Capitulo 5.- Un mes

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Había pasado ya un mes desde que se había casado e ir a vivir a Londres, Gabriel siempre se iba muy temprano en la mañana y regresaba muy de noche que Alena ya estaba dormida con trabajo se veían las caras.

Los empleados de la casa ya se habían acostumbrado que ellos no fueran una pareja normal, pues no compartían el mismo cuarto, se dirigían muy poco la palabra y casi nunca se veían.

La joven esposa apenas conocía los alrededores, unos días se aventuraba a caminar para adentrarse en este nuevo lugar,  camino hacia un parque que parecía estar rodeado de grandes áreas verdes, se podían ver personas haciendo ejercicios, mamas empujando los coches de sus bebes, niños jugando, más adelante había un Starbucks, y dos cuadras más abajo se encontraba una escuela que impartía un curso de administración y contabilidad a cual Alena le intereso y pidió informes, siempre quiso estudiar algo relacionado con números así que esta vez nadie se lo impediría.

Era un curso intensivo pero era una escuela de noche, tres veces a la semana de ocho de la mañana a diez de la noche,  a la chica no le importo el horario, total a esa hora todavía no estaba su esposo en casa así que ni se enteraría.

Mientras caminaba de regreso Alena pensaba que volvería a esa casa donde se sentía como un florero más pero de momento no le quedaba de otra.

**

Cuando iba llegando a su habitación Alena escucho que la llamaban y era nada menos que Cristina.

-Señora Alena la están esperando en el despacho-

-¿En el despacho?, ¿Quién?- pregunto Alena.

-El señor Gabriel, su esposo-

Alena  miro a ver su reloj, todavía era temprano para que él estuviera aquí, pero no importaba, le dio su bolso a Cristina y ella bajo para ir al despacho.

Se escucharon dos golpes débiles por parte de la muchacha en la puerta y un gran delante de una voz  masculina.

Ahí se encontraba el rodeado de varios papeles en su gran mesa, levanto la mirada para verla, lo cual ella sentía que su mirada era un escáner y de pronto recordó cómo iba vestida.

Llevaba una sencilla blusa blanca de algodón con un par de jeans ajustados una cazadora que iban a la par de un par de converse blancas.

Sabía que no era la vestimenta apropiada que debería llevar la esposa de alguien como Gabriel, pero Alena se sentía cómoda llevándolo además nadie la conocía… por el momento.

-Hola…Buenas noches – dijo Alena al ver que el parecía estar rígido como una estatua.

-¿Dónde estabas?- pregunto él, y su tono era algo acusador – Lo siento, Buenas noches Alena-

-Salí un rato para familiarizarme con el lugar-

Alena sentía que hubiera hecho algo malo y que ahora se encontraba en la sala de interrogatorio y le declararían culpable.

Solo es cuestión de tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora