Mi primer homicidio ©

Capítulo 4 - Steven Jackson

— ¡Carajo, Steven! —lanzó el móvil a la pared y veo como se rompe en pedazos.

De nuevo me ha dejado plantada, seguramente esta con otra.

Cabrón.

¿Cómo es que puedo ser tan estúpida al buscarme hombres así? Hombres que nunca están conmigo cuando los necesitó, o cuando vamos a una cita, ya no es "vamos" en término plural.

— "Hombres: La incógnita de la vida femenina" así se llamará mi libró y será un éxito. —digo, dejándome caer en el sofá.

Existen criaturas sin cerebro que solo se satisfacen del sexo, de alguna cualquiera, así pienso que es el cabrón de Steven.

Jovencita, que malos pasos has dado.

Mientras estoy en mi dilema de si llorar y comer helado igual que siempre o raparme la cabeza y ser heterosexual alguien toca mi puerta con golpes fuertes.

Seguro es Steven con un ramo de rosas, de rodillas pidiendo perdón. Como si no lo conociera.

¿Pero, porque ha tocado la puerta y no hizo sonar el timbre?

Abriendo la puerta, digo sin preámbulos- ¿Qué quieres ahí...? -pero, me sorprende ver un paquete en el suelo y sin persona alguna cercas de aquí.

Tiene una nota.

"Para: Constance Abernathy"

¿Para mí? No dice quien la envía.

Al abrir la envoltura esta una caja de cartón con otro mensaje en una de las solapas se leía:

"Tú serás la siguiente"

Si claro, seguramente otra de las malas bromas de Steven.

— ¿Qué me mandaste ahora, idiota?

Abro las solapas y el papel cebolla manchado de rojo.

¿Una máscara de su cara y una mano que seguramente es de cera con el mismo anillo de calavera en el dedo anular igual que él?

Te felicito, has hecho un buen trabajó, muy bueno en verdad, todo parece muy realista, incluso ese olor putrefacto, ¿Cómo ha hecho ese olor tan realista?

Tomo esa mascara para verla más de cercas, ver si encuentro algún truco en ella.

¿De dónde proviene ese olor putrefacto?

Al darle la vuelta no encuentro más que... sangre verdadera... las venas.

¡Por un coñazo, todo es real!

Y esta noche, ¿Seré la siguiente?

Mierda.