Extraordinario

Si esto fuera béisbol, tú y yo estaríamos ponchados

El día de San Valentín es una celebración sobre el amor.

A Arthit nunca le ha llamado la atención esta fecha. Piensa que es tonta y una exageración, pero eso podría ser porque ha estado soltero la mayor parte de su vida.

Pero ahora que tiene a Kongpob... Arthit consideró hacer un esfuerzo, no sólo porque es día de San Valentín, sino porque es la primera vez que Kongpob lo experimenta y Arthit quería mostrarle todo lo que la fecha tiene para ofrecerle.

Es sólo que no pensó que Kongpob tendría algo en mente.

Nop, Arthit no estaba listo para lo que preparó Kongpob.

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Esa mañana, Arthit se despierta como le es usual: con el colchón improvisado de Kongpob ya guardado y con él no queriendo levantarse de la cama.

Aunque tiene que hacerlo, se permite mortificarse por el tráfico que habrá ese día con innumerables chicos corriendo frenéticos cargando flores y luciendo confundidos y en un dilema sobre si a sus parejas les gustará el regalo.

Arthit ya se lo imaginó todo. Se siente intimidado porque San Valentín cae en viernes durante el cual todos están de humor como para salir de noche y gastar todo su dinero.

El sólo quiere un día pacífico en el que pueda pasar la tarde con su novio, pero parece que eso no sucederá hoy.

Arthit había planeado cenar con Kongpob en un restaurante bajando la calle, algo simple pero romántico; pero hacer una reservación había sido todo un reto ya que la mayoría de los lugares estaban todos llenos o no aceptaban reservaciones, así que...

El rostro sonriente de Kongpob lo saluda cuando se sienta a la mesa con un gruñido.

Kongpob le ofrece su café con dos cucharadas de azúcar y un beso en la frente que tiene a Arthit murmurando mientras inhala el olor de su combustible de ese día.

—¿Tienes planes para hoy, Oon? —Averigua Kongpob.

Arthit alza una ceja hacia su novio. Kongpob tiene una expresión extraña en el rostro que podría interpretarse de forma diferente según la persona que lo vea.

Pero Arthit ha estado con Kongpob desde el principio como para saber que el otro le está ocultando algo.

Y considerando el día que es, Arthit sonríe, negando con la cabeza mientras dice:

—Pensaba cenar fuera, pero todo está lleno.

—Está bien, Oon —responde Kongpob con prisa. —Podemos sólo pasar el día en casa.

Arthit sonríe.

Es bueno que su novio sea muy fácil de complacer o de otro modo a Arthit le dolerá la cabeza por pensar en algo romántico lo cual no se siente muy cómodo de hacer.

—Alice me dio algunos consejos sobre cómo pasar este día —añade Kongpob, casi con orgullo.

Arthit traga su café, estremeciéndose por la acción tan repentina.

—Oh...

En su cabeza eso podría significar problemas, pero Arthit no lo muestra. Alice ha sido la culpable de la mayoría, no, de todas las actividades recientes de Kongpob y Arthit le ha dicho repetidas veces que no corrompa a Kongpob con tales pensamientos, pero piensa que Alice disfruta su pena y vergüenza.

—El otro día compré muchas cosas de la tienda —Kongpob lo saca de sus pensamientos, más que nada hablándose a sí mismo, pero él lo escucha. —Alice me dijo que lo disfrutarás.