Falsas promesas

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"¿Es que a caso quieres matarme de un infarto?"

Fue lo primero que escuché de Amanda en cuanto asomé mi cabeza por la puerta, estaba furiosa y tenía razón. Me había escapado de mi cuidador, y eso, que solo sabía la mitad de la situación, la razón de lo que hice posiblemente la habria llevado a la tumba. Me siento tan culpable.

-¿Por que te portas así?

Cuestiona Nathan desde el otro lado de la habitación. Sabía que quería hacerme esa pregunta desde antes y no sé atrevía.

Entorno los ojos al aire y me elevo de hombros mientras me arrastro por la cama en la que hace un momento estaba  acostada.

-No lo sé.

Conteste para hacer que cambiara el tema.

-¿No lo sabes?

Pregunta el, al mismo tiempo que se acerca dejando su imponente cuerpo frente al mío. Desde donde estoy sentada puedo ver sus pectorales inflamadas y sus abultados brazos cruzados en forma de cruz. Tiene esa cara seria que tanto disfrutaba ver al principio.

-Tenia ganas de dar un paseo.

-¿Y crees que este es un buen momento para hacer eso?

-Por supuesto que si. Contigo es casi imposible.

Elevo mi mano y lo traigo entre mis piernas . Nathan responde poniendo ambas manos en mis mejillas.

-Claudia, déjate cuidar.

-Me dejo cuidar de ti todo lo que quieras.

Halo su ropa y de esa manera provoco que quede frente a mi, este quita sus manos y se queda aun inclinado con sus manos en su espalda.

-Estoy hablando en serio.

-Yo también.

Respondo rápidamente a lo que cierro el espacio entre nosotros y le planto un beso que es cortado por el moreno.

-No podemos seguir jugando a esto Claudia, soy tú guardaespaldas.

-Creía que habíamos pasado esta etapa.

-No, no la hemos pasado y no creo que ocurra tampoco. No es profesional que haga estas cosas contigo.

-¿Lo dices en serio?

Grito bien fuerte.

-Hace unas horas me abrazabas frente a tus compañeros y ahora no sabes si está bien lo que estamos haciendo.

-Si, son momentos, esos en los que me dejo llevar y se me olvida que solo eres una niña que no sabe nada de la vida – llevo mis manos al pecho. Sus palabras son duras, rasgan – entiendo que quieras divertirte, hacer lo que quieras, pero no sabes cuando parar.

-Nathan...

Intento hablar pero este me contiene.

-Deja de mirarme así. Sabes que digo la verdad. No puedes seguir haciendo lo que se te de la gana cuando estás en una situación extremadamente delicada. Parece que no sabes el peligro que corres y joder... que cansa tratar contigo a veces.

-¿Estás cansado de mi?

Retengo mis lágrimas y me levanto de la cama para estar erguida completamente.

-No de ti. De tus actitudes. Tienes que madurar.

-Guao...

Es lo único que logra salir de mi boca, luego de eso quedamos en un silencio sepulcral.

No puedo creer que me haya dicho esas cosas.

-Creo que debería descansar un poco.

-Claudia...

-No quiero seguir hablando contigo. Ahora mismo no puedo ni verte.

Nathan arrastra sus pies a la puerta, mientras doy la espalda a el y dejo caer las lagrimas que había estado reteniendo.

"Todo esto lo hago por mi hermano."

Me digo a mi misma.

"Solo quiero que vuelva a casa".

Unos brazos fuertes me sostienen desde la espalda, intento alejarme sabiendo bien que son de Nathan, pero no puedo. El tiene más fuerza que yo.

-Perdóname. No debi decirte eso. Pero escucho tus respuestas y me da rabia que no entiendas lo mucho que algunos te queremos y no podríamos tolerar que algo malo te ocurriera.

Más lágrimas emergen de mis ojos.

¿Como le digo que se que no está bien lo que hice, pero que soy capaz de hacer lo que sea por mi hermano?

-No quiero que llores.

Continúa diciendo al mismo tiempo que me voltea para quedar frente a él. En estos momentos solo puedo mirar el suelo. Estoy llena de vergüenza, más no de arrepentimiento.

-Di algo.

-No. Sé que tienes razón. Lamento comportarme como niña a veces – Aunque no tenga opción. Pienso, mientras levanto mi mano y la pongo sobre su hermoso pelo marrón – No quiero pelear contigo.

-Yo tampoco – Dice Nathan buscando mi mirada – Pero si no te digo algo voy a explotar. Tienes que entender que no solo pones en riesgo tu vida, también la de nosotros los que te cuidamos y esos son casos menos extremos, en otros entonces estaríamos hablando del trabajo de personas honradas.

-Entiendo lo que dices.

-¿Estás segura?

Nathan aleja su cuerpo del mío y eleva sus manos con su celular en el.

-Estos mensajes me los dejó tu padre cuando no aparecías.

Pasó el dedo de manera rápida mientras capto las amenazas del pacífico Richard. No puedo creer la cantidad de personas que dijo que despediría si me pasaba algo.

-No puede ser... él no es así.

-Todos estamos desesperados en estos momentos. Nadie actúa con normalidad Claudia. Tus padres están haciendo un esfuerzo por mantenerse en pie.

Asiento con la cabeza y camino hacia la ventana de la habitación. Desde ahí podía ver la gran ciudad moverse. Se que lo que hice estuvo mal, pero tiene una justificación y lo volviera a hacer de ser necesario.

-Voy a mantenerme tranquila.

-Lo prometes.

Cruzo mis brazos sobre mi pecho, mientras inhalo profundamente ante la gran mentira que diré a continuación.

-Lo prometo.

Digo, antes de extender mi brazo a modo de llamada para pedirle a Nathan que me abrace sabiendo que no cumpliré y que en el momento que el señor siniestrado me escriba volveré a ir sin importarme nada.

Protegiendo a Claudia (CCA #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora