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La cabeza le dolía en demasía, su cuerpo se sentía pesado y las marcadas ojeras bajo sus ojos le daban un aspecto demacrado.

La noche anterior no había dormido nada, el recuerdo del pasado azotó su mente y no le dejó estar tranquilo, además YooChan había llegado tan mal que tuvo que cargarlo hasta su habitación, pues al parecer había bebido y había consumido drogas en una cantidad realmente excesiva.

Suspiró pesado, solo quería descansar, quería vivir como una persona normal, quería dejar de perseguir y ser perseguido.

Pero la justicia no descansa y tampoco lo hace la maldad.

Entró al hogar de JunHee, era una gran casa considerada patrimonio de la ciudad, tenía una piscina enorme y juegos variados para los menores de la casa, realmente era digna del hijo de uno de los traficantes más reconocido del lugar.

En el interior había un salón enorme, un televisor cubría toda la pared y las estatuas de cobre completaban una decoración propia de la realeza.

Siguió caminando hasta llegar al comedor, allí, ocupando una de las sillas se encontraba JunHee, con un pequeño bebé en brazos.

— ¿Y eso? —preguntó cuando sus ojos se encontraron, haciendo referencia al bulto que sostenía.

—… ByeongKwan, buenos días, me encuentro bien, gracias.

Byeong rodó los ojos y suspiró nuevamente, no era el día adecuado para soportar el mal humor de su amigo, no estaba de ánimos para nada.

—No sabía que tenías otro…

—No lo tengo, esta hermosura es el sobrino de DongHun —habló mientras acariciaba la panza del pequeño.

—Bien.

—Estás muy callado, ¿sucede algo?

—Nada…

—No mientas, hay algo que te está molestando, si quieres puedes ir a hablar con DongHun, está en su estudio.

DongHun había sido unas de las pocas personas que le habían ayudado a superar los problemas que aquel hombre le habían causado, lo había apoyado, había sido como un hermano, y lo seguía siendo.

—Prefiero hablar contigo…

—Dime lo que quieras.

No contó nada, no quería involucrar a su “familia” en un asunto que era solo de él, solo esperó a que los niños estuvieran listos para partir a sus clases.

『✧✦✧』

La vida se había vuelto más estática desde que comenzó a buscar al Lobo Feroz, todo había tomado un matiz más oscuro, más peligroso.

Ya no salía de casa, solo lo hacía para ir a trabajar en la cafetería, ya no se divertía, solo buscaba informes policiales viejos y trataba de armar un rostro en su mente, un rostro que desconocía.

Ya no vivía por él, vivía por el Lobo.

Las diminutas manos de los niños apretaban las suyas, y extrañamente se sentía protegido, como si supiera que aquel animal no lo atacaría estando frente a otros.

— ¡Tío YoungJo! —JiSung se soltó de su agarre y corrió hacia una persona.

Una persona que Byeong conocía muy bien.

—Un gusto verlo… profesor Kim —sentía un odio hacia él, lo odiaba por no preocuparse, lo odiaba porque lo maltrató, lo odiaba porque en parte parecía un Lobo.

—El gusto es mío, estás más guapo, los años te han favorecido.

Nuevamente se quedó en silencio, eso de no responder se estaba volviendo una costumbre, una costumbre que agradecía.

『✧✦✧』

La cafetería en la cual trabajaba era acogedora, por eso le gustaba estar allí, se sentía a salvo.

Caminó con el café entre sus manos, iba a dejarlo a un cliente que pidió exclusivamente que él lo llevara.

Iba distraído así que no se dio cuenta cuando chocó con un cuerpo que reconoció al instante. Sus ojos se abrieron desmesuradamente y su respiración se volvió dificultosa cuando observó la mancha oscura que crecía en el pecho del hombre.

— ¿Ahora pedirás que me desnude?

Su mente quedó en blanco, y su rostro volvió a enrojecer.

Wolf  •°WowSon°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora