- ¿Estás bien?- preguntó Eric finalmente dándole un beso en la sien. Sookie lo miró con sus grandes ojos pardos, y al cabo de un momento, hizo un gesto de afirmación con la cabeza.
- ¿Verdad que no ha sido tan terrible?- volvió a preguntar Eric con suficiencia mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja. Ella se mordió los labios, y cuando él alzó la cabeza, interrogándola con sus fríos ojos azules, la chica bajó la mirada y se sonrojó un poco. Al Vampiro, su vergüenza le parecía inocente y encantadora. ¡Ojalá que siempre conservase ese punto de ingenuidad!
Aunque, claro, después del entrenamiento sexual al que pensaba someterla, aquello sería imposible. Era una auténtica lástima.
- No, no fue tan terrible- dijo Sookie con un hilo de voz.
Eric le acarició el pelo y después besó dulcemente uno de sus hombros. Ella acercó su cara a la de él y pegó su mejilla al rostro del Vampiro. Estaba buscando mimos, así que Eric la apretó entre sus brazos para que se sintiera segura.
- Sólo tienes que deshinibirte un poco Sookie- explicó él hablando muy despacio- Ya sabes que yo no te haré daño de verdad, y tampoco dejaré que nadie te lo haga.
Ella asintió cerrando los ojos y disfrutando de la simple sensación de sentirse protegida por su presencia. Le encantaba que Eric la abrazase y fuera tierno con ella.
Por desgracia, la tranquilidad le duró muy poco.
- A ver, levántate y vuélvete. Quiero ver cómo ha quedado ese dulce culito tuyo.
Con una mueca, y de bastante mala gana, ella se levantó y le obedeció. De sobra sabía que no serviría de nada ponerse a discutir con él. Era tan terco como una mula.
Eric examinó su parte posterior con satisfacción. Las manchas rojas que le cubrían las nalgas, contrastaban con su piel dorada, y las marcas de sus dedos habían quedado perfiladas en el trasero de Sookie.
Eric sintió como su polla daba un tirón, luchando por ser liberada. Sonrió mientras le separaba las nalgas con cuidado. Ella se envaró, pero le dejó hacer.
- Buena chica- murmuró Eric mientras se deleitaba mirando su feminidad rosada, y el pequeño esfínter, que también era de color rosa, aunque de un tono un poco más oscuro. Apenas había hurgado antes en esa entrada, porque no quería asustarla; sólo lo suficiente para comprobar si era virgen allí.
Se dio cuenta enseguida de que el conducto era muy estrecho y apretado, así que Compton no había llegado a sodomizarla. En ese sentido, todavía estaba intacta.
Eso le llenaba de regocijo. Le molestaba profundamente no haber sido él el primer amante de Sookie, pero desvirgar su tierno culo le serviría de compensación.
Le dio una suave palmada, se levanto y la cogió de la mano.
- Vamos- dijo, y tiró de ella.
- ¿A dónde me llevas ahora?- preguntó Sookie con estoicismo, aunque, ésta vez, caminó junto a él sin rechistar. Total, para lo que le valdría la desobediencia...
- Te llevo a mi guarida. La que utilizo para pasar el día. Allí estaremos muchísimo más cómodos- respondió él- Ten cuidado de no tropezar...o, mejor dicho: Ven aquí.
Sin una palabra más, volvió a tomarla en sus brazos y se hundió con ella en la tinieblas. La oscuridad se los tragó.
Al poco tiempo, Eric abrió una puerta y la cruzó. Los ojos de Sookie se habían acostumbrado un poco a la falta de luz así que se dio cuenta de que estaban bajando unas escaleras.
Enseguida reconoció el lugar. El aire enrarecido resultaba inconfundible. Eric la había llevado al sótano.
- ¡Oh no!¡Oh no!¡Oh no!- pensó Sookie.Para Sookie, el Sótano de Fangtasia no era un lugar erótico precisamente. Removía en su memoria un montón de pensamientos desagradables que, sin duda, ella preferiría olvidar: por ejemplo, el día en que encontró a Lafayette herido y torturado como un animal, o bien, aquella vez que sorprendió a Eric jodiendo con una mujer de forma cruda e implacable. Sookie recordó la punzada de celos que había sentido cuando vio a Eric desnudo con aquella chica. Desde luego, no se podía decir que estuvieran haciendo el amor. Más bien daba la sensación de que el Vampiro le estaba dando una paliza, aunque, por el volumen de los gritos, ella parecía disfrutar del maltrato. Ahora Sookie la entendía demasiado bien...pero aquella escena, seguía pareciéndole mórbida y horrible.
La imagen de la joven encadenada, volvió a colarse en su mente con insistencia: Sookie podía verla tan claramente como si la tuviera delante, desnuda, con las piernas abiertas y los brazos sujetos por cadenas de hierro cómo si su cuerpo sólo fuera un saco de carne colgado de un gancho. Sufrió al recordar el desprecio implícito de Eric, que trataba a la mujer como si fuera basura y volvió a ver en su imaginación, una vez más, la sonrisa idiotizada de ella mientras que el Vikingo la penetraba con dureza una vez, y otra, y otra...
Cuando Sookie bajó al Sótano aquella noche buscando a Bill, e ignorando las advertencias previas y no demasiado firmes de la burlona Pam, se había quedado clavada en el suelo, con los ojos muy abiertos, sin poder dejar de mirar cómo se movía el trasero de Eric mientras follaba. Cuando se percató de su presencia, Eric se detuvo, se dio la vuelta con una sonrisa sarcástica, y ella pudo contemplar por primera vez su pene grande y duro, tieso cómo un mástil. Le pareció enorme comparándolo con el miembro de Bill, de tamaño mucho más corriente, aunque, claro, ella tampoco había visto muchos hombres desnudos para hacer comparaciones. Y tratándose de Eric, era muy difícil comparar.
En ese momento, Sookie había intentado no mirarle, porque le daba muchísima vergüenza, pero Eric se le acercó tranquilamente, balanceando su miembro y tan orgulloso de sí mismo como un pavo real. Sookie todavía se sonrojaba al recordarlo.
Después, rememoró la noche en que el Vampiro la encadenó a ella en el Sótano, y la dejó allí sola. ¡Que miedo había pasado!
En aquel momento, creyó que lo odiaba. Eric acababa de darle el beso más apasionado y salvaje que la muchacha había recibido nunca, y después la dejó encerrada en aquel lugar infecto, sin darle ningún tipo de explicación.
¡Oh sí! Lloró y protestó, y se juró a sí misma que jamás, jamás volvería a confiar en Eric Northman, aunque, por aquel entonces, ya no podía negar los sentimientos que su belleza rubia y morbosa le inspiraban. Ahora conocía mejor a Eric y sabía que sólo lo hizo para salvarla de Russell, pero la sensación de miedo e inseguridad seguían allí...flotando en el aire viciado.
El Sótano era tétrico y frío, y además olía mal. La humedad se filtraba a través de las rugosas paredes de piedra, y pequeñas gotitas gélidas se deslizaban por las vigas del techo y caían al suelo formando charcos oscuros. Las telarañas, el moho y la suciedad, invadían los muros a sus anchas y Sookie creyó escuchar los agudos chillidos de las ratas corriendo a esconderse en sus agujeros mientras ellos pasaban, aunque, tal vez esos ruidos fueran producto de su imaginación, alterada por lo sórdido del lugar.
Sookie no entendía cómo Eric había sido capaz de tener relaciones sexuales en aquel sitio asqueroso. Tal vez a los Vampiros no les importara la mugre, pero ¿cómo pudo soportarlo Yvetta? Ella sólo era una humana y se había pasado seis horas atada e indefensa, mientras Eric la jodía sin piedad.
¿Pensará hacer lo mismo conmigo?- pensó con inquietud y desagrado.
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El verdadero peligro / True Blood
VampiroBien, ésta historia habla del momento, posterior a la Guerra de las Brujas, en que la sangre de Bill desaparece del organismo de Sookie, y ella puede decidir por fin quién es el Vampiro del que está enamorada. Va al Fangtasia a reencontrarse con Eri...