SOSPECHA

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Se había vuelto loco, sí, eso era. No podía existir otra explicación. Tenía que terminar esto, tenía que terminarlo ahora que apenas había empezado, no sabía de lo que Yuu era capaz, no sabía de lo que él mismo era capaz. Engañar a Takanori no era parte de sus planes, no quería hacerlo, lo amaba, ¿en qué estaba pensando cuando aceptó el jueguito de Shiroyama?

—¿Estás bien? —la voz de Takanori resonó en sus oídos. El más bajo lo miraba como si se hubiera vuelto loco.

No. Fue su primer pensamiento, pero no podía decirle eso. ¿Cómo podía decirle que era el juguete de Yuu Shiroyama? ¿Cómo empezar a decirle que lo había engañado por un chico de su pasado que había regresado? Y, que además lo estaba volviendo loco, con cada mirada, palabra, caricia o cogida. Ciertamente no era un tema de conversación adecuado.

—Sí —trató de decir con seguridad, cosa en la que falló miserablemente, pues la afirmación había salido más como un quejido lastimero que una palabra. Se giró hacia su pareja parpadeando mucho—. Taka, ¿me amas?

El mas bajo sonrió—. Claro que sí, ¿a qué viene eso? —alzó una ceja.

—¿Podrías asegurar que soy la persona con la que quieres estar toda tu vida? —Tenía esa esperanza ridícula que el más bajo de pronto se diera cuenta que su lugar no era junto a él y decidiera terminar la relación en ese momento, antes de tener que decirle lo que había hecho. Por supuesto, no tuvo éxito.

—Shima, en serio. ¿Estás bien? —Takanori se acercó a él un tanto preocupado, incluso le puso la mano en la frente para comprobar si tenía fiebre.

Aquí estaba, el momento oportuno para decir lo que en realidad pasaba, confesarle a su novio lo que había hecho con su jefe. Prometer no volverlo a hacer e irse para siempre de la vida de Shiroyama. Ahora o nunca Kouyou.

—Olvídalo, creo que tengo demasiadas cosas en la cabeza —se levantó y caminó hacia el baño. Llegará el día en que te hartes de mi y seas tu el que me deje. Contaba con eso o la culpa lo iba a acabar matando, o Shiroyama, lo primero que pasara.

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—Me está engañando —ni fue pregunta, ni una posibilidad, no eran celos. Era una afirmación, lo sabía y no tenía duda alguna.

—¿Cómo sabes?

—Lo conozco mas de lo que esta dispuesto a aceptar, ya no está cómodo conmigo, podría decirse que se aburrió —Takanori se alzó de hombros tratando de ocultar su molestia, su tristeza.

Su acompañante le dio una palmada en la espalda—. Entonces, déjalo —tampoco fue un consejo.

Takanori sonrió de lado—. No, quiero ver que tan lejos llega —la sonrisa se amplió.

Kohara suspiró—. La venganza nunca deja nada bueno y no te va a hacer sentir mejor —advirtió.

Takanori estaba dolido, pero eso no era excusa para seguir lastimándose, lo mejor para él, era dejar a Kouyou y tratar de empezar de nuevo, no ver hasta donde era capaz de engañarse así mismo, no se estaba aferrando a Kouyou, era un hecho que ya lo daba por vencido. Una persona dolida y sin ningún interés podía ser peligrosa...Kouyou lo había hecho así, hasta ese punto había arrastrado a Takanori y Kohara se temía que nada bueno podía salir de aquello.

—Quiero saber con quien me engaña, quiero saber por que, donde y desde cuando. Después —sonrió—, le haré algo peor de lo que él me hizo a mi —los celos y el enojo ciegan a las personas. Y Takanori estaba sacando su peor lado.

DeliriumDonde viven las historias. Descúbrelo ahora