermoso momento para quien lo viera.

Momento que fue interrumpido por una fuerte tos de parte de la madre Tetsuko.

-Ven, vamos a recostarte en el futon- la tomo de los ante brazos y la ayudo a levantarse.

Una vez que acomodo a su madre, se posicionó a un lado de ella.

-Hablame de tus misiones. Como vas con ellas? No haz salido herida de gravedad verdad?- su madre empezó a bombardearla con preguntas rápidas.

-No tengo nada nuevo que reportar, el maestro Rengoku me entrenó bien, no debes preocuparte.

-Ya veo, supongo que eso me deja mas tranquila- la mujer toco el costado del estomago de su hija, causando que esta hiciera un ligero gesto de dolor- no debo preocuparme eh...

-Solo es una herida menor, algo superficial- explico- de verdad que estoy bien, mira!

La chica empezó a corretear por la habitación, a saltar y rodar por el piso cual niña pequeña.

Claro que le dolió mucho, pero soportó por el bien de su madre.

-Te creo... Por ahora- la miró con los ojos entrecerrados para luego palmear a un lado de su futon con una sonrisa- ven duerme un poco conmigo.

-Pero debo ir a ayudar a la abuela y...

-Que vengas, Tetsuko!

-SI!- grito con miedo a su madre.

Ambas se durmieron abrazadas después de eso.

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CONTINUARA...