Siempre hay una primera vez para todo, hasta para las cosas mas simples las hay. Puede ser si bien o un mal e un hermoso recuerdo. Entre todas las primeras veces, están las primeras impresiones. Estás pueden darse entre personas, animales, o entre otras cosas, pero siempre muestra una imagen de lo que eres, o solo una pequeña porción de esto.
Pero, para nuestra pareja también la hubo, y si se debe recalcar algo, es que estos dos se conocen desde que el pequeño ruso tiene memoria. Aún así, es mejor que ustedes puedan experimentar en carne propia, (o si bien leerlo) lo que sucedió la primera vez que se conocieron ambos.
Era un día nublado en tierras americanas. Corría el año 1935 y nuestro querido americano se hallaba sentado en la alcoba, de en aquel entonces, su lujosa casa de verano. Estaba disfrutando de sus vacaciones, ya que había tenido mucho trabajo y realmente necesitaba un pequeño descanso. En ese momento, su tranquilidad fue interrumpida por la insistente llamada del único teléfono que yacía en su hogar; temiendo que fuera algo de suma importancia, el joven americano corrió hacía el teléfono, levantando el tubo de este, esperando una respuesta por parte del remitente.
-Buenas tardes, habla Estados Unidos de América, ¿quién es? Y, ¿qué es lo que necesita?-
Dijo el joven de rubia cabellera, la cual le llegaba hasta abajo de las los hombros.
-Buenas tardes América. Espero no molestarte, pero soy yo, La Unión Soviética. Se que no es un buen momento para llamar, pero necesito que cumplas con el favor que me debes. Quiero que vengas a tierras soviéticas en un par de horas. -
Esto puso de mal humor al de estrellas, ¿quién era él para interrumpir sus vacaciones de verano? Bueno, era entendible, era mejor cumplir aquel favor para así sacárselo de encima.
-Está bien URSS, iré de inmediato, pero ¿qué favor es el que necesitas con tanta urgencia?-
Indagó con serenidad el de ojos celestes, a la ves se colocaba sus lentes de sol nuevamente.
-No puedo hablar ahora, tengo que colgar, te espero pronto. -
Esto dejo estupefacto al de cabellos rubios, no habían respondido su pregunta, pero que mas daba, solo tenía que empacar e irse del país.
El norteamericano no tuvo más que guardar un poco de ropa en su maleta y reservar un vuelo privado, ya saben, ir en clase turista no siempre era lo mejor, más siendo una potencia mundial.
En todo el vuelo, procuró que no fuera algo extraño, porque conociendo a el comunista, no se traía nada bueno entre manos.
Ya habiendo llegado a tierras soviéticas, este se limitó a salir del avión y retirar su equipaje. Tal fue su sorpresa, al ver que el hombre de ushanka lo esperaba con una sonrisa ladina en el rostro.
-Me alegra que hayas llegado, ven, necesito que hagas algo por mi. -
El de lentes de sol rodo los ojos con fastidio, para luego seguir al comunista a un auto; el cual los condujo hacía el palacio donde residía el segundo nombrado. Una vez allí, bajaron escoltados por algunos soldados del ejército rojo, siendo conducidos al interior de la gran casa del que poseía el cabello castaño. Estando adentro, la Unión Soviética condujo al capitalista a un pequeño cuarto. Grande fue su sorpresa, al ver a un pequeño bebé dentro de una cuna jugando con una pequeña hoz y martillo de plástico.
-¿Esto es un mal chiste, verdad URSS...? No puede ser cierto. -
La mirada aterrada del americano estaba puesta en el pequeño niño, el cual extendía los brazos hacia su padre en busca de que este lo cargara. Con una sonrisa en el rostro, el de mayor estatura cargó a el pequeño mientras este se acurrucaba bajo la cabeza del mayor.
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🍂⃢ཹིེ༵ຳᤢ𑜇┆corтoѕ rυѕaмe
Fiksi Penggemar⸺ Estos son recuentos, de algunos sucesos ocurridos entre la pareja eslavo norteamericana. Los cuales, a pesar de los problemas que enfrentan día a día, no abandonan su pertinente deseo de amarse durante lo que resta de su existencia en esta estadia...