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Me separo asustado mirando al rededor, pero Zabdiel y Chris están haciendo exactamente lo mismo.

Pongo una mano en su cuello y lo atraigo hacia mí para besarlo en serio, como he querido hacerlo desde que lo conocí.

Nuestros labios se mueven al compás y su lengua toca sutilmente la mía enviando un sinfín de sensaciones que en este momento no quiero ignorar.

Él es quien rompe el contacto y besa mi mejilla luego de susurrar en mi oído.

-Voy a llamarte esta noche.

Y se marcha dejándome jadeante y temporalmente desorientado.

*este es el final del capitulo anterior, lo coloco acá porque no estoy segura de si se publicó completo o no*

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11.

Erick me llamó aquella noche tal como lo dijo, y esta vez no dudé ni un segundo en contestar la llamada. No le creí cuando dijo que lo haría todas las noches, pero ha estado haciéndolo por al rededor de dos semanas.

No sé cómo sentirme al respecto, creí que nunca tendría una persona especial con quien hablar por las noches, pero sin importar el sueño, el cansancio o la hora, el nombre de Erick aparece cada noche en la pantalla de mi celular.

A veces he querido llamarlo yo, pero me detiene el recuerdo de que debo esperar hasta que el señor Vera se duerma. Eso me genera cierta culpabilidad en ocasiones, pero todo se esfuma cuando escucho su voz al otro lado de la línea, cálida y dulce.

Supongo que no estoy haciendo un buen papel al intentar mantenerme al margen de Erick, porque sin importar cuánto trabajo tenga por delante, su voz sigue retumbando en mis oídos por el resto del día.

No lo he visto desde aquel día en la cafetería, y soy consciente de cuánto necesito verlo, porque solo escuchar su voz, ya no es suficiente para mí.

Es viernes, y algunos estamos planeando pasar el rato en algún club nocturno cercano.

-¿Quién se apunta?- pregunta Richard como promotor.

Algunos comienzan a responder pero yo me distraigo cuando veo al señor Vera y a Erick salir del edificio tomados de la mano.

-¡Joel!- me llama Zabdiel -¿irás con nosotros?

-Por supuesto, me debes dos cervezas.

-¿Y la otra por qué?- pregunta confundido.

-Es por los días de intereses- respondo al recordar que no sabe nada.

-¿Qué clase de reunión es esta a la que no estoy invitado?- pregunta el jefe acercándose a nosotros.

-Bueno, vamos a algún antro por ahí, ¿desea ir señor Vera?- habla Richard y todos sabemos que lo ha dicho por educación. Nadie podría imaginarse al jefe en un lugar como esos.

-No, diviértanse chicos, nosotros iremos a casa.

-Johann- habla Erick muy bajito -¿y qué si quiero ir?

-No vas a ir a meterte en un lugar de esos- responde igual de bajo pero con un tono tan frío como cortante.

-Solo quiero divertirme.

Mis compañeros siguen hablando de la salida y no se han dado de la pequeña discusión que se ha formado entre la pareja, y me apena ser el único que se dé cuenta, así que trato de simular estar en la conversación con los demás.

-No voy a tener esta conversación contigo Erick, he dicho que nos vamos a casa.

-Tampoco voy a tener esta conversación contigo, ya he dicho que sí y quiero ir. No voy a aburrirme en la casa como todos los días.

-¿Quién dice que no te puedes divertir? Puedes hacerlo Erick, pero no en ese lugar.

-Estoy seguro de que no puedo hacerlo en ningún lugar, porque incluso saber que salía para mi trabajo te molestaba, por eso prefieres que nunca salga de casa.

-¡Joel!- escucho la voz del señor Vera.

-¿Sí?

-¿Tú también irás?

-Sí señor- digo un poco inseguro por no saber exactamente qué respuesta espera que le dé.

-Hazte cargo de Erick- su voz sonaba extraña, como furioso pero contenido -asegúrate de que no beba, y llévalo temprano y sano y salvo a nuestra casa.

-Sí señor.

Se subió a su camioneta y se marchó sin mirar atrás.

Erick me mira por algunos segundos y me sonríe, y su mirada me dice que me ha extrañado tanto como yo a él.

Caminamos algunas cuadras hasta llegar al antro que sugirió Richard, la música estaba alta pero agradable.

Zabdiel me da una cerveza y cuando bebo el primer sorbo Erick me la quita y se toma un trago.

Observo en cámara lenta cómo sus labios se posan en el borde, donde habían estado los míos, su garganta se mueve de arriba abajo cuando pasa la cerveza y sus labios quedan húmedos en las comisuras.

Me recuerdo que está aquí gran parte de la gente de la empresa y que no debo sentir mi cuerpo como está empezando a sentirse.

Le permito que se tome mi cerveza y yo le quito otra a Zabdiel, mientras todos bailan al ritmo de la música él y yo nos miramos fijamente mientras vamos trago tras trago.

Después de algún tiempo se acerca un poco más a mi, hasta que puedo sentir su chaqueta rozando con la mía.

-No quiero estar aquí- dice cerca de mi oído.

-¿Entonces por qué viniste?

-Por ti.

Se me seca la boca cuando escucho sus palabras, y giro un poco mi cabeza para mirarlo.

-Quiero un beso.

-No puedo besarte aquí Erick, además no deberías decir esas cosas, si estás ebrio ya debería llevarte a tu casa.

-No estoy ebrio, nadie lo está con una cerveza.

-¿Entonces?.

-Vamos a tu casa.

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Les quiere:
Lía. ❤️

¿Cuál Es Nuestro Título? |Joerick|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora