Capítulo 5 - Jessica Pherson

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— ¡Me tienen contra mi voluntad! —le grite a la estúpida cámara que ya hacía en la esquina de la habitación.

Estúpida camisa de fuerza. Yo no estoy loca. Estúpido jurado, yo no soy la culpable de castrar a ese tipo, estúpida corte que me mando, estúpidos todos que creen que necesito un psicólogo.

— ¡Yo no fui! —golpee duró mi cabeza contra la ventana, tan duro que se agrieto y mi frente también.

Yo no castre al tipo, solo le corte el pene con el cortador de habanos, no es la gran cosa.

Comencé a reírme como desquiciada al recordar sus gritos, ese pobre muchacho que gritaba "Jessica detente", ah que tipo.

Ni siquiera recuerdo su nombre.

— ¡Él era marica! —golpeé una vez más mi cabeza contra la ventana y esta se rompió al igual que mi nariz.

Creó que la cámara no está grabando, o los enfermeros idiotas ya hubiesen llegado a golpearme para dormirme. ¡No quiero dormir, por un coñazo!

De nuevo, siento que algún gas de la risa está apoderándose de mí porque ya estoy de espaldas a la ventana riéndome como... ¿Una chica del manicomio?

¡No pueden dominarme!

La risa seguía invadiéndome.

Que fuente tan hermosa la de ahí abajo, solo estoy a tres pisos de su distancia, puedo alcanzarla.

Seguí golpeando mi rostro contra esta tela, esta tela que debería estar forjada aquí para los locos maniáticos, también deberían tener barras.

— ¡Puedo salir! —grité. ¿Qué hace la de la limpieza ahí afuera? Debe estar adentro- ¡Oye tú —le grite—, imbécil! —Ella parecía un poco horrorizada cuando me vio— ¡Deberías estar usando un destapa caños! —y corrió.

Había roto la tela al fin.

— ¡Son unos idiotas! -grite una vez más- ¡Yo no lo maté, el murió solo! —Empezaron a entrar los enfermeros con un doctor y yo ya estaba en la ventana, hermosa fuente- ¡El murió —les grite—, agonizando por el dolor!

Sentí el viento cruzar mi cuerpo, mi rostro, mi espalda, mi espalda siente frío, mi cabeza siente frío, ¿Sangre?

Estoy... en un charco de... sangré...

Yo no tenía que... morir.

Jessica Pherson, a la edad de veinticinco años, mató a su esposo Aarón cortándole los genitales cuando estaba despierto y amarrado en la cama por creer que le era infiel.

Mi primer homicidio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora