Dolor. Aquella sensación que todos hemos experimentado mas de una vez en nuestras vidas. Este puede ser tanto físico, como emocional, pero de igual forma, aquella sensación en nuestros cuerpos, no es más que una mala experiencia que desearíamos jamás haber pasado. Este puede ser causado por diversos motivos, los cuales son una infinidad de posibilidades, que se abren en un abanico para atormentarnos de formas impensadas, y una de ellas, es por errores pasados, del que aún nos arrepentimos por mas perdonados que estos estén.
Si bien, esto puede ser negativo, o positivo, pasar por ese sentimiento, disfrazado de sensación, no es algo que deseemos recodar con una sonrisa en el rostro.
Este mismo, puede dejar heridas incurables, que no cerrarán a menos que estemos dispuesto a ello, o si bien, no podemos hacer nada para salvarnos de ella.
Quiero retractar algo, detrás de toda herida saturada a medias, hay un ardor insoportable, que nos carcome por dentro. Un fuerte sentimiento de querer acabar con eso de una vez, y lágrimas almacenadas en nuestros ojos, que piden salir en respuesta a ese dolor tan agobiante.
Porque como si bien se dice, hasta la mejor persona ha sufrido por errores pasados que se digna a callar por temor, o simplemente les causa dolor saber no tiene remedio.
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A pesar de toda la confianza que nuestra querida pareja tenía, ambos se ocultaban cosas, que no preferían hablar en voz alta. Secretos, que se escondían en lo más profundo de su alma, ocultándose entre los rincones mas oscuros de esta. Sabían que no era lo correcto, pero cuando fuese el momento perfecto, ambos deberían hablar y contarse estos.
Todo marchaba perfecto entre ellos, hasta que aquella desgracia ocurrió.
Fue una noche de invierno, cuando el cielo estrellado amenazaba con traer consigo una fuerte tormenta, cargada de una infinidad de gotas de lluvia que caerían a la tierra empapando todo lo que tuviesen cerca. El de habla inglesa denotó esto, por lo que centró su mirada en una de las ventanas que poseía su habitación, en busca de un medio de entretenimiento. El reloj en la pared, marcaba con impertinencia la llegada de un nuevo día, apuntando con recelo que ya era medianoche y no eran horas para permanecer despierto, pero ¿qué podía hacer? El insomnio lo estaba atacando nuevamente, logrando mantenerlo despierto a una hora indebida, sabiendo que este debía estar durmiendo.
La soledad de aquel cuarto, era acompañada por un silencio abrasador, junto con la oscuridad que penetraba en cada rincón de ese lugar. Esto, creaba un ambiente un tanto lúgubre, pero de todos modos era tranquilo. Aunque este concepto no aplicaba para el americano, ya que sentía una gran presión en su pecho, que advertía su actual estado de preocupación. Este sentimiento, era causado por un mal presentimiento, ya que avistaba que algo malo pasaría pronto, pero no sabía con certeza de que podría tratarse. Decidió no darle importancia, y retornar a su tarea de intentar dormir, cosa que intentó sin tener éxito.
-Maldita sea, de todos los días en los que pude haber tenido insomnio, fue hoy.-
Soltó un bufido con fastidio, esperando que un milagro llegara para ayudarlo a dormir. Pobre USA, no sabía lo que lo que le estaba esperando, él no tenía conocimiento de la desgracia que se avecinaba en su vida, la cual lo dejaría marcado de por vida.
El reloj anunciaba de forma caprichosa las dos de la mañana, cuando aquella llamada llegó a el joven de cincuenta estrellas. Este tomo con desgano su teléfono, el cual se hallaba en la pequeña mesa de luz que se encontraba a un lado de su lecho, decidió restarle importancia y no responder, dejando nuevamente el dispositivo en su lugar. Minutos mas tarde, este volvió a sonar con insistencia, logrando que su portador se pusiera de pie y contestará la llamada sin siquiera revisar de quien se trataba.
-Buenas noches, habla Estados Unidos, ¿quién es y que necesita? Le recuerdo que es de madrugada y no son horas de llamar, a menos que sea de suma importancia.-
El mal humor del muchacho se reflejaba en su tono de voz, el cual denotaba fastidio y cansancio. Del otro lado de aquella llamada, se escuchó una voz quebrada, a punto de romper en llanto.
-No tengo tiempo para formalidades ahora Estados Unidos, pero si te está llamando alguien que no desea verte a la cara, considera que pasó algo grave.-
Los ojos del americano se abrieron como platos, aquella voz femenina pertenecía a una de las hermanas de Rusia, específicamente Estonia. Sintió cómo su corazón se aceleraba de modo abrupto, más sabiendo que ella lo despreciaba y que jamás lo llamaría.
-¿Estonia?, ¿cómo conseguiste mi número telefónico?, ¿cuál es el motivo de tú llamada?-
Un nudo procedió a formarse en su garganta, ya que la joven estoniana se tardaba en responder las preguntas que este le había formulado. Pero cuando al fin respondió a esta, o si bien, a una de ellas, logró hacerlo cundir en pánico.
-¡No tengo tiempo para responder eso, idiota!, ¡Rusia tuvo un accidente y se encuentra grave en un hospital en su nación! Me pidió... Me pidió que te llamara, antes... A-antes de colapsar, me rogó que te dijera esto. -
El tono se voz quebrado de la contraria se hacía presente el la llamada, dejando oír cómo había roto en llanto, derrumbándose del otro lado de la llamada. De todos modos, prosiguió a continuar con esta.
-No se que relación puedas tener con mi hermano, pero quiero que vengas rápido, ¡ahora! Si no quieres que te acribille con un palo de jokey, cumple la voluntad de Rusia, ven aquí. Llámame, si es que decides dejar tu ego de lado y venir, te espero.-
Luego de aquellas palabras, la llamada fue cortada, dejando a el capitalista con lágrimas bajando por sus mejillas. Se frotó los ojos varias veces, y se dijo a si mismo que todo era parte de un sueño, que nada era real. Que equivocado estaba. Para comprobar su teoría, se propinó un fuerte golpe contra la pared, que causó un pequeño corte en si mejilla, del cual escurría un líquido carmesí que bajaba hasta su cuello. Eso le daba un indicio, todo era real.
No tubo tiempo de procesar lo que pasaba, ya que su cuerpo actuaba por si solo, guardando lo necesario en una mochila, buscaba su pasaporte junto con documentos de importancia, tomaba algo de dinero, y se vestía con lo primero que hallase en su armario. Una vez hecho esto, procedió a correr fuera de su hogar, junto con todo lo mencionado anteriormente, sin antes cerrar esta con llave su hogar.
Corrió lo más rápido que sus piernas podían, rogando no echarse a llorar en pleno aeropuerto, cosa que no pudo evitar.
Decidió llamar a la joven de habla estonio, para indicarle que iría hacía Rusia.
-Estonia, se que no deseas escuchar mi voz, pero he recapacitado, ya voy para allá.-
Continuará...
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🍂⃢ཹིེ༵ຳᤢ𑜇┆corтoѕ rυѕaмe
Fiksi Penggemar⸺ Estos son recuentos, de algunos sucesos ocurridos entre la pareja eslavo norteamericana. Los cuales, a pesar de los problemas que enfrentan día a día, no abandonan su pertinente deseo de amarse durante lo que resta de su existencia en esta estadia...