bufónvich; lit x ecko.

31.

—una nueva sensación invadia el cuerpo del mas alto al ver el tierno color rojizo adornando las mejillas de monzón. tomó un par de servilletas y limpió su rostro sin borrar una amplia sonrisa de sus labios. la paz y tranquilidad del momento se vío abrumada en cuanto el irrirante sonido de una llamada resonó desde el bolsillo de ignacio, una mueca se presentó en su rostro antes de mirar al dueño de la casa haciendo un gesto apenado, a lo que el otro reaccióno riendo suave y levantandose para llevar los platos de la mesa al fregadero.—

ecko.

¿quien mierdas me viene a joder tan lindo momento con el tomatito pasivito? —con ese pensamiento me levanté de la silla caminando a la sala, al estar ahí decidí contestar sin ver la pantalla.

¿quien es y que quiere? —fue lo primero que dije de manera irritante, mala opción, al igual que responder sin ver la pantalla, pronto pude escuchar como alguien soltaba un pesado suspiro, podía reconocer eso en cualquier lugar, mi mamá esta a punto de darme alta puteada.—

¿acasó yo te enseñé a responder así? no te voy a decir nada solo porque necesito que vengas a casa ya, tus amigos te estan buscando. —dichas esas palabras la llamada fue cortada por ella, su voz no era muy tranquila, parecía irritada, y si, no entiendo porque la manga de giles estan en mi casa, y mas sin avisar. estaba dirigiendome a la puerta, antes de tomar la perilla recordé que no era mi casa y que estaba acompañado por el chico. mi diestra subio y me dí un pequeño zape en la frente, di la vuelta y regresé a la cocina, pude ver a mauro mover un poco las caderas mientras secaba algunos platos, sin duda una hermosa escena que me gustaría volver a presenciar. caminé hasta el humbral de la puerta y golpée la pared con los nudillos un par de veces buscando obtener la atención del contrario. mi rostro seguía con una expresión apenada.— mau, me tengo que ir, lo siento.

mauro hizo un pequeño puchero y eso hizo que quisiera ir y besarlo por lo tierno que era.

bueno, esta bien. —se acercó hasta mi y me guío a la puerta.

lo siento tomatito, me hubiera gustado quedarme un rato mas. —rasqué mi nuca sonriendole, él se acercó a mi y me dio un corto besito en la mejilla, sus labios se sintieron tan suaves.—

esta bien, espero verte en el circo mañana, adios. —dijo sonriendo para seguidamente entrar a su casa nuevamente y cerrar la puerta.

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