Capítulo 42.

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-¿Se ve bien?-pregunté hacia mis adentros para después mirarme detenidamente en el espejo donde me encontraba hace más de dos horas arreglando mi peinado lo más descente posible y sólo obtuve un bufido como respuesta.

Hoy era el gran día.

Hoy cenaría con los padres de mi novia y trataba de en serio dar la mejor impresión posible. Callie me había dicho que eran muy estrictos y exigentes así que en serio intentaba mucho poder caerles bien. 

Miré mi reflejo al fin satisfecho de el peinado - que, para mi gusto no era tan lindo pero sería aceptable para sus padres, o eso esperaba - tomé mi chaqueta y bajé las escaleras encontrámdome con mi madre quien me dijo que me veía genial y me deseó suerte, me despedí de ella y después salí por la puerta.

Caminé la  muy escasa distancia que separaba a nuestras casas y toqué la puerta después de soltar un suspiro. Me encontré con una Callie vestida a su manera, llevaba una camiseta de Foo Fighters, jeans negros y unas converse negras. Sonreí rodeándola por la cintura y la atrajé a mí.

-Hola, cielo-le saludé besando su frente. Callie sonrió arrugando su nariz haciendo que pareciese una niña pequeña. 

-Hola, mi cabello de colores- me respondió tan sonriente como siempre y besó mi mejilla-pasa-tiró de mi mano para después adentrarnos en su casa donde sus padres se encontraban justamente en la sala de estar, nos sentamos justo enfrente de ellos y comenzamos una conversación animada, para nada incómoda; supongo que después de todo no era tan malo.

Pasamos al comedor donde nos sentamos-obviamente- y comimos la comida que había cocinado la mamá de Callie.

- Así que Michael ¿cuáles son tus intenciones con mi hija?-cuestionó la, supongo típica pregunta de cualquier padre cuando ve por primera vez al novio de su hija.

-Son totalmente buenas, señor, ella me gusta - le lancé una fugaz mirada y volví a mirar a su padre-y mis intenciones no van más allá de obligarla a hacer algo que no quiera. Le doy a  Callie su lugar y la respeto como la mujer valiosa que es -contesté.

-Muy bien-me contestó asintiendo.

La conversación pasó normal aunque a veces hacían preguntas incómodas sobre por qué antes no veían por ahí, o cosas que me daban nervios.

-¿Has pensado en qué  te gustaría estudiar?-preguntó ahora la madre de Callie.

-Realmente no tengo planeada alguna universidad-admití.

-¿Qué es lo qué más te gusta?-cuestionó de nuevo el padre de Callie.

-Me encanta la música, es mi pasión, de hecho toco la guitarra - contesté de nuevo.

Día siguiente.

-¿Y bien? ¿Qué te dijeron tus padres?-pregunté entrelanzando nuestras manos, estábamos sentados en el sofá de mi casa viendo películas.

-Dicen que no debo seguir más contigo, no te aceptan - contestó Callie bajando la cabeza. Sentí una punzada en el corazón enorme, indescriptible. Tomé su mentón elevando su cabeza y haciendo que me mirara.

-Hey, ¿Por qué? - pregunté mirándola con tristeza. Ella suspiró.

-Quieren que esté con un chico que tenga una mentalidad seria, que no "le gusten mis bandas sin sentido y que sea maduro"- contestó para después dejar que un bufido salga de sus labios.

-No creo que sea definitiva, con el tiempo me aceptarán, ya verás -le animé haciendo un intento fallido de hacerla sonreír.

-Mike - me llamó.

-Dime, preciosa.

- Me obligarán a ir a una universidad de Los Ángeles.

You're The Only Reason |Michael Clifford|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora