Definitivamente esto no es una cita, ¿cierto?

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    Arthit no se ha olvidado del beso.

    ¿Cómo podría, cuando un gesto inocente por parte de Kongpob lo dejó con el corazón en la mano?

    Ya pasó una semana desde que Kongpob confesó su afecto hacia él, y hasta ahora el alienígena no ha hecho ningún movimiento. Eso es tanto una bendición como una maldición para él, ya que lo deja pensando en si lo que pasó ese día fue una casualidad o un impulso.

    Arthit quiere pensar lo contrario.

    Si Kongpob no sabe algo, lo investigará. Si Kongpob está confundido por algo, hará preguntas. Si Kongpob se siente decidido por algo, lo perseguirá.

    Así que, la calma después del beso pone a Arthit a la deriva, en espera de que algo suceda. Lo que sea.

    Pero Kongpob se ha mantenido igual. El alienígena sigue su rutina como si el beso no hubiera pasado, aunque Arthit se dio cuenta de algunas diferencias como en la forma en que Kongpob lo miraba un poco más de tiempo o en cómo sus manos parecían rozarse más que antes.

    Podría ser sólo Arthit quien lo nota, pero supone que la otra parte también lo hace.

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    Están fuera comprando el mandado para la casa. La provisión de comida del Señor Risas ha disminuido, así que Kongpob le pidió acompañarlo fuera.

    Arthit refunfuña por haber sido privado de su precioso sueño adicional, pero para ser honesto le alegra la invitación.

    Aunque debió haberlo pensado dos veces.

    Kongpob no es tan inocente como aparenta ser.

    De camino por algo de comer, Kongpob entrelaza sus dedos con los de él. Arthit se queda quieto, mirando sus manos unidas a la mitad de un concurrido centro comercial antes de alzar una ceja hacia Kongpob.

    El alienígena, siendo el mismo de siempre, sólo ladea la cabeza y le dice:

—¿Pasa algo malo, P'Arthit?

    Hay un par de cosas mal justo ahora, piensa Arthit. Aparta su mano de la de Kongpob y el alienígena lo mira con el ceño fruncido.

—Estamos en público —es lo que dice Arthit, lo cual reflexiona no es lo mejor para decir.

    Eso insinúa que Arthit preferiría tomar la mano de Kongpob en la privacidad de su casa, lo cual, de nuevo, sugiere que está abierto a las muestras de afecto hacia el otro.

    Arthit está confundido.

—Ah —Kongpob sigue frunciendo el ceño—. Creí que así es como actúan las parejas. Ya consulté el Google sobre eso.

    Arthit presiona el puente de su nariz. Así que es por eso que Kongpob ha estado tan tranquilo esos últimos días.

    Ha estado investigando.

—Kongpob —suspira—. No somos pareja.

—Eso fue lo que dijiste —responde el otro—. El Google dijo que hay una etapa de cortejo antes de estar en una relación.

    Luego, Kongpob se inclina sonriendo hacia él, haciendo que Arthit contenga el aliento.

—Te estoy cortejando, P'Arthit.

—...El restaurante de fideos está cerca de aquí —Kongpob murmura para sí mismo, dejando solo a Arthit para calmar su acelerado corazón.

    Se lleva una mano al pecho y murmura:

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