De verdad voy a morir esta vez

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    Kongpob está enfermo.

    Arthit se preocupó cuando su compañero de cuarto alienígena no se movió cuando su alarma empezó a atacar sus oídos. Kongpob siempre se levantaba antes que él, pues prefería empezar su día temprano, cosa que Arthit no apreciaba. Y cuando Kongpob no se movió con el sonido de su alarma, Arthit sintió un poco de sospecha antes de preocuparse.

—Apaga esa jodida cosa, Arthit —se quejó Kongpob con voz ronca.

    Fue en ese momento en el que Arthit supo que algo andaba mal. En primer lugar, porque Kongpob de alguna forma se había deshecho de su tendencia a usar groserías y, en segundo, porque ya habían establecido una relación de menor-mayor y que Kongpob lo llamara de forma tan casual de nuevo se lo confirmó.

    Cuando se inclinó para revisar la temperatura de Kongpob, Arthit se sobresaltó.

—Estás que ardes.

—No es tiempo de coquetear, Arthit —los ojos de Kongpob seguían cerrados, su frente empezó a sudar y se veía húmedo y pegajoso.

—Estás muy caliente —Arthit ignoró la actitud de Kongpob para revisar su caja con medicinas en su mesa de noche. Aún tiene algo de paracetamol y algunos analgésicos.

    Buscó algunas pastillas para la tos cuando Kongpob tosió, pero no encontró nada. Se hizo la nota mental de comprar unas luego, pero por ahora Arthit tenía que asegurarse de que Kongpob estaba bien antes de irse a trabajar.

—Estoy muriendo, Arthit —se quejó Kongpob, al fin abriendo los ojos para mirarlo.

—No estás muriendo —giró los ojos.

    Arthit aún tenía tiempo para ir a ducharse y vestirse para no llegar tarde, así que dejó a un lado la medicina que le daría a Kongpob antes de salir a la cocina.

—¿Por qué me dejas? —Kongpob se quejó cuando Arthit salió del cuarto.

—Eres un bebé —murmuró.

    Mientras revisaba la despensa, se dio cuenta de que tampoco tenía sopa. Añadió comprar una a su lista de compras imaginaria y, echando un vistazo al reloj, Arthit se preguntó si sería buena idea reportarse enfermo al trabajo para cuidar de Kongpob y...

—¿Qué estoy pensando?

    Así es como Arthit se encuentra cuidando de un enfermo Kongpob en la sala mientras ven anime.

    Ahora, Kongpob está recostado en el sofá, envuelto en mantas y con una toalla húmeda en la frente para bajar la fiebre. Al fondo se reproduce un anime sobre un niño cuya hermana se convirtió en demonio, pero Arthit dejó de prestarle atención cuando la sopa estuvo lista.

    Al final, Arthit llamó a su jefe para informarle que no iría al trabajo debido a una emergencia familiar. Era algo bueno que su jefe sea tolerante respecto a eso y Arthit prometió trabajar en casa cuando pudiera, así que todo está bien.

    Esta es la primera vez que Kongpob se enferma y fue buena idea que Arthit se quedara porque Kongpob es un alienígena y quería asegurarse de que nada malo le pasara. También había llamado al café de gatos para decirles que Kongpob despertó con fiebre y que no podría ir a trabajar. Ellos simplemente le dijeron que cuidara bien a Kongpob y que los gatos ya lo extrañan.

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    Arthit aprendió que un Kongpob enfermo es un Kongpob quejumbroso. También que tiene boca de camionero, lo cual no es bueno cuando están en público ya que se meterán en problemas.

—¿Qué jodidos hay allí? —Kongpob hace una mueca al plato con fideos frente a él.

—Sólo es sopa, Kongpob —gira los ojos por enésima vez en ese día. Arthit ha suspirado muchas veces, invocando toda la paciencia que tiene y recordándose que el asesinato no es una opción y que seguramente lo atraparían.

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