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Tengo quince años, me encanta el deporte y estoy en un equipo de hockey hielo. Sé que es un deporte violento y para hombres duros y fuertes. No pega para nada conmigo. Soy un chico bajito de metro cincuenta y siete, muy delgado, piel clara y típico rubio de ojos azules.

-Tinguaro, tendré una reunión ahora con el equipo en los vestuarios, cuando terminemos podrás recoger.

-Sí, entrenador.

-Eres un buen chico, gracias por tu ayuda.

Formo parte de este equipo, pero soy el que limpia y se encarga de proporcionar lo que puedan necesitar los jugadores, soy el chico para todo.

-Estoy muy orgulloso de todos ustedes, si siguen de esta manera ganaremos la liga, así que, por favor, continúen sacando buenas notas, para no tener que prescindir de ustedes.

- ¡Sí, entrenador!

-Ahora pasaré a informaros, a partir de mañana tendrán un compañero nuevo. Es un viejo conocido de ustedes. Ricardo, el portero del Wolf.

-Joder, que mierda. Detesto a ese tío.

Me sorprendí bastante cuando escuché quien vendría, pero para nada me sorprendió las palabras de Ruiman, han estado a punto de hostiarse en varios encuentros.

-A partir de mañana será vuestro compañero. No quiero ningún problema en los vestuarios, serán penalizados a la mínima. ¿Me entendieron?

- ¡Sí, entrenador!

-De acuerdo, pueden cambiarse y regresar a sus casas.

Todos los del equipo se dieron prisa en cambiarse y marcharse.

-Tin, te espero fuera, no tardes.

-Solo me queda fregar el suelo y salgo.

-Estaré en la moto.



Ruiman es la razón por la que estoy aquí, cuando entré en el instituto, estaba en la misma clase que él y varios más del equipo, como todo el resto de los compañeros también les admiré, pero también les temía. Tan altos, duros, salvajes la gente se apartaba para dejarlos pasar y todas las chicas estaban locas por ellos.

En un principio salían con unas y otras, sin importar mucho quienes fueran, pero al tiempo se quedaron saliendo con algunas de ellas más en serio. No parece que tuvieran mucho en común y salían los cuatro amigos con sus respectivas parejas, siempre juntos.

Yo en esa época no hablaba con ellos, los admiraba y envidiaba de lejos. Terminé siendo elegido delegado de la clase y debido a los horarios de partidos y entrenamientos de ellos, me vi varias veces teniendo que ayudarles y proporcionarles materiales de clase. Así fue como deje de ser invisible para ellos.

Un día me estaban acosando unos mayores, cuando Ruiman me vio, sin preguntar nada les metió de hostias e informó que nadie podía meterse conmigo, estaba bajo su protección. Tras ganarse mi admiración y agradecimiento comencé a ayudarlo con las clases y hacerle de tutor.

Su novia de ese momento comenzó a cabrearse por el tiempo que pasaba conmigo y tras muchas broncas y malos rollos Ruiman terminó cortando con ella. De eso habían pasado tres años y Ruiman ya no había vuelto a salir con nadie más. Nuestra relación se había estrechado aún más y ahora somos amigos íntimos.



-Ya es tarde, espero nos dé tiempo hay bastante tarea. Tin debes estar agotado. ¿Seguro no te arrepientes de hacer todo este trabajo en el club?

Mis amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora