El hombre que la sujetaba era muy alto, robusto y extremadamente guapo. Pero, por desgracia, no era Eric. Le sonrió enseñando sus colmillos extendidos, grandes como los de un Doberman, y sus ojos verdes brillaron en la oscuridad como si fueran un par de faros. Sookie lo reconoció después de unos segundos de sobresalto. Era el vampiro extranjero que custodiaba la entrada del bar: Philip, había dicho que se llamaba.
Con razón nadie había entrado en el cuarto de baño durante todo ese tiempo. Aquel vampiro había estado bloqueando la puerta y una cola de mujeres que aguardaban impacientes se arremolinaban a su alrededor.
El vampiro empujó a Sookie con delicadeza lejos del baño, y la arrinconó contra la pared del pasillo. Las chicas que esperaban en fila para entrar en los aseos, miraron la escena de reojo, pero, por lo visto, estaban acostumbradas a ver ese tipo de cosas en el Fangtasia. Ninguna pareció interesarse, o al menos, no les interesó lo suficiente como para intervenir.
Sookie, que se había quedado demasiado sorprendida para reaccionar en un primer momento, empezó a asustarse y se resistió. Por supuesto, no le sirvió de nada. El vampiro Philip la empujaba lejos de la gente, hacia lo desconocido, hacia la oscuridad...
- ¿Qué demonios haces? - le gritó - Haz el favor de soltarme.
En menos de dos segundos, su boca estaba sellada por la mano del vampiro. Él apretó su cuerpo contra ella y le habló suavemente al oído:
- Tranquila dulzura. No te haré ningún daño - le susurró con una voz aterciopelada que la llenó de pavor - ¿Has encontrado lo que viniste a buscar? Me parece que no, porque te he escuchado llorar ahí dentro, así que, supongo que el Jefe está ocupado ésta noche. - El vampiro se incorporó sobre ella, y con un gesto inusitadamente amable, le acarició la cara con tanto cuidado como si tuviera el cutis de porcelana. A pesar de sentirse muy intimidada por la presencia de aquel desconocido, no pudo evitar pensar que sus dedos eran muy suaves.
- Ya ves que no le permití a nadie entrar en el baño, para que tú gozaras de intimidad, dulzura - continuó él - ¿No ha sido muy considerado por mi parte?
Philip se acercó más a ella, buscando que sus ojos se cruzasen. Aunque sus palabras eran educadas, y su acento extranjero tenía cierto efecto relajante, la situación era de lo más aterradora, y podía empeorar rápidamente. Sookie conocía demasiado bien a los vampiros para no reconocer el deseo y la lujuria en el rostro apuesto del hombre. Ella apartó rápidamente la mirada. Aunque sabía que no podía hipnotizarla, no quería que él se diera cuenta, ya que con ello sólo complicaría las cosas.
¿Cómo es posible que me esté pasando ésto? - pensó Sookie desesperada - Primero Eric, y ahora éste maldito cabrón.
Philip era un depredador atractivo, un cazador de la noche que no estaría acostumbrado a las negativas. Sookie podía sentirlo. Podía sentir lo peligroso que llegaría a ser si se enfadaba...Podía sentir las vibraciones de poder que desprendía su cuerpo musculoso mientras la apretaba contra la pared. El vampiro dobló ligeramente las rodillas y metió uno de sus muslos entre las piernas de ella levantándola un poco del suelo. Para disgusto de Sookie, también apretó su masculinidad contra su vientre y después le olisqueó el cuello.
- Uuuummmm. Qué bien hueles -dijo dándole un pequeño beso en la garganta.
Aquello fue demasiado para Sookie. No podía permitir que las cosas llegaran más lejos.
-¿Quiere usted hacer el favor de soltarme señor? - le dijo ella muy dignamente, intentando apartarlo. Fue como empujar una pared de hormigón - ¿O debo llamar a seguridad? - Estaba muerta de miedo, pero, por nada del mundo mostraría su temor delante de aquel vampiro. Tenía demasiada experiencia con ellos cómo para mostrarse vulnerable.
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El verdadero peligro / True Blood
VampirosBien, ésta historia habla del momento, posterior a la Guerra de las Brujas, en que la sangre de Bill desaparece del organismo de Sookie, y ella puede decidir por fin quién es el Vampiro del que está enamorada. Va al Fangtasia a reencontrarse con Eri...