Capitulo 6.- La esperada cena

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Patrick y Heidi estaban llegando a la residencia Gaznerla los portones se empezaron abrir para dar paso al auto.

-Me muero por conocerla… tengo curiosidad- dijo Heidi una rubia despampanante.

-Lo sé, quien viera a nuestro querido Gabriel casado- se quedó pensando –Sabes siento que aquí hay gato encerrado-

-¿Por qué lo dices?- pregunto la rubia.

-Porque todo fue tan repentino de un día para otro, trabaja hasta tarde y ya lleva un mes de casado y ni siquiera la conocemos… para mí que está embarazada-

-Bueno en unos minutos sabremos qué está pasando con ese par-

**

Alena sentía un hueco en el estómago estaba nerviosa, sería la primera vez desde que llego a Londres que tendría que actuar.

-Cristina, no sé qué vestido ponerme-

-Hay señora Alena en cualquiera se verá muy bonita-

-Cuantas veces te tengo que decir que no me digas señora-  dijo mientras veía sus tres opciones, un vestido color blanco con un lindo detalle de encaje, el otro vestido era negro ese nunca fallaba pero lo sentía muy formal para la ocasión y por ultimo era  un vestido con la parte de arriba negro y abajo la falda era de lápiz de un color rosa.

Tocaron la puerta y Cristina atendió era Gabriel quien decía que ya habían llegado los invitados para que Alena se apurara.

La joven escogió el vestido blanco se puso perfume, unas sandalias de tacon, se retoco los labios y le dio el ultimo vistazo a su cabello, estaba lista y muy nerviosa.

Bajo las escaleras lentamente no vi a nadie en el recibidor, así que se encontraban en la sala, Gabriel se acercó a ella para tomarla de la mano y guiarla hasta el lugar.

-Por lo menos es guapa- dijo en voz baja Heidi.

-Alena te presento a Patrick Thompson mi mejor amigo -

-Encantada-

-Su consejero, su hermano, su compañero en crimen- dijo Patrick mirándola y guiñándole un ojo –Es un placer querida-

-Y ella es Heidi Conrad, una amiga de la infancia-

-Gabriel querido cuanto tiempo- dijo ignorando a la joven que se encontraba junto a Gabriel.

El tiempo transcurría era un velada sencilla sin normas y etiquetas, pero Alena sentía un hueco en el estómago ya que Heidi no dejaba de verla, evaluarla, estudiar cualquier movimiento por diminuto que fuera, lo cual su esposo era ajeno de la situación.

-Bueno, no sé si Gabriel te había comentado que estábamos ansiosos de conocerte- dijo Heidi sin dejar de ver Alena.

Solo es cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora