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⿻⃟་⃟❄️『Ocultar no siempre será lo mejor』

No es un secreto que todos ocultamos cosas. En lo más profundo de nuestra alma, hay secretos que deben ser callados, o simplemente son guardados ahí, ya que no desean o no deben salir a la luz, morir en la oscuridad, o ser rebelados algún día. No hay mucho que decir sobre esto, ya que nunca se acaba por conocer a alguien, por más que se lo intente, siempre habrá un algo que callar. Esto aplica, hasta en las mejores familias, relaciones o hasta incluso en las mejores amistades.

Si bien ocultar cosas no es lo mejor, a veces es necesario, ya que no sabes como puede reaccionar el mundo ante esa verdad, si la aceptarán o simplemente te dejarán de lado. Esto ocurre a veces con las relaciones amorosas, aquellas que son prohibidas o no son bien vistas.

Y esto, aunque fuera tal vez poco creíble, pasaba con Rusia y Estados Unidos. Ambos, por decisión propia, habían decido ocultar su relación a todo el mundo; sobre todo a sus familiares, amigos, los demás países, su gobierno, y sobre todo, su pueblo. La causa era simple, sabían que su homosexualidad no iba a ser aceptada de un día a otro, o que el mundo iba a dejar de ser homofóbico y todo sería color de rosa. La realidad es triste, pero cierta. Era mejor mantener el secreto, a sufrir el rechazo. Sabían que estaba mal, que tal vez era mejor afrontar las consecuencias y ser felices a pesar de todo el odio que puedan llegar a recibir por parte de el mundo, pero aún no estaban listos para eso.

Tener que verse siempre en secreto, con la excusa de que de que eran citas de trabajo o si bien, salidas de amigos, les dolía. No podían ir a lugares públicos y tratarse de modo meloso, solo se limitaban a charlar de cosas triviales y aguantar cualquier impulso de besarse o tomarse de las manos. De por si, que ambas potencias se lleven bien ya era mal visto por su gente, causando que reciban todo tipo de críticas estúpidas, hasta incluso burlas crueles que sugerían que ambos solo tenían aquella relación de amistad por conveniencia económica; o que pronto se iba a desatar una guerra, por ese motivo, intentaban solucionarlo con una amistad forzada.

Solo se puede llegar a una conclusión, la sociedad es una mierda, que nunca aceptará a personas que sean distintas o piensen diferente. O si bien, ellos creían eso.

En ese instante se hallaba Rusia, perdido en sus pensamientos; indagando sobre su futuro con su pareja, ya que la simple idea de que su relación sea descubierta y, a causa de ello, dañen a su amada estrella fugaz lo carcomia por dentro. No soportaba la idea de ver o escuchar odio por parte de otros hacía quien el amaba por el simple hecho de mantener una relación con otro hombre. Acaso, ¿tan malo era? No le importaba si él recibía daño, pero mataría a todo aquel que se atreva a lastimar al norteamericano, esas personas, no tendrían la oportunidad de poder observar el cielo una vez más.

Así se mantuvo por largos e interminables minutos mientras terminaba el trabajo, hasta que la melodía de una dulce canción lo sacó de sus pensamientos. Conocía a la perfección el timbre dulce de aquella voz que cantaba por lo bajo, lo que lo hizo sonreír y dejar que esa hermosa melodía lo llevará hasta quien la emitía; y allí estaba el americano, en la cocina de su casa mientras lavaba los platos del almuerzo y cantaba al compás de una canción que él conocía a la perfección. El ruso no pudo evitar acercarse a su pareja y abrazarle por la espalda, mientras acurrucaba su cabeza en el hombro del contrario.

-Adoro oírte cantar, es como si un pequeño canario viniese a mi ventana y me cantara solo para mi.-

Expresó el ruso con dulzura, en lo que repartía caricias en la mejilla de su amado, el cual estaba un tanto sonrojado por aquel comentario y el actuar del menor.

-Puede que, es mi modo de decirte que te amo; por eso, me poso en tu ventana todos los días, para observar tus bellos ojos y convencerme que te mantengo atrapado en mi cantar, intentando averiguar todo lo que siento por ti.-