Storge

Luna Nueva🌑

♦ ° II ° ♦

Narradora

Después de un rato caminando, la chica por fin llego a su destino.

El taller del herrero Hotaru Haganesuka.

-Buenas tardes, Haganezuka-san!- saludo desde afuera- con permiso, voy a pasar!

No era la primera vez que ella iba a su taller, después de todo él había sido siempre su herrero por excelencia.

-Haganezuka-san...- lo encontró observando una, ya terminada, nichirin- Wa~ es hermosa.

Hotaru miro el reflejo de la chica en el filo de la espada.

-Ah... Eres tu- dijo sin mas- haz venido para que afile tu nichirin?

-No... En realidad venia por el juego de cuchillos que le encargué- sonrió mientras lo veía guardar el arma.

-Juego de cuchillos? Ah. Aun no están listos- dijo con simpleza, el de mascara.

-Pero... Haganezuka-san. Ese pedido lo hice hace semanas y...

-No tengo tiempo, debo llevar esta nichirin a su dueño- respondió colocándose su sombrero con Fūrin, la chica suspiro- espero que sea de un color rojo brillante.

-Oh~ Como la mía- sonrió la chica mientras lo seguía, olvidando el hecho de que no tenia sus cuchillos listos- se lo mucho que le gusta, pronto la traeré para que la revise.

-Bien- fue lo único que dijo- mas te vale que no tenga un solo rasguño- la miro a través de la mascara, la chica sintió como su mal temperamento salia a flote.

-No se preocupe, la cuido muy bien- dijo la chica un tanto nerviosa por la mirada del hombre- además es una muy buena espada.

-CLARO QUE LO ES!- grito y empezó a hablar de como la había forjado mientras la chica lo escuchaba con atención y asentía de vez en cuando.

Ambos caminaron hasta llegar a la salida de la aldea.

Entonces la chica lo interrumpió.

-Disculpe. Ya que no lo podrá comer en casa, por favor lleve esto en su viaje- le extendió la caja y el recipiente de bambú- son sus dangos favoritos y algo de té verde.

Él no dijo nada y solo tomo las cosas.

-Tenga cuidado y regrese pronto, Hanagezuka-san -sonrió la chica mirando aquella máscara que traía el hombre.

-Adiós.

Ella se despidió con la mano mientras este seguía su camino.

Unos días después

-Bienvenido, Haganezuka-san!- lo saludo la chica una vez que lo vio entrar- me alegra que regresara con bien! Eh...

La chica se sorprendió al ver como este le pasaba, con brusquedad, una caja para luego dirigirse a una de las mesas.

-Dame dangos- le dijo, o mas bien ordenó, para luego sentarse y cruzarse de brazos.

-Si! Una orden de mitarashi dango, enseguida!- sonrió la chica para luego irse con el paquete en brazos.

Al llegar al mostrador preparo todo y luego se dispuso a ver que contenía la caja.

-Waa~ son perfectos!- eran los cuchillos que ella le había encargado- muchas gracias, Haganezuka-san!

-Tch, solo traeme mis dangos!- se quejo.

-A la orden!

Ella dejo los cuchillos a un lado y fue a llevarle lo pedido.

-Aqui tiene, espero que lo disfrute- sonrió con un pequeño sonrojo en sus pecosas mejillas.

Hotaru hizo a un lado su mascara y empezó a comer.

-Como le fue en su viaje. El nuevo cazador cumplió con sus expectativas?- pregunto la chica mientras se sentaba frente al él y tomaba un poco de té.

-Para nada. El chico tenia ojos y cabellos rojos, pero aun así su nichirin fue de color negro- gruño con enfado- si se atreve a dañar mi amada espada lo matare.

La chica lo escucho con una sonrisa serena, ella no solía alterarse con facilidad o simplemente no lo hacia muy seguido.

Tetsuko Kitaeru era una chica bastante tranquila y comprensiva.

Hotaru siguió comiendo, quejándose y hablando sobre su viaje y sobre su nuevo cliente.

-Ya veo, Tanjiro Kamado-san parece ser una persona interesante- sonrió la chica.

-Hm... Me voy- termino por decir, para luego dejar el dinero en la mesa y colocar bien su mascara.

-Eh~ tan pronto?

-Adiós- termino por decir para luego salir rápidamente, sin mirar atrás.

-Nos vemos...

Ella vio como el hombre se marchaba para luego suspirar.

-Por que nunca puedo ver completamente su cara- susurro sonrojada.

-Podrias verlo si te conviertes en su esposa.

-Abuela!

•••••••••••••••••••••••
CONTINUARA....