Capitulo 15

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La cólera posterior, y la enorme pelea que mantuvo con Pam, no fue tanto por la desaparición de Compton, como por el hecho de haber sido sorprendido por Sookie. Sospechaba que Pam lo había hecho a propósito para que la inocente muchacha sintiera repulsión y se alejara de él para siempre.

Eric había subestimado los celos de Pam. No volvería a hacerlo, aunque, afortunadamente, sus intrigas no habían servido de mucho.

Ahora, Sookie había superado la última prueba, y era suya definitivamente. Y lo más sorprendente de todo: había obrado dentro de él un pequeño milagro, ya que, después de 1000 años de depravación, aquella pequeña niña había conseguido lo impensable: lo que nadie pudo conseguir nunca: atravesar la barrera invulnerable que protegía a Eric Northman de todo sentimiento, e instalarse, soberana, dentro de su alma.

Eric no recordaba haber deseado jamás nada en la vida, ni amado a nadie cómo deseaba y amaba a Sookie Stackhouse. No estabas seguro de cómo sentirse al respecto aunque, lo que sí tenía claro, era que la chica iba a permanecer a su lado para siempre, por las buenas o por las malas.

Ella también le amaba, Eric podía sentirlo; pero su pequeño amor estaba lleno de dudas y era demasiado frágil para su gusto. Demasiado terca, demasiado independiente...creía tener en sus manos su propio destino. ¡Cuán equivocada estaba!

No había fuerza en el mundo lo suficientemente poderosa para separarla de él, y si, en algún momento ella lo intentaba, se llevaría una sorpesa muy desagradable.

Los colmillos de Eric se extendieron y un gruñido posesivo se elevó en su garganta sólo de pensar que podía llegar un día en el que "Su Sookie" quisiera dejarle, o bien, que algún otro vampiro se cruzara en su camino e intentara arrebatársela. ¡Jamás lo consentiría!¡Jamás!

Sookie tendría que aprender a ser dominada y debería entender que, aunque él la amaba con locura y haría cualquier cosa por ella, también era su Maestro y su Amo, y era el dueño completo de todo su ser.

Ahora ella le pertenecía, y aunque Eric no pensaba hacerle verdadero daño, a no ser que ella no le dejara otro remedio, sí que pensaba adiestrarla para que fuera una amante dócil y disciplinada.

Cuando hubiera conseguido dominarla en la cama, sólo sería cuestión de tiempo hacerle entender que su vida anterior había acabado y que ahora él estaba al cargo de todas las facetas de su existencia.

Se acabó eso de servir copas en un bar de paletos de carretera. Su esposa no iba a pasearse ligera de ropa con una bandeja en la mano, sometiéndose a las miradas lascivas de un montón de pueblerinos y, por supuesto, no iba a trabajar para un puto cambiante.

A partir de ese momento, él satisfacería todas sus necesidades: económicas, personales, y, desde luego, sexuales...

Ella no tendría que volver a trabajar. Eric era muy, muy rico. Mucho más de lo que Sookie sabía en realidad, y si ella, en su terquedad, se empeñaba en buscar un empleo para sentirse estúpidamente independiente, entonces trabajaría para él.

Eric le buscaría un trabajo más apropiado, aunque, ciertamente, no sería en el Fangtasia...de lo contrario, tendría que matar a cualquier Vampiro que la oliera y la deseara, incluída Pam.

Sookie podría encargarse de la gestión de alguna de sus numerosas sucursales, ya que los hilos que él manejaba se extendían cómo una compleja tela de araña a todo tipo de negocios diferentes...algunos más honorables que otros.

Por ejemplo, podría ocuparse de alguna de sus tiendas de ropa, o de un salón de belleza si eso le gustaba más...o podía ponerse a estudiar si le apetecía.

Cualquier cosa que ella quisiera hacer, sería posible, siempre que Eric lo considerase adecuado. Claro que para él lo más adecuado sería que se quedara en casa esperándole y que dedicara todo su tiempo y esfuerzo a servirle y a complacer todos sus deseos...

En todo eso pensaba el Vikingo, mientras cruzaba el Sótano con su preciosa carga.

Dando grandes zancadas, se dirigió hasta el rincón más oscuro y maloliente del Sótano y se detuvo frente a una de las carcomidas paredes. El muro, a simple vista, no tenía nada de particular; había sido construido mucho tiempo atrás con frías losas de piedra grisácea, muy resistente al paso de los años, y aunque en algunos lugares el musgo crecía libremente asomándose entre las estrechas ranuras, en general, se conservaba bastante bien. Sin embargo, si uno alzaba la vista y se esforzaba, podía distinguir con dificultad una pequeña piedra rectangular situada a unos tres metros del suelo, que sobresalía varios centímetros del resto de la pared.

Sería imposible que un humano distinguiera ese detalle en la oscuridad, y hasta un vampiro tendría que levitar para alcanzarla. Eso no era problema para Eric.

Dejó a Sookie suavemente en el suelo y voló unos metros hasta ponerse a la altura de la piedra.

Sookie lo miró fascinada, aunque ella ignoraba por completo las intenciones de Eric, ya que sus ojos no podían distinguir la leve irregularidad. Se abrazó a sí misma con un escalofrío intentando darse calor. No era nada agradable permanecer desnuda en aquel lugar inhóspito, a merced de las corrientes de aire y de la humedad reinante.

Eric se dio prisa. No quería que la chica se resfriase por culpa suya, aunque, ya se encargaría él de hacerla entrar en calor. Agarró la piedra y tiró de ella hacia fuera, sacándola de su sitio sin esfuerzo. Entonces, dejó al descubierto un hueco oscuro y profundo, imposible de distinguir desde el suelo. Había que saber exactamente dónde buscar. Metió la mano dentro hasta tropezar con una pequeña argolla metálica. La cogió entre los dedos, la giró a su izquierda haciendo un semicírculo perfecto, y después empujó hacia dentro hasta escuchar un débil "clic". Un instante después, un trozo de muro se deslizó lentamente, desplazándose a la derecha de Sookie con un ruido sordo y quejumbroso. Ella se sobresaltó y dio un salto hacia atrás, pero Eric ya estaba de nuevo junto a ella. Había vuelto a colocar la piedra en su sitio, y empujó a Sookie suavemente para que entrara por la estrecha abertura que había dejado el muro. El pasadizo era lo suficientemente ancho para que pudiera pasar una persona, aunque fuera alguien tan corpulento como Eric.

Ella se resistió un poco, porque sólo podía distinguir una especie de túnel que se perdía en la oscuridad, y no le apetecía nada aventurarse en ese terreno lúgubre y desconocido.

Eric le dio una palmada en el culo sin contemplaciones, y la obligó a meterse dentro.

- Venga Sookie. No seas pesada- le dijo - Vas a pillar una pulmonía si no te mueves.

Después, él la siguió con impaciencia y, a continuación, se giró para cerrar el mecanismo desde dentro. Accionó una pequeña palanca medio oculta junto a la entrada secreta, y la pared se cerró tras ellos. Fue como si se quedaran atrapados en una tumba.

Sookie creyó que le daría un ataque de pánico cuando la oscuridad claustrofóbica los rodeó y se apretó a Eric todo lo que pudo. Si bien era cierto que ya llevaba varias horas privada de luz (gracias Eric), una vez que los ojos se acostumbraban a la penumbra, al menos se podían vislumbrar algunas formas, incluso en medio del Sótano sombrío.

Por el contrario, éstas tinieblas eran densas y opresivas, cómo un manto negro e impenetrable que le impedía ver nada, Ni siquiera podía distinguir sus propias manos.

- Eric, ¿dónde estamos?- preguntó con voz temblorosa- No puedo ver nada.

- Chisss, tranquila- respondió él- Voy a encender la luz.

Se separó un momento de ella, y Sookie sintió la angustia que le apuñalaba el corazón. ¿Qué pasaría si la dejaba allí sola, en la oscuridad? Por mucho que gritase, nadie la encontraría nunca...

Sólo fue un segundo, porque, de repente, el mundo entero se iluminó con una intensa luz eléctrica. El contraste fue tan fuerte, que Sookie tuvo que cerrar los ojos. Sintió que Eric volvía a tomarla en brazos y que se deslizaban a velocidad vampírica en dirección desconocida. Se arriesgó a echar un vistazo, miró por encima de la espalda de Eric y, aunque no consiguió una visión clara del lugar por culpa de la velocidad que llevaban, le pareció que se movían por un estrecho pasillo con las paredes pintadas de un color verde desvaído. Desconocía el material de que estaba recubierto el suelo, pero se dio cuenta de que Eric no hacía ningún ruido al avanzar. Y eso que el Vampiro pesaba lo suyo y encima estaba cargando con el peso de ella.

Muy apropiado- pensó- Me lleva a su guarida secreta, y no quiere que ningún sonido le delate.

Después se preguntó, cómo demonios saldría de allí si las cosas se ponían feas.


Ok, sé que deben querer matarme por desaparecer de la plataforma pero tengo mi excusa. No tuve vacaciones ya estoy estudiando en un instituto de jornada completa y ya se imaginarán ustedes como llego a mi casa. 

Les dejo este cap y si para la noche ya tiene 5 o más votos publicaré otro, así es... 

El verdadero peligro / True BloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora