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La gente suele tener días buenos y malos, excepto yo. No sé por qué me cuesta tanto tener un buen día.

Es decir, no es que mis días sean del todo malos, pero no podría calificar ningún día como realmente bueno desde hace mucho tiempo.

Nisiquiera cuando por fin terminé la universidad, o cuando me mudé a vivir solo, o cuando conseguí mi empleo. Se supone que ese era mi proyecto de vida, pero por alguna razón no soy feliz. Es como si viviera para trabajar en vez de trabajar para vivir.

Llego a la empresa muy puntual como siempre y me detengo un segundo en recepción a saludar a Ginna que se toma un café.

-Buen día- digo fuerte para que me note.

-Oh, buen día Joel- me sonríe -¿quieres un café?

-Está bien, estoy a tiempo todavía- respondo mirando el reloj en mi muñeca.

La veo tomar un vaso desechable y vierte un poco del contenido de la cafetera en él, agrega dos cucharaditas de azúcar y revuelve bien poniéndolo frente a mí.

Le guiño un ojo al tomar el vaso y me doy vuelta pronunciando un gracias mientras le sonrío. Sé que no debería hacerlo porque tengo claro que yo le gusto, pero tengo la necesidad de hacerla sentir bien porque ella es lo más cercano a una amistad que he tenido.

Voy a mi oficina y empiezo el informe que mi jefe me ha pedido esa misma mañana por mensaje de texto.

Estoy tan concentrado que no noto la silueta que acaba de posarse en la puerta hasta que hace un ruidito llamando mi atención, levanto la mirada y veo un chico que me mira algo apenado.

-¿Necesitas algo?- pregunto amablemente.

-Estoy buscando a Johann, me han explicado en recepción pero creo que estoy perdido.

-¿Johann?- pregunto buscando en mi mente ese nombre y niego con la cabeza al no encontrar nada.

-Trabaja aquí- afirma.

-¿Ah sí? ¿En qué área?

Lo veo encogerse de hombros y sé que en verdad está perdido.

-Es Johann Vera- dice un poco más cohibido.

-Oh Claro, el señor Vera- digo cuando por fin me doy cuenta -es un piso más arriba, giras a la derecha y ahí ves una única puerta color café que dice "gerencia" en letras muy grandes.

Observo un gesto de confusión en su rostro y creo que no me he explicado bien, así que lo intento de nuevo.

-Debes tomar el ascensor o las escaleras hasta el piso de arriba...

-Si entendí- me interrumpe -gracias.

Se da la vuelta para irse, pero se detiene un momento y me mira nuevamente.

-¿Gerencia dices?

-Así es.

Lo veo asentir con la misma expresión en su rostro y desaparece de mi oficina.

No puedo explicar la pequeña decepción que siento al verlo irse, quizá sea porque no tuve suficiente tiempo para detallar sus ojos, solo sé que son lindos.

Cuando estoy por salir a mi hora de almuerzo, el teléfono de mi oficina suena.

-Contabilidad, buenas tardes.

-Joel ¿cómo vas con el informe que te pedí?

-Estoy trabajando en ello señor Vera.

-Lo necesito para esta misma tarde.

Mi silencio parece molestarle.

-¿Joel?- habla fuerte.

-Sí señor, lo tendré listo.

Y colgó.

Colgó así sin más.

Genial. Ahora me quedaré sin almuerzo y sin justa razón, porque sé perfectamente que la reunión con los accionistas es la próxima semana.

Un provocativo sandwich aparece en mi escritorio y Ginna me mira sonriente. Veo sus ojos brillantes y recuerdo por un instante los hermosos ojos de aquel chico perdido esta mañana.

No deberían ser especiales para mí, quiero decir, mucha gente tiene lindos ojos, incluso Ginna, pero no estuve buscando similitudes de sus ojos con los de otras personas cuando la conocí.

Eso me asusta un poco.

Me asusta mucho en realidad, porque por más que no quiera, no puedo evitar enamorarme duro y rápido cuando alguien es interesante para mí. Espero que ese chico no lo sea.

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Les quiere:
Lía ❤️

¿Cuál Es Nuestro Título? |Joerick|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora