2° Capítulo

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Le ordenaron limpiar y tallar el suelo, mientras lo hacía no podía evitar sentir tristeza, seguro estaba tan lejos de casa.

Sus finos dedos tomaban con fuerza el trapo con el cual debía limpiar el frío piso, de rodillas y con la cabeza baja.

Comenzó luego de que hicieran que las jóvenes que se encontraban allí salieran al jardín. Jóvenes de las cuales solo vio sus pies descalzos, algunas con adornos en los tobillos.

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— ¿Va a entrenar hoy?

— No, no iré , hoy descansaré, tuve una discusión con mi padre

— ¿El matrimonio nuevamente?—  SehYoon asintió sin mirar a su acompañante

— Sabe que nuestro Rey lo hace porque así son las leyes, usted no puede acceder al trono sin una omega.

— Lo tengo más que claro, me lo repiten incontables veces y estoy cansado.

— Lo lamento príncipe

SehYoon hizo un ademán con las manos para decirle a su guardia que se retirase, quería ir a su habitación sin nadie que le molestara. El joven guardia se detuvo y se fue por el camino contrario al de SehYoon.

Los pasillos eran iluminados por las pequeñas lámparas y antorchas que colgaban de las paredes de piedra.

Sus pies eran cubiertos por finos zapatos de cuero. En una de sus manos tenía un anillo, el que representaba ser parte de la realeza, de oro y con una gran esmeralda en el centro.

Caminaba en dirección a su habitación, en la torre oeste del palacio, la última por así decirlo, desde pequeño había elegido aquel lugar, donde podías apreciar desde lo más alto todo el pueblo y el horizonte, donde el atardecer estaba expuesto en su máximo esplendor y en donde cada noche la luna visita su balcón.

Pensaba en lo rápido que había pasado el tiempo, apenas hace unos años era un niño, uno que no tenía preocupaciones.

Pensaba en ello cuando una bruma de sentimientos le nublaron los sentidos, sus pies y la yema de sus dedos cosquilleaban, sintió de pronto un estímulo nunca antes experimentado. Con nada de ideas en su cabeza avanzó hasta donde algo dentro de sí le guiaba.

Cuando reaccionó ya estaba a unos pasos de entrar al harem, ese mismo que hace un tiempo se le había concedido, todos los príncipes contaban con uno. Si bien contaba con bellas omegas, ellas no podían ascender con él al trono, ese solo era el privilegio de princesas o doncellas de otros Reinos. La finalidad de ellas era entretener a los príncipes y cumplir sus deseos, además de brindar doncellas y caballeros Reales.

Como un rayo la idea lo golpeo, quizás lo que sentía era el llamado de su omega, tal vez por esa razón su lobo se encontraba tan excitado, sería acaso posible que su omega estuviera allí ¿Como no lo había sentido antes?

Lentamente avanzó pasando por las puertas de la gran habitación donde dormían las omegas, buscó con su mirada alguna de ellas que estuviese allí, pero por mas que sus ojos esculcaban por el lugar no logró encontrar de donde venía ese aroma que estaba alterando sus sentidos, siguió adentrándose, necesitaba encontrar al responsable del estado en el que se encontraba.

Un ruido que venía desde el fondo del lugar llamó su atención, caminó sigiloso y no vio mas que un sirviente quién al parecer trataba de tallar el suelo.

Sus ojos se quedaron perdidos en esa imagen, si bien el chico estaba de espalda podía sentirlo, esa energía vibrante hasta en el aire, se quedó inmóvil en el lugar, por unos cortos segundos hasta que sus pies lograron tener la fuerza para avanzar y no caer o tropezar en el intento.

My King ​Wow || WowKwan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora