Era joven la noche cuando Carter y yo vimos como la luz de la habitación de la chica Carrie Everglot se apagaba, decidimos esperar unos minutos a entrar ya que la luz del comedor aún se veía encendida.
— Tenemos que ir por el mazo y el hacha, Carter —le dije a mi hermano quien estaba dándole una calada a su churro.
Hizo una O con el humo y en lo que se desvanecía dijo— Las he dejado bajo el asiento del coche —calmado él se posó mirando las estrellas de la noche—, creo que no llegare a vivir a los treinta.
— Tenemos veinticinco Carter, no seas ridículo. —le contesté amargamente.
— Esa chica tiene dieciocho y está pagando el precio de su padre. —Me miró por un momento, sonrío y dio otra calada más— Solo era un pensamiento, eres un imbécil.
— Bien tarado –conteste—, deja ya esa mota que lo único que hace es joder más lo poco que te queda de cerebro.
Ríe y da una pequeña pero última calada para tirar contra el concreto su muy elaborado churro.
Son solo negocios, ahora el padre de la chica se encuentra en una letrina con llamas haciéndose carnitas.— Me pregunto en que habitación estará la madre. —me susurro a mí mismo mientras saco el mazo, el hacha y un par de pasamontañas.
— Aquí —lo llamo, lanzándole el hacha y el pasamontañas—, alístate.
— No seas ridículo, Conor —masculló el rodando los ojos.
Lo mire pensativo— ¿Qué?
— Al final de cuentas no quedara nadie, ¿Para qué carajos usar pasamontañas?
En cierta forma sabía que él tenía razón, ya iban a estar muertos de cualquier forma. Le entregué a Carter el mazo y yo me quede con el hacha— ¿Listo?
El solo rodo el auto y asintió. Ambos nos encaminamos hacia donde la ventana de Carrie estaba, su cuarto era el primero, su ventana no tenía rejillas ni barrotes así que fácilmente podríamos entrar. Carter fue por la calle a checar que no viniera algún automóvil o un civil a la casa, una vez asegurados iniciamos, lentamente abrimos la ventana de la habitación de Carrie, al entrar la vimos postrada en su cama dormida bajo sus sabanas a rayas color purpura, estaba tan tranquila, le hice una seña a Carter para que se colocara del otro lado de su cama, solo por si algo salía mal. Levante mi hacha muy alto y fije mi objetivo, directo a la cara, un golpe certero y eso sería todo, sin ruido, sin dolor, Carter también levanto su mazo preparándose para dar a su pecho y entonces, solo el hacha con todas mis fuerzas la entere en su cara, se partió al instante y el estúpido mazo de mi hermano no se quedó atrás, golpeo el pecho de la chica con tal brutalidad que las paredes se salpicaron de su sangre.
Esto esta apenas comenzando.
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Mi primer homicidio ©
Mystery / ThrillerTodo mundo tenemos demonios sedientos de sangre.