PLANES

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Gimió en el momento que terminó sobre su estómago.

El otro hizo el intento de salir pero lo tomó por el brazo—. Quiero que termines adentro —suspiró. El rubio asintió y dejó que su orgasmo se apoderara de él.

Todo había pasado muy rápido, fueron a cenar y al cine. De alguna forma habían terminado en su departamento, solamente platicando. En realidad, era muy confuso el cómo habían terminado en la cama, pero no le importaba, Kai lo volvía loco, era obvio que quería hacerlo.

—Eso fue... —dijo una vez que salió de él. Estaban recostados en la cama de frente uno al otro—. Wow —necesitó tomar aire para decirlo.

Kai sonrió dándole un beso en la nariz—. Lo sé, me encantó —y no mentía, a pesar de todo, no mentía. Akira era genial en la cama, la reputación que el rubio cargaba no le hacía ni tantita justicia.

Por supuesto que lo había mandado a investigar, quería saber cual era la mejor forma de acercarse a él, quería asegurarse que el rubio cayera rendido ante sus encantos, mandó investigar desde sus pasatiempos hasta las cosas que más le gustaban, las cuales usaba a su beneficio para crearle aun mas interés al abogado.

Entre tantas cosas, escuchó rumores de que Akira Suzuki era un excelente amante y lo había comprobado, pero por muy bueno que fuera el rubio en la cama no podía distraerse del verdadero objetivo.

No tuvo que esperar mucho para que el abogado se durmiera, se levantó con cuidado de la cama esperando no despertar al otro. Con paso veloz, se dirigió al baño en caso de que Akira tuviera el sueño ligero, pero al parecer dormía como una roca. Salió de la habitación apenas haciendo ruido al cerrar la puerta.

El departamento no era muy grande y tampoco se debía ser un experto para adivinar que habitación fungía como estudio, solo esperaba encontrar lo que buscaba en el departamento y no necesitar ir a la compañía de Shiroyama. Algo que de improviso se había vuelto peligroso, considerando que su primo podría estar ahí, se le caería el teatrito y no sería nada bueno.

Caminó a oscuras, abrió la puerta del estudio tanteando el apagador. La Luz se prendió dejando ver un desorden de papeles regados por todo el escritorio, mientras varios libros se encontraban en el piso abiertos en determinadas paginas. Al parecer a Akira le gustaba bastante su profesión y el trabajo que desempeñaba. Lástima que todo terminaría pronto.

Caminó rápidamente tratando de no pisar nada, ni tirar algo a su paso, cualquier ruido podría ser desastroso. Su misión de la noche era obtener la lista de los inversionistas de la empresa de Shiroyama. Muchas de estas personas preferían permanecer en el anonimato pues no faltaba la persona que quisiera robar sus acciones o colgarse de ellas. Pero él debía saber el nombre de cada uno de ellos si quería que el plan funcionara. Rezó porque Akira no tuviera protegidos sus archivos, después de todo su computadora estaba en su casa y era personal. Hubo un alivio cuando la computadora prendió sin solicitar contraseña, sin embargo, se encontró con todos los archivos protegidos; Akira debía ser muy receloso de toda su información.

—Carajo —solo vestía un bóxer, su celular estaba en la habitación y corría el riesgo de despertar a Akira si regresaba. Miró por encima de los papeles, agradeció que la tecnología no hubiera sustituido algunas cosas, tomó el teléfono del estudio y marcó el numero esperando recordarlo apropiadamente.

—Mas vale que sea importante si cree que es divertido hablar a las casas a las tres de la mañana —contestaron con voz adormilada.

—Manabu, soy Yutaka –—dijo cortantemente.

—Oh, ¿qué necesitas? —el tono de voz cambió radicalmente, incluso sonaba más despierto.

—Te mando unos archivos codificados, me urgen para mañana —fue mas una orden que un favor.

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