Es un pájaro, es un avión... No, ¿es un alienígena desnudo en mi casa?

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    Arthit despertó a la mitad de la noche cuando sintió que la casa entera estaba temblando.

    Pensando que era un terremoto, su mente somnolienta lo hace tirarse al suelo y cubrirse, pero cuando nada más sucede, con curiosidad ve alrededor de su recámara ligeramente iluminada, con sus ojos entrecerrados posándose en el reloj que marca las 2:25 am.

    Gruñe, poniéndose de pie con la intención de volver a dormir. Arthit tiene que trabajar temprano esta mañana para terminar el proyecto en el que ha estado trabajando durante las últimas dos semanas, pero se pone en estado de alerta cuando oye movimiento desde debajo de su propia casa.

    El primer instinto de Arthit es tomar su teléfono de la mesita de noche con el número de emergencias ya listo para llamar.

    Sale de su recámara andando de puntitas y escaneando su cocina que está justo al lado. Cuando no ve nada fuera de lo normal, camina silenciosamente hacia la sala.

    La casa de Arthit no es grande. Fue algo que heredó de su abuelo cuando este falleció, así que ahora vive allí.

    Pero cuando enciende la luz, Arthit se lleva la sorpresa de su vida.

    Allí de pie a la mitad de la sala hay un hombre desnudo que lo mira fijamente.

—¡¿Quién jodidos eres tú?! —dice Arthit, aferrando el teléfono en su mano.

    El hombre desnudo ladea su cabeza, dubitativo, y dice:

—¿Así es como se saluda en este planeta?

    Arthit llama a la policía inmediatamente.

    Arthit no le saca los ojos de encima al chico, quien no parece hacer nada más que estar de pie frente a él en toda su desnudez. Lo mira con furia, pero este parece no entender la situación en la que está.

    Es sólo cuestión de tiempo antes de que Arthit oiga las sirenas aproximándose a su casa. Mantiene el contacto visual, como si retara al chico a hacer algo peligroso como abalanzarse sobre él o dejarlo inconsciente, pero el chico sigue allí en su sala mientras Arthit camina hacia la puerta.

    Cuando saluda a las expresiones aburridas de los policías en su puerta, Arthit les explica la situación, pero cuando se gira hacia el chico, éste ya no está más allí.

—Alguien entró a la casa —explica Arthit, y apuntando al sitio donde estaba el chico, añade—: ¡Él estaba justo aqui!

    El policía alza una ceja, pasa a la sala y dice:

—¿Falta algo?

—No, no lo creo —murmura Arthit—. ¡Oí algo y lo encontré aquí! ¡Estaba desnudo!

—¿Desnudo? —Pregunta el otro oficial.

    Entonces, los policías le piden permiso para revisar la casa y Arthit acepta.

    Cuando los oficiales vuelven a él, estos le dicen a Arthit que todas las puertas están con seguro y que no parece haber nada robado o fuera de lugar y Arthit lo confirma cuando revisa la casa por sí mismo.

—¿Traía algún arma?

—No —niega con la cabeza—. Estaba desnudo.

    Los policías lo miran con extrañeza y Arthit piensa que tal vez los oficiales piensan que él les está jugando una broma o que está drogado y alucinando.

    Ríe ante el pensamiento.

—Por favor llámenos si sucede algo más —dice el oficial.

    Arthit está a punto de protestar cuando su compañero interviene.

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