Capítulo 40.

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-It's taking me over.
I don't wanna play this game no more.
All you gotta do is tell me right now,
You want me right now, come on.
Give me the green light.
We could have all night
If you just say the word.
Tell me it's alright.
Give me the green light.-canté mientras  tocaba la guitarra.

Hoy sería un gran día, hoy era sábdao y hoy le pediría a Callie que fuera mi novia después de mucho tiempo de haberla conocido. 

"Me está sacando
No quiero jugar más este juego
Todo lo que tienes que hacer es decirme ahora
Me quieres ahora, vamos
Dame la luz verde"

Me detuve en el espejo por enésima vez observando mi reflejo. Ajusté mi corbata, y antes de que pregunten. Sí, estoy usando esmoquín.

Tenía la mejor manera de pedirle que sea mi novia-o al menos la mejor que se me pudo ocurrir- la había invitado a cenar a un restaurante elegante.

Tomé el pingüino de peluche que había escogido para ella y caminé hasta su casa, cabe destacar que sólo eran diez o veinte pasos debido a que somos vecinos. 

Suspiré  pasando las manos por mi cabello, con una mano tomé el pingüino y situé esta detrás de mi espalda; toqué el timbre. La puerta se abrió dejándome ver a una Callie con un vestido rojo no tan largo ni tan corto; simplemente, perfecto. Aunque, todo lo que ella usará le quedaba perfecto.

Sonreí.

-Estás muy hermosa-Alagué haciéndola sonrojar.

-Tú también-me contestó rodeando mi cuello.

-¿También soy hermosa?-cuestioné riendo.

-Me refería a hermoso-se corrigió.

-Yo quería ser hermosa-hice puchero.

-Ya, Mike-Callie rió.

Asentí y le ofrecí mi brazo.

-¿Gusta acompañarme a una maravillosa noche, bella dama?-le pregunté haciendo una voz elegante.

Ella entrelanzó nuestros antebrazos. 

-Me encantaría-.

-Pero, antes-me separé quedando frente a Callie. Ella me miraba confundida- Callie hemos sido muy buenos amigos por mucho tiempo y yo, realmente he estado ocultando este sentimiento. No quiero ocultarlo más, desde que te conocí, he estado con este sentimiento. Primero, era atracción, y esa atracción terminó en lo que siento ahora. Me gusta cómo sonríes, me gusta cómo arrugas la nariz, te ves tan tierna cuando haces eso. Me gusta cómo muerdes tu labio tratando de entender todo lo que dicen los profesores, o incluso cuando no te acuerdas de las respuestas. Toda tú me encantas. Y no tengo miedo de decirte que estoy enamorado de tí. Y me preguntaba:-situé la mano en la que tenía al pequeño pingüino el cual en su panza tenía un 'Te amo' escrito en letras rojas- Callie Karadacche ¿Quieres ser mi novia?

Callie asintió, le tendí el pingüino y lo tomó para después abrazarme.

-Dios, Michael no tengo palabras-dijo emocionada-nadie nunca me había dicho algo así-confesó sonrojada- pero, tengo una pregunta

-¿Cuál?-

-¿Por qué un pingüino?-cuestionó mirándolo.

-Dicen que cuando un pingüino encuentra a su pareja permanecen juntos para toda la vida-le respondí sonriendo y ella me abrazó fuerte. Besé su frente.

Caminamos de la mano hacía el restaurante-el cual quedaba un par cuadras después-hablábamos de cualquier cosa, a veces ella simplemente reía o decía algún comentario acerca de las calles o algo que veía que,-aunque nos sacaba completamente del tema- amaba que hiciera. Por que Callie era así, una caja de monerías por así decirlo, nunca sabes lo que puede decir, nunca sabes con qué te vas a encontrar. Ella es totalmente impredecible.

Entramos al restaurante y nos sentamos en nuestra respectiva mesa.

Un mesero se nos acercó.

-¿Qué va a pedir?-dijo sacando un pequeño cuaderno en el que escribía las órdenes.

Callie y yo pensamos mientras veíamos el menú detenidamente.

-¿Desea la recomendación del chef?-sugirió el mesero al ver que no pedíamos algo, ambos asentimos, el mesero escribió algo en su cuaderno-¿Necesitan alguna bebida?

-¿Vino?-sugerí mirando a Callie, ella asintió-Vino-afirmé y el mesero lo anotó en su cuaderno, después desapareció.

-¿Te he dicho que te ves muy hermosa hoy?-le dije mirándola con una sonrisa. Callie se sonrojó.

-Me gusta cuando lo dices-admitió mordiéndose el labio. Oh, cómo amo cuando muerde su labio, simplemente me dan ganas de besarla, aunque tal vez suene algo ¿desesperado? Quizás. Pero, vamos, muchos de ustedes deben de comportarse así  o pensarlo cuando la persona que aman se muerde el labio.

-A mí me gusta hacerte sonrojar -comenté haciendo que sus mejillas se tiñeran de un rojo más intenso, tenía a mi tomatito en frente, aw.

El mesero llegó, nos entregó nuestra comida y una botella de vimo, de la cual se tomó la molestia de abrir-y agradezco eso, porque no tengo  ni la más remota idea de cómo se hace eso- nos dijo 'provecho' y se fué sin más.

-No te acostumbres mucho-comentó tomando sus cubiertos  y comiendo lo que sea que nos hayan traído -Realmente no recuerdo el nombre y no me importa, estoy con la chica que más amo en toda la Tierra, nada está mal ahora.

-Oh, ya lo estoy haciendo - le respondí de vuelta.

(***)

Gran parte de la noche pasó entre risas, bromas, comentarios graciosos, y besos. Realmente es la mejor noche de mi vida, nunca me había sentido así de feliz con nadie, nunca había sentido que  no importara lo que dijera o hiciera, esa persona no me juzgaría mi se burlaría; precisamente era eso lo que sentía con Callie cada vez que estaba con ella, sentía. No sé cómo describirlo, es como tranquilidad, como paz, como… libertad.

No cabe duda de que Callie es lo mejor que me ha pasado en la vida. 

-Me la he pasado muy bien-comentó rodeando mi cuello y mirándome fijamente.

-Yo también-le respondí sonriendo, me incliné un poco para besarla debido a que ella era diez centímetros más baja que yo. Eso la hacía ver tan tierna.

-Nos vemos-dejó de rodear mi cuello para depositar un corto beso en mis labios-descansa, te amo-me dedicó una de esas sonrisas tan suyas.

-Te amo más-besé su frente-descansa, preciosa-sonreí. La observé entrara a su casa, e hice una ola con la mano en señal de despedida.

Estaba sonriendo como estúpido otra vez.

La amaba demasiado, en serio, y no creo lograr a decirle cuánto la amo en serio; ni siquiera si mis labios se desgastaran por tanto decirle te amo lograrían dejarle claro cuanto la amo, y que nunca querría perderla.

You're The Only Reason |Michael Clifford|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora