Escape

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Si te gusta la piña colada
Y ser sorprendido por la lluvia
Si no te va el yoga
Si tienes medio cerebro
Si te gusta hacer el amor a medianoche
En las dunas del cabo
Entonces soy el amor que buscas
Escríbeme y escapémonos
-Rupert Holmes.

.oO0Oo.

Okey, hora de confesar.

Le tenía miedo a muchas cosas en la vida como cualquier persona con dos dedos de frente, pero no se comparaba con el terror que sentía por volver a entrar a mi casa después de la pelea que tuve con mi madre.

Mala desición desafiar a Lily Potter.

¿Iba a morir? Iba a morir.

Ahora yo estaba conduciendo. Me sentía mucho mejor después de soltar todo lo que me pesaba. Ginny escribía un mensaje. Tenia el cabello enredado y se le veía cansada. Bueno, eran las 3 de la mañana, podía entender eso.

-Mierda. Ron le ha dicho a mis padres que me quede con Luna, y Luna no esta en su casa porque se esta quedando en casa de Hannah. Genial, tendré que entrar por la ventana o alguna mierda así.

-Puedes... ya sabes, quedarte en mi casa- murmure con ambas manos en el volante, no queriendo sonar muy atrevido. Sentí su mirada, pero no me atreví a devolvérsela. La invitaba con todas las buenas intenciones, ¿de acuerdo?

-Me parece bien- soltó, sonriendo. Mi cara se tornó caliente por el bochorno. Por supuesto, yo nunca le seguiría el paso que acostumbraba Ginny Weasley. Mientras yo caminaba, ella ya se devolvía corriendo.

Me mantuve en silencio. El cansancio ya estaba pasandonos factura. Nos habíamos quedado en el auto, hablando de lo que se nos pasara por la mente durante dos horas y luego acabamos en una cafetería 24 horas comiendo waffles y riéndonos como posesos. Nunca me había sentido tan normal en mi vida.

Y me encantaba la sensación.

Ginny estaba dormitando cuando llegamos a mi casa. Las luces estaban encendidas aún. Abrí el garaje por el control y guarde mi auto. Sacudí el hombro de mi novia -bro, sonaba increíble- y bajamos del vehículo. Abri la puerta que daba entrada a la cocina con Ginny siguiéndome. Mis padres estaban sentados en el comedor, en silencio y con unas tazas de café vacías frente a ellos.

Incluso pude imaginar un escenario donde mi mamá me lanzaba esa taza de Pucca a la cabeza.

Trague saliva dolorosamente cuando ambos alzaron la vista y se fijaron en nosotros. Mi madre tenía la cara hinchada y a mi padre se le veían marcas de preocupación.

-Lamento irme así... yo...- empecé torpemente. Pero mamá habló:

-Durante seis horas, Harrison James. Seis horas.

Me mordí la mejilla y jugué con mis dedos. Me llamo por mi nombre completo y ella nunca lo hacia, la cosa iba en serio.

-Fue mi culpa, Señora Potter- se adelantó a decir Ginny, aunque eso no era cierto, yo no había querido volver a casa cuando ella lo dijo cuatro horas atrás- Yo pensé que...

-Este es un asunto familiar, Ginny. Y con todo respeto, no tienes derecho a opinar.

No pude evitar sentir el enojo abrazarme el estómago y nublarme el sentido común. Papá negó con la cabeza, decepcionado de mamá y de mi.

-No hay problema con que te quedes aquí, siempre y cuando duermas en la habitación de invitados, deberías ir ahora allá que aquí tenemos temas que atender- dijo mamá, borde.

Ginny apretó los labios, sus ojos estaban caídos. Me sentí realmente mal. Había traído a Ginny a una casa donde no era bienvenida por la anfitriona y la había cortejado sin importarme los daños colaterales. Ella me miró, y traté de que mis ojos expresaran las disculpas que quería decir. Ginny solo me sonrió levemente y asintió.

Tú y otros tipos de magia (Hinny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora