⿻⃟་⃟❄️『San Valentin』

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Que hermoso es cuando encuentras a tu alma gemela, podiendo expresarle el amor que sientes y es correspondido. En ese momento en el cual dos miradas se conectan formando un lazo irrompible, pero claro está, esto solo ocurre si el amor es realmente verdadero.

Seamos realistas, el día de los enamorados para una pareja estable es todos los días, pero San Valentín puede llegar a ser especial, ya que no faltan locuras, confesiones de amor, regalos y muestras de afecto. Pero que tal si te dijera, que en ese mismo día nuestra pareja estaba tan cargada de trabajo que ni siquiera habían podido saludarse, y peor aún, que uno de ellos haya olvidado que día en el que se encontraban. 

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Rusia cargaba con una enorme pila de trabajo que superaba su estatura y en la cual debía concentrase para acabarla lo más pronto posible. Estaba despierto desde las 3 de la mañana, por lo que a su lado había una jarra de café a medio acabar, un pan ya duro y su pequeña mascota, un zorro grisáceo.

Las ojeras se hacían presente en su rostro y la fatiga en su estado de humor. Aún así tenía presente el día en el que se hallaban, y debido a que estaba ocupado, no había podido saludar a su pareja, lo cual le frustraba bastante.

Para colmo, también era su aniversario, ya que él se había declarado ese mismo día hace ya unos 3 años. Lágrimas amenazaban por salir de sus ojos, ya que todo aquello le traía impotencia y no poder estar con su dulce amor lo estaba consumiendo internamente. Anelaba acabar con ese trabajo o si bien, echarlo todo por la ventana y viajar al territorio norteamericano para besarlo, tenerlo a su lado... Sentirlo cerca.

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Por otro parte, el norteamericano se encontraba en una situación similar, puesto que al ser potencia debía ocuparse de muchos asuntos gubernamentales, económicos y sociales.

Dado a la fatiga y el constante estrés que sufría en aquel momento, había olvidado por completo su aniversario y el día de San valentín. Aún así, extrañaba al eslavo, su compañía le hacía falta y aunque tenían sus diferencias, el realmente lo amaba.

Mientras trabajaba, desvío su mirada posándola en la ventana de su hogar, percatándose de la presencia de una pareja, caminado tomados de las manos. Ambos disfrutaban de una plácida caminata por fuera de su hogar. Esto le hizo sonreír, para retonar a el papeleo y los documentos que aún mantenía frente a él.

Todo aquello lo volvía loco, odiaba tener a su amado lejos, y más no poder observar su inocente sonrisa lo mantenía en un estado de negación con respecto a su trabajo.

— ¡Estoy exhausto! —

Exclamó el americano mientras observaba el montón de papeles que parecía no tener fin. Sus ojos estaban un tanto cristalizados, y su accionar avistaba que un ataque de ira se haría presente en cualquier momento. De todas formas, logró conseguir calmarse, tomando asiento nuevamente en su respectivo asiento frente a lo que era su trabajo.

— Dejaría de ser potencia, tan solo para pasar más tiempo a tú lado... —

Dijo entre murmullos ahogados el de cincuenta estrellas, el cual seguía firmando papeleo y mucho más de lo mismo, con total desgano.

Las horas pasaban de forma lenta para ambos, viendo como las cantidades de papeles disminuía poco a poco, sin darse cuenta de el tiempo que corría con ellos. Esto terminó por cansar al ruso, el cual regó todos los documentos por el suelo, para así proceder a ponerse de pie y dirigirse hacia su habitación.

— Haré una mera estupidez, pero si es por ti, no me importa las consecuencias que me pueda causar. —

Afirmó el eslavo, mientras tomaba sus pertenecientes y las colocaba en una maleta. Luego cogió su pasaporte, para así salir de su hogar sin antes dejar a su mascota con su hermana Estonia, con la cual mantenía una gran confianza.

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El camino al aeropuerto fue rápido y un vuelo a tierras norteamericanas salía en pocos minutos.

—《 Aunque sea algo totalmente oportuno, es totalmente perfecto. 》—

pensó para sus adentros Rusia, el cual estaba dispuesto a abordar el viaje. Pero no todo puede marchar perfectamente por tanto tiempo, los problemas se presentan tarde o temprano, y para el euroasiático se mostrarían de ese mismo modo.

El vuelo se retrasaría por un par de horas, lo que dejó a un ruso furioso amenazando con destruir todo lo que se hallaba a su paso. Aunque quisiese hacerlo, no era de conveniencia, puesto que le traería mas problemas de los que ya cargaba.

Para calmar su consecuente ira, el chico tomaría asiento en los bancos del aeropuerto mientras se ponía a escuchar música con sus auriculares. Sólo serían dos horas de espera, pero eso le costaría el festejo de su aniversario. Cabe resaltar que eran alrededor de las ocho de la noche en tierras rusas, y el vuelo a Estados Unidos duraba largas horas de viaje, este llegaría tarde y ya no podría saludar a su gran amor en tiempo debido. Pero nada es un obstáculo para el amor, por lo que el ruso tuvo una idea. Este se puso de pie y compró un boleto de vuelo a fronteras de Canadá y Estados Unidos, el cual saldría en algunos minutos; sin pensarlo dos veces, corrió hacía allí, abordó el avión y despegó hacía aquel lugar. Si su plan funcionaba, aún podría llegar a tiempo.

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Las horas pasaron, y Estados Unidos aún no había terminado su papeleo, aunque solo le faltaba poco para concluirlo. Por mera casualidad, este tomó su teléfono y observó la hora, eran ya las 11: 40 pm.

De pronto, como si una luz hubiera vislumbrado su mente, recordó que ese mismo día, el cual estaba por acabar, era nada más y nada menos que el aniversario de noviazgo de él y el ruso. Al recordar esto, quedo en shock. ¿Cómo podía haber olvidado algo tan importante?, Por lo que revisó la hora nuevamente, 11: 55 de la noche, ¿tanto tiempo había perdido pensando? Entró en pánico, su pareja tampoco parecía haberlo recordado. Esto lo lleno de impotencia y rompió a llorar en el suelo de la sala, se sentía un completo imbécil, tal vez no era tan importante, pero para ambos lo era de cierto modo, y que ninguno se halla molestado en saludar al otro le dolía.

11:58 de la noche, los minutos pasaban lentos mientras el de lentes de sol se lamentaba en el suelo de su hogar, repitiéndose a si mismo, el error estúpido que había cometido. Pensaba que tal vez no era para tanto, aunque aún así le hacía sentir mal.

11:59, alguien toca la puerta. El norteamericano se puso de pie débilmente y se encaminó hacía la puerta, para en si abrirla lentamente encontrándose con la persona que tanto amaba. El cual estaba agitado y sudado frente a él, parecía que había estado corriendo una maratón durante horas.

Medianoche, el día ya había Acabado, pero ahora solo se podía apreciar como ambos enamorados se miraban finalmente, sin necesidad de romper el silencio que había entre ambos.

— Siento no haber llegado más temprano, tuve un pequeño inconveniente. No se si aún valga la pena, porque ya ni siquiera es el día de nuestro aniversario, y que te salude ahora sería... —

Las palabras del eslavo fueron cortadas por un beso en los labios de este, uno dulce y amoroso por parte de Estados Unidos de América, el cual derramaba lágrimas de felicidad, mientras rodeaba el cuello de su amado con sutilidad.

— No me importa si el día ha acabado, o si ya ni siquiera es nuestro aniversario. Fuí un idiota por haberlo olvidado pero, quiero que sepas que a pesar de lo nos puede haber llegado a pasar en el pasado, yo te amo Federación de Rusia. Yo el mismísimo Estados Unidos de América, te expresa su amor. —

Ante esto, el de origen ruso tomó su celular y atrasó la hora por treinta minutos, en un acto un tanto extraño para el de rubias cabelleras.

— Aquí aún es nuestro aniversario, ¿no? Y sabes, yo también te amo, si muriera y volviese a nacer, no dudaría en volver a buscarte y enamorarme de ti en todas mis vidas, hasta el final de mi existencia.  —

Y así fue como se unieron en un tierno beso, mientras disfrutaban de su tercer aniversario de noviazgo, de todos modos, ¿ahí aún era San Valentín?, ¿No?

🍂⃢ཹིེ༵ຳᤢ𑜇┆corтoѕ rυѕaмe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora